Yangel Herrera y Joel Roca, lobos voraces

El Girona se proclamó campeón de la 48ª edición del Trofeo Costa Brava. El conjunto de Míchel fue el lobo, con Yangel Herrera y Joel Roca erigidos como los reyes de la manada. El Wolverhampton, equipo de la Premier League inglesa, se vio sorprendido en la segunda mitad por la excelente pegada y ambición de un Girona que ilusiona a su afición. Motivos dio para ello y es que su fútbol fue bueno y sus sensaciones, mejores.

Míchel presentó un equipo titular que bien podría ser el de la primera jornada de Liga. Aunque sí es cierto que podría tener entrada ahí un Thomas Lemar, cedido por el Atlético de Madrid, que, en la segunda mitad (entró en el 65′) disfrutó de sus primeros minutos con la camiseta gerundense. Hay muchas esperanzas puestas en el futbolista francés y logró dejar algunas muestras de su calidad. Si Míchel le ‘recupera’ es de esos jugadores que dan un salto gigante de calidad a un grupo.

El encuentro se inició intenso, con el Wolves intentado presionar, muchas veces con acierto, la salida de balón del Girona. Larsen avisó pronto, como también lo hizo Asprilla. Al colombiano, con libertad de movimientos porque estaba escudado por Solís y Yangel Herrera, se le vio incisivo y con ganas.

Hubo una gran presencia de aficionados del equipo inglés en Montilivi. El equipo de Vítor Pereira, muy físico, dejó por momentos sin la posesión a un Girona que echó de menos algo más de fluidez. Eso sí, en el minuto 14, a Stuani se le anuló (bien) un gol por fuera de juego. El Girona abusó de querer salir con el balón jugado desde atrás y ello le provocó algún susto, pero es lo que quiere Míchel, que su equipo sea aseado desde atrás y vaya ganando terreno siempre con el balón. A partir del minuto 30 fue recogiendo frutos y logró tener mayor presencia en el área rival. Aunque el Wolves demostró tener varios registros y también supo correr bien a la contra.

La acción más peligrosa de la primera mitad fue del Girona y la firmó, el de siempre, Stuani. En el 37′, una jugada de estrategia (servida por Tsygankov) se le quedó limpia al delantero uruguayo para marcar, pero su disparo se topó con la zaga del Wolves. El balón le cayó después a Solís, no encontró un tiro limpio y todo acabó en nada. Aunque gran muestra de que el trabajo de pretemporada está ahí.

En el descanso, Míchel solo apostó por dar descanso a Stuani (apareció Miovski) y jugaron los mismos que en la primera mitad. Se notó seguir en tensión y, en el 51′, llegó el 1-0. Excelente centro de Arnau Martínez y mejor llegada desde segunda línea de un Yangel Herrera que remató a gol. Los siguientes minutos, el Girona creció todavía más, con Joel Roca apareciendo por la banda izquierda y dejó su tremenda huella en el duelo con un golazo de videoteca. La cesión en el Mirandés el curso pasado le sentó de maravilla y está, ahora, en el Girona dispuesto a demostrar que es de Primera.

Tras el 2-0 llegó el carrusel de cambios gerundense y también el de un Wolves que intentó igualar la intensidad y el fútbol de un Girona superior. En el minuto 72, Larsen (ex del Celta) tuvo una oportunidad excelente para meter al Wolves en el partido, pero falló. Su tiró lo despejó bien, y seguro, un Gazzaniga que en la siguiente jugada volvió a lucir. En el córner, Mosquera, de cabeza, intentó superar al meta argentino, que firmó una excelente parada. Demostró por qué tiene el cartel de titular indiscutible. La pausa de hidratación no rebajó las pulsaciones del duelo y Arias firmó el 2-1. Pero a partir de ahí el Girona apenas sufrió para dejar en casa el Trofeo Costa Brava. Fue mejor y ganó. Confianza en vena para un equipo de Míchel que acabará su pretemporada el sábado contra el Nápoles.

¡Tus opiniones importan! Comenta en los artículos y suscríbete gratis a nuestra newsletter y a las alertas informativas en la App o el canal de WhatsApp. ¿Buscas licenciar contenido? Haz clic aquí