Una década de promesas incumplidas con Peter Lim
El 17 de mayo de 2014, los 22 patronos de la Fundación VCF votaron a favor de Meriton para que adquiriera el 70% de las acciones.
El 17 de mayo de 2014, los 22 patronos de la Fundación VCF (dueña del Valencia CF) votaron a favor de que Meriton, la empresa del magnate de Singapur, Peter Lim, se hiciera con un paquete de acciones del club del 70% con el compromiso de abonar 92 millones de euros. El 24 de octubre de ese mismo año se completaría el proceso pero desde ese momento Lim ya era el propietario del Valencia de facto. “La mayor transacción del fútbol mundial”, dijo Amadeo Salvo, entonces presidente del club y promotor principal de esa venta a Lim.
El proceso de venta había sido eterno. Primero hubo siete interesados, el primer corte lo pasaron cuatro. Meriton se impuso por delante de los otros tres candidatos. Ese acuerdo, que hoy cumple 10 años, dio el pistoletazo de salida a unas negociaciones de Meriton con Bankia, principal acreedor del club, que también se alargaron en el tiempo hasta que finalmente se llegó a un acuerdo con la entidad bancaria a cambio de unas obligaciones que, a día de hoy, Meriton está cumpliendo.
Puede que sea una de las pocas cosas que Meriton está cumpliendo. El Valencia está sumido en una crisis social en el que todos los partidos (en el minuto 19) se le insta a Peter Lim a que abandone el club. Sin ir más lejos, este domingo está propuesto un vaciado de Mestalla. Será la tercera vez que la afición propone que se juegue un partido oficial con las gradas vacías y la afición fuera del estadio.
Para imponerse por delante de los otros candidatos, Lim se comprometió a cumplir una serie de requisitos (20). Uno de los más importantes era el de acabar el estadio de la Avenida de las Cortes antes de la temporada del Centenario del club, en 2019, algo que incumplió y que, a día de hoy, sigue enrocado, con la posibilidad real de que Valencia se quede fuera del Mundial 2030 que va a organizar España junto a Portugal y Marruecos.
Otras obligaciones incumplidas fueron la de comprar los terrenos del actual Mestalla por 150 millones si no aparecía un comprador o realizar una ampliación de capital con el objetivo de reducir la inmensa deuda que tenía (y tiene) el club, o la implantación de un museo, algo que debería incluir el nuevo estadio.
El proyecto deportivo del Valencia no está mucho mejor. Tras una inversión inicial en fichajes que trasladaron al equipo a jugar varias ediciones de la Champions, poco a poco Meriton fue reduciendo su inversión, algo que, con la pandemia, cayó en picado. Desde entonces, la inversión en refuerzos es casi inexistente y el plan principal es vender jugadores para cuadrar cuentas y reducir los contratos altos de los jugadores. En esas, una buena generación de jóvenes salidos de la Academia VCF y el buen hacer de Baraja han salvado esta temporada al equipo sin agobios, algo que no sucedió el curso pasado. La incógnita ahora es saber si Meriton va a seguir apretándose el cinturón y debilitando una plantilla cogida con alfileres.
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