“Me llamó el Atleti y sólo dije: ‘¿A qué hora sale el avión?”
El Atlético llena su auditorio de emociones, personalidades y ex para grabar un programa en directo que cuente los 613 partidos de Simeone.
La orden era que a las 17:45 todos los invitados que llenaban el auditorio en el Metropolitano estuviesen sentados. El Atlético, un club siempre a la altura en los homenajes a sus leyendas, iba a rendir tributo a Simeone en un acto que se parecía a otros tantos (presentado por Vicente Vallés, el Cholo, de riguroso negro, cómo no), pero vuelta de tuerca: el reconocimiento por sus 613 partidos con la rojiblanca, el entrenador que más, era también un programa en directo en España y el mundo (ESPN, FOX, TYC Sports...).
Abrazaban muchos presentes en la platea. La plantilla. El cuerpo técnico. La familia (Carla, las niñas, Giuliano, Natalia). Ex del Doblete como Solozábal y Toni Muñoz. Ex de estos años como Juanfran, Villa, Augusto, Mario y Falcao. Veteranos como Adelardo, Manolo. Prensa. Amigos. La directiva encabezada por Enrique Cerezo y Miguel Ángel Gil. De atrás hacia adelante, la primera pregunta fue por ahí: “¿Cómo empezó todo?”. “Estaba en Argentina, en diciembre, de vacaciones con mi hijo Giuliano, y me llamó un amigo de Madrid: ‘Miguel Ángel (Gil) necesita hablar con vos; te va a llamar en dos horas’. Se hicieron eternas (sonríe)”. Cuando el teléfono al fin sonó el entrenador escuchó: ‘El equipo y el club te necesita’. ‘¿Cuándo sale el avión?’, contesté. Me había preparado y esperado para su llamado mucho tiempo. Sabía que en cualquier momento podía llegar el Atleti. No tengo duda de que ese paso no fue fácil, yo no tenía el recorrido de ahora”. Giuliano, “entonces pequeño”, le miró mientras mojaba una medialuna en la leche: “Si ganás no volvés”. Y ganó, vaya si ganó. Esos ocho títulos que refulgen a su espalda y cuentan de un vistazo por qué este día, los 613 partidos. Cómo devolvió el lustre perdido al Atleti. Enterró para siempre esa palabra que hasta su llegada como entrenador perseguía. Pupas. Ja.
¿Un momento de estos 11 años, 613 partidos? “La final perdida en Milán por penales. Más cerca de ganar no estás, lo más cerca es el título, pero es el camino y ese fue fantástico, con categoría, jerarquía, pero el destino no nos lo quiso dar”, revela el entrenador antes de emocionarse al levantar la cabeza. En la pantalla, sorpresas. Personas que no podían estar en el homenaje, pero tampoco querían faltar. El Capi Gabi, Godín, Miranda y Tiago. Koke, que sí estaba, se sentó a su lado. Tocaba recordar juntos también ese primer momento, cuando todos los anteriores aún estaban, cuando todo empezó.
“Germán (el Mono Burgos) me manda vídeos del Atlético y veo al 19: ‘¿Quién es?’, jugá bien…'. Y era Kokinho…”, dice el Cholo. “Cuando llegó fue un momento muy importante en mi carrera. Me dijo que tuviera paciencia, y hasta hoy”, cuenta el jugador que a su lado ha escrito una historia tan inmensa, los 553 partidos de Adelardo con la rojiblanca, como los 612 de Luis al frente del banquillo. “Quise escribirle una carta antes del homenaje, del día del partido 613. Es el único que podía entenderme claramente. Siempre será eterno”, dice: “Uno no se detiene a pensar qué le está pasando, en el récord que vas acumulando. Me siento afortunado, tengo lo más importante: futbolistas que me hayan podido seguir, que hayan transformado el juego como uno lo siente”. Cuando por la pantalla vuelven a asomar personas que no querían faltar como Filipe, Raúl García, Arda, Adrián y Torres o su hijo Giuanluca y su madre Nilda la emoción se toca en su rostro, casi como cuando sus brazos en molinillo suben la voz a los partidos (“cuando ves a la afición ilusionada, cantando, presentes, empiezan a pasarte cosas diferentes en el cuerpo”).
Los regalos se van acumulando. Una foto del partido 613 que le da Koke. Una réplica en plata del Metropolitano que le entrega Cerezo. Un dibujo de leyenda que recoge de Solozábal y Toni. Una placa dorada de Cerezo y Miguel Ángel, que recordó “los pequeños detalles, las 150 comidas en estos años, la charla de LaLiga de 14″, que le puso el broche con esas palabras en nombre de todos: “Primero, gracias y segundo, enhorabuena”. Eran las 19:03. Y Simeone miraba ya el reloj con ese pensamiento tan Cholo en su cabeza. “El Girona, partido a partido”.
LA COMIDA POR FALCAO, EL ‘MOMENTO’
Mientras Cerezo elegía “la Copa en el Bernabéu” como “el momento” de los 613 partidos y Miguel Ángel, tres encuentros (“en 1994 cuando en Boston llegamos a un acuerdo con el Sevilla, en Argentina antes de que todo empezara y tras Milán, donde el Cholo quería desaparecer”), el entrenador se queda con ese, tras la Europa League de 2012, en el que sintió que “la apuesta del club por crecer era real”. Fue en una comida. Estaban los tres: “En ese momento teníamos a Falcao en un gran momento y con muchas ofertas. El club necesitaba ingresos y nosotros como equipo, que Radamel se quedara. La apuesta del club fue mantenerlo y ese dejarnos crecer. El paso nos permitió levantar la Copa y nos enseñó que podíamos ganar también los torneos nacionales...”.