Valverde, pólvora mojada

Si los halcones tienen talón de Aquiles, el de Valverde está siendo el gol. La pieza que falta para redondear una gran temporada. El curso pasado hizo 12 zarpazos (a estas alturas ya sumaba ocho), pero en este, tan sólo suma uno. Algo falla. La puntería. Porque el enredo se reduce a eso, ya que está disparando prácticamente lo mismo (casi dos veces por partido). Pero este año no está entrando la pelotita. Y la afición, malacostumbrada, echa en menos sus balas perfectas.

El año pasado Valverde promedió 1,9 disparos por partido, con una efectividad del 11%. Llegó a firmar doce goles, permitiendo a Ancelotti suspirar, tras asegurar aquello de que “si no marca al menos diez goles, rompo mi carné de entrenador”. A base de cañonazos, lo consiguió. Pero la mirilla se ha empañado. Esta temporada promedia 1,8 disparos por partido, un dato casi calcado al del curso pasado, pero el acierto se ha desplomado hasta el 3%. Lo intenta, intenta e intenta; pero no acierta.

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En total, sólo lleva un gol este curso, lo que facilita la operación matemática: anota cada 2.415 minutos, los que acumula esta temporada y que le erigen como el segundo jugador de la plantilla que más ha participado (sólo Rüdiger ha jugado más, acumulando 2.459′; el alemán, de hecho, suma un gol más que él). Valverde ha jugado en los 31 partidos del Real Madrid esta temporada (27 veces fue titular y, en cuatro, salió desde el banquillo). Siempre juega. Y casi siempre realiza dos tiros. Pero el promedio está muy lejos del pasado, cuando llegó a rugir cada 366′.

Comparativa

Pros y contras de ser pivote

Futbolísticamente la enmienda es sencilla: ha estado jugando mucho como cinco, algo más alejado de la portería de lo que acostumbra. Una posición donde se deshace de felicidad, pero que complica el asunto del gol. “Con mi mujer y familia lo hablo en casa: donde más disfruto es siendo pivote, porque hago de todo. Toda mi vida he jugado ahí, en Uruguay ya lo hacía. Me encantaría estar haciendo los mismos goles que el año pasado, pero uno debe adaptarse y, de momento, me centro en aportar donde diga el mister”. Resumido. Aunque lo cortés no quita lo valiente: la estadística demuestra que, con casi los mismos disparos, no están llegando los goles. Está fallando la puntería. Ahora que vuelven Tchouameni y Camavinga, volverá al ataque. Segundo asalto.