Un rayo para un final de Liga con truenos
El Espanyol, a hombros del Darderismo, cabalga hacia la salvación. Los gritos de ‘a Segunda’ tras el 1-2 de Melamed se silenciaron con un cada vez más próximo ‘sí, se puede’.
La vida es sueño. Si nos cortan las alas volaremos con los bemoles de Darder. El mediocentro volvió a poner sobre sus hombros a un Espanyol que cree y que va a disputar las tres últimas jornadas de Liga con posibilidad real de salvar la vida. Además, lo hará con unas cartas que deberían ser ganadoras. Luis García ha logrado dar con la tecla sentimental de un grupo que, clarisimamente, debe ir al galope de Melamed y Darder. Los dos fueron los goleadores ante un Rayo que acabó despidiendo al bloque perico al grito de ‘a Segunda’. Esperen, que el futuro no está escrito. Y menos si Darder quiere. Levantó al equipo en Elche, con su gol en el añadido (0-1) y en Vallecas repitió. Su primer gol fue notable y su acción, que acabó el 1-2, excelente. Hasta dos ocasiones intentaron derribarle y no pudieron con él. Sus lágrimas del final del duelo representaron las de más de 200 hinchas pericos que se dejaron ver, y oír, en Vallecas.
Remar con viento a favor. Este Espanyol sí merece apoyo. Hay esperanza y ahora es cuando se debe sacar el orgullo, dar un paso adelante. No era fácil jugar en Vallecas con la losa del derbi en la cabeza y con la estadística de seis derrotas seguidas a domicilio. Pero esto es el Espanyol, que nunca le den por muerto. Este curso, lejos de casa ha sido capaz de ganar en San Mamés, Vallecas y empatar en el Metropolitano. Este miércoles se debe puntuar contra el Atlético y en rojo está el encuentro que se vivirá a dos jornadas del final, en Mestalla. Pero paso a paso. Isi, tras el partido y al encontrarse con Denis Suárez en la zona mixta le despidió con las palabras “enhorabuena” y “mucha suerte”. Hará falta esto y mucho más porque ahora cada tropiezo es un tiro en el corazón.
Unidad. Ver levitar a los jugadores del Espanyol hacia el autocar cuando acabó el partido fue una liberación. Con lo mala que está siendo la temporada, la salvación está a solo un punto. Precisamente de Vallecas se obtuvo ese rayo de esperanza tan necesario tras unas semanas en la que los rivales han dado más vida al Espanyol que el propio Espanyol. Ahora se está en disposición de sentenciar el ‘sorpaso’ y toca remar. Algo parece que ha hecho clic cuando el error de Puado para sentenciar con el 1-3 no pasó factura. Como tampoco la enésima desesperación de Óscar Gil con su penalti. Ya habrá tiempo de reproches, pero que lleguen con la salvación bajo el brazo.
Momentos. En Vallecas se respira fútbol, barrio, orgullo y, ante el Espanyol, también hubo inquina. Muchos focos los centró RdT, pero se comportó de diez. Cumplió con la ley del ex, sí, pero apenas celebró su gol. Se limitó a correr hacia la banda, esperar los abrazos de sus compañeros y después lanzar un beso hacia el palco en el que se encontraban sus familiares. El punta mantuvo la compostura y el respeto. Celebración diferente a la de Melamed. Excitado por la situación, y en un intento de sacar la rabia contenida por la difícil situación que vive el Espanyol, se encaró, primero, con el córner de la grada situada en la calle Payaso Fofó y después con el fondo en el que se encuentran situados los Bukaneros. Pathé Ciss se lo recriminó, pero el perico se desentendió rápido y levantó su dedo índice para dedicarle el 1-2 a los aficionados pericos que no dejaron de gritar el ‘sí, se puede’. Hasta el ex perico Raúl Rodríguez vibró desde la Tribuna Principal. Todos creen. Todos suman. Claro que se puede.