Tchouameni, el discutido
Ancelotti insiste en el francés pese a que no logra asentarse como mediocentro y hacer olvidar a Casemiro. Su periplo de central se acaba: tras el parón, vuelve Militao.
Carlo Ancelotti es, ante todo, un hombre de club. Tiene su criterio deportivo, sin duda, pero sabe que debe ir acompasado con la estrategia de fichajes del Real Madrid y que, hasta cierto punto, tiene la obligación de sacar el máximo de las grandes inversiones que haga la entidad merengue. Algunas, como la de Bellingham, no suponen ningún quebradero de cabeza, justifican la confianza desde el minuto uno; otras son más difíciles de justificar, y en esa categoría entra Tchouameni, que hoy volverá a tener otra oportunidad en el centro del campo pese a que su rendimiento este curso, con contadas excepciones, no está siendo el de un jugador que costó 80 millones de euros fijos (y otros 20 que podrían llegar por objetivos).
El curso pasado arrancó bien y hasta el Mundial de Qatar dio el nivel, que mantuvo en la cita mundialista, pero luego se cayó y Ancelotti terminó entregándose a Kroos como mediocentro, a falta de una solución mejor. Esta temporada Tchouameni recuperó el puesto y ha jugado con asiduidad (2.102 minutos, el octavo que más), pero sigue sin convencer.
El partido ante el Leipzig fue un buen ejemplo: recuperó siete balones, síntoma de que la anticipación es su gran virtud, pero apenas hizo una entrada, en la que no salió victorioso, y se internó muy poco en campo contrario (apenas 10 pases de los 57 que dio en total). Poca presencia, en definitiva, para aquel que tiene que llenar los zapatos que dejó Casemiro. Este curso ha descubierto para él un rol, el de central, que parece que le encaja, pero pinta que eso toca a su fin: tras el parón, Ancelotti ya avisó de que espera que Militao esté listo para jugar.