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Rayo Vallecano I Yuma

Yuma: “El Rayo es único en el mundo por sus valores”

El centrocampista, de 39 años, colgó las botas en El Paso, pero su corazón sigue en el barrio. De niño ya veía por las mañanas al Rayo, del que fue canterano y con el que vivió dos ascensos (2007-08 y 2010-11).

13/09/08 RAYO VALLECANO ALAVES
PARTIDO DE SEGUNDA DIVISION DIAME YUMA ALEGRIA
MACARIO MUÑOZDIARIO AS

Poca gente le conoce por Javier Monsálvez Carazo (Madrid, 1985). Él es ‘Yuma’, nombre que ha heredado su hijo, como su pasión por el fútbol y por el Rayo. Para el centrocampista es sinónimo de familia. Con sus primos, Iván y Antonio Amaya, daba patadas al balón y el destino quiso que los tres pudieran dedicarse a ello profesionalmente. Nadie le ha regalado nada. Regateaba su apellido para que no le acusaran de “enchufado” y aprendió la crudeza de la vida cuando de pequeño tenía que coger solo “el autobús más peligroso de la época para llegar a los entrenamientos, el 130″. De Villaverde al Pueblo de Vallecas, pasando por La Celsa. “Ahí te haces duro de verdad”, confiesa a AS desde El Paso (Texas). Su último destino. Nunca se ha sacado al Rayo de la cabeza ni del corazón. El canterano lo mamó en la grada y lo plasmó en el campo. Lo vivió en Segunda B y Segunda. Incluso en la MLS. Es su mejor embajador. Agradece que la hinchada franjirroja no le olvide y está atento al Centenario a la distancia. El 2024 ha sido un año especial también para él, que colgó las botas y dejó de ser jugador para ser leyenda de un Rayo al que considera hogar. Al que confía en volver. Su casa. Sus raíces.

—¿Cómo es su vida ahora tras colgar las botas?

—El día a día es diferente. Estoy un poco en el limbo, esperando a ver qué puedo hacer. Tenía decidida la retirada. No por la edad. Me operé de la rodilla hace como año y medio y no quedé muy bien. Sentía que ya no tenía esa llama, ese fuego… Además, el 24 es un número muy simbólico para mí porque es el día en que me casé, el dorsal que llevaba, el año del centenario del Rayo…

—¿Se ve ligado al fútbol el día de mañana?

—Es lo que quiero. Aquí tengo un nombre, una trayectoria, y en España se olvidan de uno. Lógico. Me gusta la dirección deportiva, aunque si tuviera que empezar como entrenador lo haría porque me gusta el fútbol.

—Estaba predestinado a ser futbolista. Le viene de familia...

—Siempre he estado con mis primos, Iván y Antonio (Amaya), desde muy pequeños. Gabriel, el mayor de ellos, que ahora es Policía Municipal, jugó de portero en el Rayo. También otro primo, Juan. Ya desde niño lo tenía muy marcado y más cuando Iván se hizo profesional.

—¿Cómo llegó el fútbol a su vida?

—Veía jugar a mis primos y yo lo hacía en la plaza de San Cristóbal de Los Ángeles. Los campos estaban llenos con los mayores y yo me cogía el balón y me iba con mis amigos a echar partidos.

Los primos Antonio y Yuma, con una bandera del Rayo.
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Los primos Antonio y Yuma, con una bandera del Rayo.DANI SANCHEZDIARIO AS

—¿Y el Rayo?

—Un entrenador, que se llamaba David, me vio en el San Cristóbal y me fichó para el Atlético, donde jugué de alevín a infantil. También Paco de Gracia me quiso llevar al Real Madrid. Cuando el Atleti firmó a mi primo Iván, yo había salido y me propusieron hacer la prueba en el Rayo. Acepté porque ya no estaba Iván y Antonio jugaba en el juvenil. No me podían decir que era un enchufado. Además, yo no llevo el primer apellido de mis primos y en los formularios no puse el que tenemos en común, Carazo. Fui con mi madre a las pruebas y las pasé y me decía Juampe: ‘Pero si tú eres Amaya, ¿cómo no lo has dicho?’ (risas). Quería ganármelo yo y entré en cadete. Era de la peña El Chupete e iba a ver los partidos del Rayo el domingo a las 12:00. Siempre me tiró lo que significaba y sus valores. Es único en el mundo. Tengo mucho arraigo con el equipo y con el barrio.

