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ATLÉTICO

Saúl desaparece del Atleti

El canterano pierde el sitio en el once del Cholo: en los últimos seis partidos solamente ha jugado 11 minutos, ante el Elche.

Saúl, en el Betis-Atlético de la 22-23. El canterano desaparece del Atlético.
TONI RODRIGUEZDiarioAS

Mientras un canterano del Atlético, Pablo Barrios, acapara todos los focos, otro, Saúl Ñíguez (28 años), se desvanece: en los últimos seis partidos ha jugado apenas 11 minutos, todos ante el Elche, en el último partido de Liga. Se quedó a cero ante el Mallorca, ante el Arenteiro y ante el Oviedo. No fue convocado ante el Almazán justo antes del parón y tampoco ante el Espanyol por sanción, cumplía ciclo de amarillas.

El que durante años fuera con Koke pilar del Cholo, ese futbolista que lideraba la tabla de minutos jugados en su equipo una temporada tras otra: 4.246′ en la 19-20, el segundo que más tras Oblak, el primer jugador de campo; 3.911′ en la 18-19, el tercero que más, el segundo de campo tras Oblak y Griezmann; 4.751′ en la 17-18, el primero de todos, incluso por delante de Oblak. Mediada casi esta 22-23 son 757′, el 16º en las preferencias de Simeone.

Dos años amargos

Regresó Saúl en verano tras su fallida cesión en el Chelsea. Buscó minutos en la Premier pero nada salió como esperaba, jugó solamente 23 partidos, sin asentarse nunca en el once ni en los planes de Tuchel, su entrenador. Su actitud en el regreso gustó. Se había acabado aquello de que salía porque “no entrenaba en su sitio”, como declaró en una entrevista con Ibai en septiembre de 2021, apenas una hora después de cerrarse su cesión al club inglés. Y comenzó entrando en los planes del Cholo, hombre de costumbres y fiel a los galones. Saúl seguía siendo seguridad para el argentino que le ubicaba, eso sí, en esa posición que había ocupado en los últimos años, el lateral izquierdo, y la que el canterano había tratado de huir. Ese sitio en los entrenamientos y también los partidos que apagaba su zancada, que ahogaba esas carreras al área que lucían cuando jugaba de interior.

Durante años deseo del Barça, autor de goles que solo podían llevar el ‘azo’ detrás, aquella chilena ante el Madrid cuando aún estaba llegando al primer equipo, aquel inolvidable ante el Bayern de Múnich en semifinales de la Champions, su polivalencia y entrega le llevaron a ser capitán del equipo, cuyo escudo lleva tatuado en el brazo, ese canterano del que presumir con orgullo y al que el club blindaba en 2017 con 150 millones de cláusula y hasta 2026.

Pero algo se empezó a torcer en la temporada del confinamiento. La marcha de Filipe, la falta de confianza del entrenador argentino en la manera de defender de Lodi, los viajes de Saúl al lateral izquierdo que cada vez eran más constantes. Seguía siendo un fijo pero su rendimiento no era el mismo. Los golazos quedaban lejos, el propio futbolista reconocería que la presión le había provocado problemas mentales. Ansiedad, dudas, más ansiedad, rozando la depresión.

En su regreso, Saúl no ha llegado a ser un fijo para el Cholo pero sí tenía minutos en casi todos los partidos, más, menos, pero ahí. No ha marcado aún. Y mientras Barrios llena los titulares que hace una década acaparaba él, tras el Mundial, el ilicitano desaparece de los planes del Cholo, del Atleti.