Tengamos la fiesta en paz
Vinicius se enfrenta esta noche a una grada encendida pese a los llamamientos a la paz. Vuelve Bellingham al once titular del Madrid. Diego López, posible pareja de Hugo Duro en el Valencia.
Es un Valencia-Madrid especialmente inflamable, prefallero, con dos focos principales. El primero se localiza en el Ayuntamiento, desde donde partirá una marcha de la afición del Valencia para pedir la salida de Peter Lim del accionariado del club. Acabará en Mestalla, dos horas antes del encuentro. Allí se sitúa el segundo foco de conflicto, Vinicius, al que le aguarda un recibimiento hostil tras los incidentes del curso pasado que acabaron en un juzgado. Todo en medio del dolor por las víctimas del incendio de Campanar, que serán homenajeadas en el prólogo.
Sucedió en mayo del 23, en un partido en que el Madrid no se jugaba casi nada (tenía la Liga virtualmente perdida) y el Valencia casi todo (le acechaba el descenso). Varios aficionados dedicaron gestos racistas a Vinicius, que amenazó con abandonar el partido. De Burgos Bengoetxea, colegiado del choque, le convenció para que no lo hiciera. Después sería expulsado mientras Mestalla gritaba a coro: “Tonto, tonto”. Antes del partido, en los aledaños del estadio, ya se habían escuchado gritos racistas contra él. El suceso trascendió al fútbol. La sección de delitos de odio de la Fiscalía de Valencia abrió una investigación y puso el caso en manos del Juzgado de Instrucción número 10 de la ciudad. Tres aficionados fueron identificados y expulsados de por vida del club y Competición cerró una grada de Mestalla por cinco partidos. También dejó sin castigo al brasileño por la roja al entender que el VAR no mostró toda la secuencia de su pelea con Hugo Duro. En octubre, Vinicius reafirmó ante el juez que fue insultado dentro y fuera del estadio, aunque no de forma mayoritaria. En diciembre, se archivó la pieza sobre las ofensas a las puertas de Mestalla al resultar imposible identificar a sus autores. Lo que sucedió dentro del recinto aún está en fase de instrucción. El caso adquirió dimensión internacional. Valencia y el Valencia se vieron en el centro del huracán.
Un Madrid reforzado
Han pasado los meses y aún está por ver si la tormenta ha amainado, pese a las llamadas a la concordia de Baraja y Ancelotti (sigue el partido en directo en As.com). En cualquier caso, le espera una tarde difícil a un Vinicius menos decisivo que en las dos temporadas anteriores. Tres lesiones le han restado continuidad y, pese a que ha marcado doce goles y ha dado siete asistencias, no ha mantenido una regularidad en su juego. En cierto modo lo ha compensado la irrupción de Bellingham, que regresa hoy después de dos partidos de ausencia. Sufrió un fuerte esguince ante el Girona y el equipo, que hasta entonces había saldado con seis victorias sus seis ausencias, lo acusó. En Vallecas no pasó del empate y sufrió mucho para ganarle por la mínima al Sevilla. La relevancia del inglés es innegable, 16 tantos, con un porcentaje de acierto brutal: dos de cada cinco remates suyos acaban en gol. “Está al 100%”, dijo Ancelotti, anunció de su titularidad. Los regresos de Carvajal y Camavinga, cumplidas sus sanciones, y de Joselu, recuperado de su lesión, también fortalecen al Madrid.
El Valencia es la virtud nacida de la necesidad. Con la plantilla más joven de Primera (16 menores de 25 años, solo dos más de 30), comenzó la jornada octavo, a cuatro puntos de la Real con un partido menos. También ocupaba esa plaza en la primera vuelta cuando visitó el Bernabéu, una sorpresa para un equipo amenazadísimo de descenso la temporada anterior. De hecho, Rubén Baraja tomó al equipo penúltimo después de 22 jornadas. El Valencia acabó decimocuarto agarrado al efecto Mestalla, donde solo perdió un partido de ocho.
Todos listos en el Valencia
Ese efecto se mantiene. El equipo blanquinegro es el que menos goles ha encajado en casa, solo seis en doce partidos. En Mestalla cayó el Atlético y no pudieron ganar ni Barça ni Athletic. La fiabilidad defensiva de los de Baraja (ha recibido cinco goles menos que el Barça) compensa su debilidad en ataque. Es el equipo de Primera que menos dispara y menos asistencias registra, y su posesión no pasa del 44%.
El Valencia lleva casi dos semanas sin competir tras el aplazamiento de su encuentro ante el Granada y Baraja tiene a toda la plantilla disponible. Thierry, André Almeida y Diego López están recuperados de sus lesiones, pero solo el último, que hace tres semanas fue operado de una fractura del hueso cigomático izquierdo, tiene posibilidades de ser titular. Si es el elegido para acompañar a Hugo Duro, jugará con máscara. Las alternativas son Javi Guerra, que ha perdido protagonismo, y Yaremchuk.
Hugo Duro es el goleador del equipo y el futbolista que más faltas recibe en la Liga, pero el verdadero motor del Valencia es Pepelu, canterano del Levante y único fichaje relevante del equipo de Baraja el pasado verano. El equipo granota le cedió a dos equipos portugueses, el Tondela y el Vitoria de Guimaraes, y eso cambió su carrera: “Ahí hice clic en lo físico, lo táctico y lo mental. Empecé a sentirme profesional”. “Un líder silencioso” fue la definición de Baraja para un jugador de 25 años que se siente veterano en una plantilla tan rejuvenecida y que sirve como ejemplo de dedicación: “Tengo rutinas de alimentación, descanso y sueño que cumplo al milímetro”. Promedia más de once kilómetros y casi siete robos por partido. Fue él quien sugirió al club la compra de bicicletas estáticas que ayudan a la recuperación después de los encuentros. A esa ejemplaridad se ha subido el grupo que hoy pretende ganar a un Madrid que lleva veinte partidos de Liga sin perder y ha sumado 26 de los últimos 30 puntos.
