Aprobados y suspensos del Atlético: victoria de mérito en una plaza complicada
El conjunto rojiblanco consiguió un trabajado triunfo en un partido trabado y acusó el cansancio del derbi; Morata salió expulsado y el Cholo se queda sin nueves.
Oblak: no tuvo trabajo durante la mayor parte del partido, día tranquilo para el esloveno. Sufrió un duro encontronazo con Budimir en un lance en el área pequeña del que salió indemne.
Nahuel: impreciso con el balón en los pies y con falta de contundencia en los cortes defensivos. Lo intentó con continuas galopadas en ataque pero no fue su mejor partido con la camiseta rojiblanca.
Giménez: el gladiador uruguayo estuvo sublime atrás, férreo y con las ideas claras. Desbarató muchos de los remates de la delantera. Tras la lesión comienza a recuperar su mejor versión y se convierte en el eje de la zaga.
Witsel: movía el cuero con criterio y estuvo correcto en la salida de balón. No tuvo excesivo trabajo y aguantó a duras penas con muchos minutos en sus piernas.
Hermoso: inseguro y descolocado al principio. Con el paso de los minutos se asentó y colaboró correctamente en los marcajes individuales. Fue contundente al corte y decisivo en las principales acciones defensivas.
Lino: un día más en la oficina para el brasileño. Muy explosivo desde el principio, buscó continuamente el desborde y se asoció bien entre líneas. En el segundo tiempo, pese al cansancio acumulado, logró sacar fuerzas en uno de los pocos contraataques de los que dispuso el Atlético, para asistir a Riquelme con un centro raso y provocar el segundo tanto que sentenciaba el encuentro.
Koke: ayudó en la salida de balón convirtiéndose en un central más para salvar la alta línea de presión que planteó Osasuna. Falto de ritmo aún, después de un último mes de inactividad.
Llorente: partido intrascendente del madrileño que se ofreció en ocasiones en la salida de balón pero no entró apenas en juego. Salió sustituido, un día más sin pena ni gloria.
Saúl: muy generoso en las ayudas defensivas, se ofrecía como una alternativa tanto en la recuperación como en el despliegue ofensivo. En el segundo tiempo se diluyó.
Griezmann: de más a menos. Indetectable y con mucha movilidad, dirigía el juego de ataque con maestría. Anotó el primer gol, primero recuperando el balón y después con un remate picado de gran calidad técnica, apenas sin ángulo. En la segunda mitad acusó la carga de minutos y el esfuerzo del derbi y terminó exhausto.
Morata: oxigenaba bien al equipo bajando a recibir y percutiendo en las bandas para desplazar a la defensa navarra. Erró un mano a mano lanzando el balón por encima del arco (eso sí, en fuera de juego). Después de varias disputas con Chimy Ávila acabó expulsado a causa de los exacerbados choques con el argentino.
Los revulsivos ayudaron a sentenciar el encuentro
Azpilicueta: dio un respiro a Nahuel. No sufrió en exceso por la banda y tuvo tiempo de subir a rematar en momentos en los que estaba roto el encuentro. Actuación correcta y ovación para el navarro en su vuelta a casa, 13 años después.
Riquelme: entró sustituyendo a un desaparecido Llorente. Se movió con habilidad en la medular. En una contra llegó con gran acierto desde atrás, para sortear al meta rival y anotar el segundo tanto del encuentro. Una acción de muchos quilates.