Vallejo no se rinde
El central está “muy feliz y animado” tras sentir el cariño y el apoyo de una afición, la del Bernabéu, que pidió su ingreso al campo. Volvió a jugar con el Madrid 541 días después.
Y 541 días después, Jesús Vallejo. Del 2 de abril de 2023 al 24 de septiembre de 2024. Del Valladolid al Alavés, con el Bernabéu como denominador común. Un coliseo blanco que fue el trampolín para que Suli, como le llaman sus compañeros, saltase al campo este martes. Cuando el zaragozano salió a calentar, con el partido decidido, a priori pues el 3-0 terminó en 3-2 con la mirada en el reloj, comenzó el clamor. Apoyo para un futbolista que escucharía poco después un cántico. “Saca a Vallejo, Carletto saca a Vallejo”. Era el minuto 79. Oído cocina. En el 80′, al campo. Con alegría ocupaba el lugar del Militao. No fue una noche sencilla, pero quiere exprimir su sueño blanco y no se rinde. Para Vallejo fueron minutos de oro.
Hubo sonrisas en el prólogo y el epílogo, pues Jesús se marchó a agradecer a la grada tanto cariño una vez consumada la victoria. No obstante, el nudo se le atragantó. El encuentro venía cuesta abajo y de repente aparecieron repechos. En la foto del gol(azo) de Benavidez no apareció, nada pudo hacer; sí en el segundo babazorro, obra de un Kike García que le ganó la espalda. Anduvo algo inseguro en las acciones, con carencia de contundencia, como en un despeje sobre la bocina que pudo convertir el susto en disgusto. Aunque todo enmarcado en una falta de actividad que es el peor enemigo de un futbolista.
Su contexto no cambia de cara a noches venideras. Militao, Rüdiger, Alaba a su vuelta, Tchouameni e incluso Carvajal (véase el debut de Champions contra el Stuttgart) parten por delante en el orden rotacional de Ancelotti para el centro de la zaga. Vallejo es consciente. Pero ello no le hace reblar. La oportunidad ha sido un chispazo de energía. “Después del Alavés está muy feliz y animado”, confiesa su entorno. Su publicación tras el partido fue más plena que nunca, con una instantánea del duelo y un tablón plagado de mensajes de cariño de sus compañeros. Cuando en verano se reunió con el club pidiendo una última bala y poder apurar su contrato hasta el final (termina el 30 de junio de 2025), anhelaba instantes así. Momentos donde volver a sentirse futbolista del Real Madrid.
Desde la entidad, como informó AS, no hubo dudas tras esa conversación. El futuro de Jesús dependería de Jesús. Si aparecía con una oferta que le sedujese lo suficiente para salir, luz verde. Si por el contrario se mantenía en sus trece, luz verde para quedarse. Así ha sido. Primero se ganó un nuevo dorsal (el 18, tras haber cedido el 5 a Bellingham el verano anterior), después un lugar en el avión de la pretemporada. Internamente están encantados con su día a día: “Es un profesional intachable”. También lo está el protagonista. “Es un privilegio estar aquí y tengo que dar el máximo de mí para seguir aquí. El míster te da una confianza tremenda y espero devolvérsela. Puedo encajar bien”, deslizaba tras el amistoso contra el Milan en el Soldier Field de Chicago. Un impulso oficioso en la Ciudad del viento hasta encontrar el oficial contra el Alavés.
No venía de una temporada sencilla. “Me hubiera gustado tener más disponibilidad esta temporada para ayudar al equipo en sus objetivos. Os deseo mucha fuerza para todo lo que está por venir y muy agradecido por el apoyo que me habéis transmitido en esta difícil temporada”, se despidió del Granada. Apenas pudo disputar tres partidos, 107 minutos, en una experiencia que comenzaba con ilusión y confianza. La que le había transmitido un club, el nazarí, que pedía por tercera vez su préstamo (lo hizo en la 2019-20 y la 2020-21). Salió cruz. Pero de vuelta en el Madrid apostó por sí mismo, por conquistar oportunidades con trabajo diario. Aunque seguirán siendo esquivas durante la temporada, Vallejo ni baja los brazos ni oculta su sonrisa.
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