Sevilla, rey de los rebeldes
Además del desplante al Barça este viernes, fue el primero en reaccionar al caso Negreira en febrero. En 2011 lideró la batalla por el reparto de las TV.
El duro comunicado del Sevilla contra el Barcelona por las últimas novedades en el caso Negreira y el consecuente desplante en el palco de Montjuïc no son más que la continuación de un papel que ya se da por adoptado en Nervión desde hace bastantes años: el de ‘rey’ de los rebeldes. Liderar las insurgencias de los modestos se ha convertido en un caballo de batalla al que los blanquirrojos se subieron hace ya más de una década, cuando decidieron hacer saltar la banca en el reparto de derechos de televisión.
Horas después de que el club barcelonista fuera oficialmente imputado por cohecho en las actuaciones judiciales, el Sevilla rompía la baraja y hacía constar su indignación negándose a ir a la comida oficial y, después, a sentarse durante el partido junto a Joan Laporta y sus directivos. Pero lo de este viernes no coge por sorpresa: en el Sánchez-Pizjuán fueron los primeros también en pronunciarse sobre el caso Negreira allá por febrero, nada más destaparse los pagos que el Barcelona había realizado al que fuera vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros.
“Pasados unos días desde que saltasen a la opinión pública las informaciones del denominado ‘Caso Negreira’, el Sevilla FC desea mostrar su preocupación e indignación ante los datos que, día a día, se han venido conociendo a través de los medios de comunicación, dejando claro que es absolutamente necesario que se llegue al fondo del asunto para esclarecer lo ocurrido, y, en su caso, depurar las oportunas responsabilidades”, publicaba en sus medios oficiales digitales la entidad de Nervión el pasado 20 de febrero, para que justo después se sumasen en cascada a esta condena la mayoría de los clubes de Primera y Segunda División.
Tirar de la revolución, cual Ché Guevara, ha sido moneda de uso común para un equipo que durante las dos últimas décadas también se sublevó contra su propia mediocridad deportiva y empezó a ganar títulos como churros, con esas siete Europa Leagues coronadas el pasado mes de mayo. 22 finales y un sinfín de clasificaciones para Champions le contemplan desde 2006. Su insurrección en los despachos ha tenido consecuencias muy benévolas para los clubes menos pudientes.
En 2011, después de declararse en ‘rebeldía’ respecto a lo que pagaban las TV y plantear una queja ante el Tribunal de la Copetencia, el entonces presidente José María del Nido Benavente convocaba a 18 equipos de Primera en el Ramón Sánchez-Pizjuán. Quedaron excluidos Real Madrid y Barcelona. 12 clubes acudieron a la cita, entre ellos Atlético, Athletic, Valencia y Betis, los cuatro más potentes en lo televisivo además de los grandes y el Sevilla. “Esto es la Revolución Francesa. Madrid y Barça roban, aunque roban legalmente. Esta batalla la vamos a ganar seguro”, afirmaba Del Nido a la salida de aquella pionera iniciativa.
La batalla fue dura pero incluso el Barça, a través de su entonces presidente Sandro Rosell, llegó a ponerse de parte de los más modestos. La revolución iniciada por el Sevilla triunfó y el dinero ya se distribuye mucho más igualitariamente entre los clubes, aunque no se haya llegado al reparto ultrademocrático de la Premier League. Un acuerdo en el que finalmente se inmiscuyó el propio Gobierno permite que desde la 2016-17, con distancias considerables todavía entre los más grandes y los más pequeños, el dinero de las televisiones riegue mucho más a los que menos tienen.