Vuelve el transatlántico blanco
Toda la tripulación del Real Madrid tendrá que remar desde el primer partido. El primer billete con destino Budapest pasa por ganar al Olympique de Marsella.

La Champions regresa al Santiago Bernabéu y, con ello, vuelven también los compromisos cada tres días. Xabi Alonso afrontará por primera vez, amén del Mundial de Clubes, esta exigencia desde el banquillo blanco, aunque transmite la sensación de tener la situación bajo control. El técnico tolosarra insiste en que dispone de toda su plantilla preparada para remar en una misma dirección dentro de su proyecto. Y es que, en Europa, el barco del Real Madrid se convierte en un auténtico transatlántico. No en vano, la verdadera evaluación de los entrenadores madridistas comienza cuando arranca la máxima competición continental.
El objetivo prioritario de Xabi es mantener a toda la plantilla al cien por cien, no solo en el plano físico, sino también en el mental. Pretende que cualquier futbolista, ya sea titular o suplente, ofrezca la misma intensidad desde el primer encuentro. Una situación distinta a la vivida la pasada temporada con Carlo Ancelotti, cuando el equipo no alcanzó el nivel competitivo necesario hasta varias semanas después.
La fase de liga del nuevo formato resultó más complicada de lo esperado para los de Chamartín. El inicio fue irregular: dos victorias y tres derrotas en las cinco primeras jornadas (seis puntos de quince posibles). El estreno, con triunfo ante el Stuttgart (3-1), parecía augurar un camino firme. Sin embargo, la derrota en Lille (1-0) encendió las alarmas. Aunque la remontada frente al Borussia Dortmund (5-2) ofreció un atisbo de reacción, las posteriores caídas frente a Milan (1-3) y Liverpool (2-0) dejaron muy comprometidas las opciones de clasificación directa.

El Real Madrid logró ganar los tres partidos restantes, pero no bastó para situarse entre los ocho primeros, lo que le obligó a disputar la repesca. En ella superó al Manchester City, antes de enfrentarse al Atlético de Madrid en la eliminatoria marcada por el célebre penalti con doble toque de Julián Alvarez. Aquella victoria devolvió al club blanco a su rol habitual: el de aspirante natural a la Orejona. Hasta que llegó el Arsenal. Los de Mikel Arteta impusieron su autoridad en cuartos de final, con un contundente 3-0 en la ida y un 1-2 en la vuelta. Adiós al sueño de La Decimosexta.
Hoy, con Xabi Alonso al frente y un inicio liguero inmaculado -cuatro victorias en cuatro jornadas-, el madridismo ha recuperado la ilusión. Han retomado ese sueño. Ya no sería Modric quien levantase la copa, sino Carvajal. El primer billete con destino Budapest pasa por ganar al Olympique de Marsella. Para que ese deseo se convierta en realidad, el técnico de Tolosa deberá lograr su gran objetivo: que toda la tripulación del Real Madrid reme desde el primer día a bordo de su transatlántico europeo.
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