—¿Cómo recuerda su debut con el primer equipo, con Orúe, el 30 de enero de 2005?

—Debuté contra el Fuenlabrada (perdieron 3-2) y al año siguiente me fui cedido allí. Yo entrenaba con el primer equipo desde que estaba Lopetegui en la época de Segunda, la 2003-04. El Rayo era el rival a batir de toda la Segunda B. Conocí a Negredo el primer año de juvenil, que le trajeron de AFE. Era muy bueno, pero no jugaba de delantero sino en banda izquierda. A él le cambian por un partido en el que mete seis o siete goles. Era un poquito vaguete, pero tenía mucha calidad.

—¿Coincidió con Zuhaitz Gurrutxaga, autor de Subcampeón?

Gurru era muy especial. Estábamos jugando, tuve un golpe en un salto y me hice sangre. Marcos y el doctor Beceiro me pusieron algo y, una vez que sentí que no sangraba, lo tiré. Él estaba atrás y me empezó a gritar: ‘¡Qué recojas eso!’. Yo pensé, pero qué dice, si tengo que ir a robar el balón. Y él, cuando pasaba por el papel que había tirado, lo bordeaba. Me enteré de su TOC con el tiempo. Teníamos cena, te veía y te decía: ‘Yuma, lávate las manos, por favor’. No quería que le tocaras. Ya no sabía si era en serio o en broma. Su testimonio le vendrá muy bien a otra gente.

—Hábleme de Pepe Mel.

—Oigo su nombre y se me ponen los pelos de punta. Tengo muchísimo que agradecerle. La juventud, las ganas, el hambre... te impiden ver más allá, pero con él aprendí todo. A jugar y a saber estar. Él siempre me ayudó y me aconsejó muy bien. Fue un pilar en mi carrera.

“La gente que estuvo en Segunda B es la que siente al Rayo de verdad”

AFICIÓN

—¿Ha vuelto a vivir algo similar al ascenso frustrado en Ipurua?

—¡Qué va! Yo creo que todo está escrito. Hicimos buen partido en Vallecas, pero sabíamos que no estaba hecho. Nos faltó Piti, que era fundamental. Intuíamos que sería una encerrona y así fue. El viaje de vuelta fue durísimo. Al año siguiente, el ascenso, fue súper especial. Teníamos a Piti, Pachón, Míchel, Coke, Albiol, Collantes… Había un plantillón y jugadores que sentían lo que era el Rayo.

—¡Cómo eran esos desplazamientos en Segunda B!

—¡Una locura! Ahora hay mucha gente del Rayo, pero la que estuvo en Segunda B es la que lo siente de verdad. Muchos de los que van al estadio le tienen simpatía o son de más equipos. Antes no. Antes eran del Rayo de verdad. ¡Siempre había gente! ¡Hasta contra el Villa de Santa Brígida o el Raqui San Isidro!

—¿Cuándo fueron conscientes de la gravedad de la situación con los Ruiz-Mateos?

—Durante la temporada 2009-10, desde junio o julio, ya no se cobraba o sólo una parte. Los más veteranos nos reuníamos con ellos y nos hablaban de los pagaré. Ya en la 2010-11, nada. Intentábamos que el poco dinero que entraba fuera para los empleados del club. La gente lo pasó mal de verdad. Igual llegábamos a entrenar a las 09:30 y no salíamos hasta una hora después, porque teníamos reuniones todos los días. Supimos llevarlo bien y estuvimos unidos. Nos centramos en la única salida, que era ascender. Si no, el Rayo desaparecía.

—¿Cómo fue su salida del Rayo? Pudo salir antes y se quedó pese a los impagos...

