Voro: el octavo pasajero
Cuando Voro fue por primera vez entrenador del Valencia, en el vestuario se escuchaba Pereza y Bizarrap tenía 10 años… Hoy inicia su octava aventura. Hombre de club en mayúsculas.
Lo de Voro González (L’Alcudia, 1963) es un caso único. Lo es en el Valencia y seguramente también en la historia del fútbol. ¡Qué levante la mano el entrenador que lo ha sido de un mismo equipo ocho veces! Eso es lo que hoy comienza a ser Voro, entrenador del Valencia por octava vez. Y siempre sin querer serlo o al menos no buscándolo. Se le puede llamar apagafuegos o simplemente hombre de club. Cuando lo fue por primera vez en el vestuario se escuchaba Pereza y Bizarrap tenía 10 años.
Esta vez Voro ni la veía venir. Otras quizás sí. Pero esta no. Voro estaba preocupado por el transcurrir en la Liga del equipo y desde hace semanas veía más cerca y antes que muchos el abismo de la zona del descenso. Pero también sentía fuerza en Gattuso y química del vestuario con el italiano. De ahí que el lunes por la mañana ni de lejos imaginaba que por la noche se acostaría como nuevo entrenador de Valencia.
Voro lo fue por primera vez tras la destitución de Ronald Koeman en 2008. Después sustituyó a Mauricio Pellegrino, Nuno Espíritu Santo, Pako Ayestaran, Césare Prandelli, Albert Celades y Javi Gracia. Se ha sentado 46 veces en el banquillo del Valencia, una de ellas en Lille en Champions, cuando hizo de puente entre Pellegrino y Valverde. En total 22 victorias, 7 empates y 17 derrotas.
Su etapa más complicada y también la más recordara fue la primera, con el descenso amenazando a falta solo de cinco jornadas. Ganó en cuatro. Su etapa más prolongada fue en la 2016/2017, temporada en la que tuvo que coger por dos veces al equipo. La primera durante tres partidos entre Ayestarán y Prandelli. La segunda, cuando el italiano se marchó en enero dando un portazo. Esa vez dirigió de seguido 22 jornadas. Fue la primera vez que era nombrado entrenador sin el cartel de interino. Al menos hasta hoy, porque Layhoon Chan tampoco le ha puesto ahora fecha de caducidad, aunque Lim no se olvida de Nuno.
Voro conoce cada palmo del vestuario y sabe cada entresijo de lo que allí dentro sucede.
Voro es un polímata del Valencia, porque posee conocimientos que abarcan diferentes disciplinas: canterano, futbolista del primer equipo, entrenador de la escuela, del filial, delegado, entrenador en 2008, 2012, 2015, 2016, 2017, 2020, 2021 y, hasta el lunes por la tarde, Team Manager. Voro conoce cada palmo del vestuario, donde se asoma tras muchos partidos, y sabe cada entresijo de lo que allí dentro sucede.
Los códigos del fútbol los recita de memoria y tiene su propio librillo como entrenador. Pero tiene un Miura delante suyo y quizás su traje de luces esté desfasado, porque no es lo mismo estar que ser. Y ahora le toca de nuevo ser el capitán de un barco que navega a la deriva y con tripulación de talante y edad diferente a la que tenía en anteriores ocasiones: los Albelda, Baraja, Garay, Parejo… aunque se rodeará de los Gayà y Cavani.
“¿Cómo no voy a ayudar al club de mi vida?”
Voro, por una cuestión generacional, ya no tiene tantos amigos como tenía antaño entre los jugadores. Pero mejor, porque como él dice, “un equipo no se gestiona desde la amistad”. Lo que sí tiene es el respeto del núcleo duro que está y sobre todo el de Layhoon Chan. Voro, que no necesita ir a Singapur porque ya estuvo hace años, tiene una estrecha relación profesional con la presidenta, que siempre le escucha y le tiene presente cuando las cosas vienen mal dadas.
Voro, mentor en la élite de Carlos Soler, el entrenador que recuperó para la causa a Angulo, Albelda y Cañizares, está acostumbrado a jugar con fuego cada vez que le reclutan para la causa y, aunque es consciente que alguna vez pueda quemarse, él no sabe decir que no. No puede decir que no. “¿Cómo no voy a ayudar al club de mi vida?”, decía en AS en la cuarta, quinta o quizás la séptima vez que dejó los despachos para bajarse al césped.