Victoria de mínimos ante el Wolfsburgo

Un Espanyol con dos caras logró imponerse al Wolfsburgo en el primer amistoso en Alemania gracias a un gol de penalti de Roberto. Una primera parte muy digna, presionando arriba, ahogando al rival y encadenando ocasiones hasta el gol del delantero. A partir de ahí, se vio a otro equipo. La defensa, antes sólida, empezó a hacer aguas, el centro del campo dejó de tener el control del balón y los delanteros ya no gozaron de oportunidades. Un partido que el Espanyol supo cerrar con una victoria, pero que podría haber sido perfectamente un empate.

Desde el primer minuto se vio a un Espanyol con una actitud proactiva. Presionando alto, con Terrats de mediapunta, agobiando a un Wolfsburgo netamente inferior a los pericos. El partido de los alemanes, sobre todo la primera parte, fue bastante flojo, encarnado en la figura de Vini Souza. El medio, ex-blanquiazul, dejó una colección de malos controles, faltas y balones perdidos difíciles de justificar en un futbolista profesional. Los alemanes estuvieron mal, cierto, pero eso no ha de quitar mérito a la que fue la mejor primera parte del Espanyol en lo que llevamos de pretemporada.

Pere Milla, muy activo, fue quien primero pudo marcar. En un disparo desde la frontal, tras una pérdida tremenda de Vini Souza, que desbarató el portero. En un partido caliente, con más faltas de lo habitual en pretemporada, Miguel Rubio remató a bocajarro un gran centro de Terrats en el 22’. Estaba, por muy poco, en fuera de juego.

La mejor muestra de la actitud del Espanyol, que disputó muchos minutos en campo contrario, fueron los córners. Seis en media hora, también sea dicho sin que fueran capaces de generar peligro con ellos, pero atosigando al Wolfsburgo en su área. Con los minutos se diluyó la presión, en una primera parte donde también destacaron una pareja de centrales poco ortodoxa: Rubio e Hinojo estuvieron impecables.

Mientras que el Wolfsburgo cambió a todo el equipo al descanso, Manolo mantuvo a los once hombres de inicio. Y el equipo se adelantó. Roberto no falló desde los once metros en un penalti que él mismo generó: su disparo, que iba a puerta con el portero vencido, fue desviado con la mano por un defensa. Ahora sí, ya por delante, arrancaron los cambios.

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El partido se le hizo largo al Espanyol, que pudo perfectamente encajar el empate en el 68’ tras un remate, tan franco como terrible, del Wolfsburgo. Puado estuvo vistoso como siempre, también Antoniu, en una segunda parte en la que el Espanyol jugó mucho peor. Ciertas desconexiones, el cansancio acumulado y algunas imprecisiones defensivas pudieron costarle la victoria a los de Manolo.

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