—El verano de 2010 tuve una oferta del Salamanca. Felipe (Miñambres) me aconsejó que me fuera y jugara para renovarme un año más, pero Sandoval me dijo que iba a contar conmigo. Quise seguir porque sabía que íbamos a ascender y quería vivirlo. Fue decisión mía. Al terminar la 2010-11 me tuve que marchar.

Diamé, Yuma y Piti.
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Diamé, Yuma y Piti.MACARIO MUÑOZDIARIO AS

—Después pasó por el Salamanca, el Ontinyent, el Puerta Bonita… Y se le volvió a cruzar la Franja.

—Estaba en el Puerta y Felipe me comentó que querían hacer un proyecto en Estados Unidos. Había decidido parar de jugar y estar con mi hermano Valentín, al que llamaban Charly, pero Felipe me insistía en que me fuese a Oklahoma. Mi hermano me dijo: ‘Vete y sigue jugando, que si no va a ser muy difícil que te puedas reenganchar’. Cuando falleció en octubre tomé la decisión de irme con mi mujer para un año. De 2016 a 2024. No pensaba hacer carrera aquí y mira...

—¿Qué se encuentra al llegar?

—Un equipo con jugadores muy buenos y unas instalaciones nuevas. Había mucho show en los partidos, pero así es el fútbol aquí. Me parecía muy raro ponerme la camiseta del Rayo OKC, pero significaba volver a vestir la franja. Representar al Rayo siempre es un orgullo. Allí todos hacían lo que querían. Ellos pensaban que los españoles no estaban y que podían hacer lo que les diera la gana. Vino Gerard Nus y no ganamos el campeonato de milagro. Nos venció el Cosmos.

—¿Y por qué se quedó?

—Acabó la temporada y pensé en volver a España y firmar en diciembre o enero con algún equipo de Segunda B. Me empezaron a llamar de aquí y elegí Puerto Rico, que es la misma liga y el dueño era Carmelo Anthony. Sabía que no iba a tener problemas y firmé dos años de contrato.

—¿Es muy diferente el fútbol y la hinchada en Estados Unidos?

—Mucho. Donde más afición he visto es aquí en El Paso, porque es fronterizo y hay muchos hispanos. En Estados Unidos está creciendo mucho el fútbol y las canteras. Muchos se están yendo a Europa. La mitad de la selección americana juega allí ya.

“¡Lo tengo claro! Míchel es el mejor jugador de la historia del Rayo”

LEYENDA

—¿Qué ha significado para usted ser del Rayo?

—Todo. Soy del Rayo y mi hijo mayor, Yuma, dice que él también. En cuanto vayamos a España le llevaré a Vallecas, al Fondo, para que cante La Vida Pirata.

—¿Le gustaría volver al Rayo?

—Me encantaría. Mi sueño hubiera sido terminar mi carrera allí. Sabía que era imposible, pero me gustaría ayudar al Rayo con todo lo que he aprendido y lo que sé de fútbol. Eso sería lo más bonito del mundo.

—¿Cómo está viendo el Centenario en la distancia?

—La gente se merece más. Me acuerdo muchísimo de Juampe. Aquí les cuento cómo es el equipo y el barrio. Tenemos talento porque hay mucha mezcla. A veces pienso, qué bonito sería que alguno de estos chicos viajara a Vallecas, viera lo que es, e incluso que pudiera jugar en el Rayo. Hasta mi hijo, que se ha criado aquí. ¿Por qué no? Me volvería loco.

—¿Con quién se identifica de la actual plantilla?

—Trejo refleja lo que es el Rayo, por cómo es, por lo que transmite, por la humildad… Es el espejo en el que todo niño debe mirarse.

—¿Y quién es el mejor jugador de la historia del Rayo?

—¡Lo tengo claro! He visto a muchos de niño y he jugado con otros tantos al lado, pero me quedo con Míchel. Era mi ídolo y eso que están también Felines, Potele, Uceda, Cota, Bolo, Guilherme, De Quintana… De pequeño me encantaba Helder.

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