Sarabia no quiere que su nieto piense como Clemente: “Mal compañero y medio golfo...”
El exdelantero del Athletic, criado en Sestao, responde en un libro a su exentrenador en el equipo bilbaíno, con el que tiene una relación tensa desde hace 40 años, y repasa su carrera.
Aunque quiso pasar de puntillas por el capítulo que el nuevo libro de Manolo Sarabia (’Chaval, quieres venir al Athletic’ se titula) dedica a su tensa relación con el que fuera su entrenador en el Athletic, Javier Clemente, (“hoy no toca”, deslizó en su presentación en sociedad en las tripas del estadio de San Mamés), sí que dejó algún retazo del contenido del mismo: “No quería dejar pasar que mi nieto te dijese que dicen que has sido un mal compañero o un medio golfo”, lanzó en un asunto ocurrido hace 40 años y que ahora se desempolva a nivel mediático: “He sido una persona honrada y buen profesional”, subraya
“Ese capítulo me ha revivido situaciones muy desagradables”, comentó Sarabia, como otro apunte más para el que fuera talentoso delantero de San Pedro, Barakaldo, Athletic y Logroñés. “Vendería mi alma al diablo por poder volver a jugar a fútbol”, señala y reconoce que su vocación fue ilimitada: “Nací futbolista”, remata.
Le acompañaron en su puesta de largo en las entrañas de La Catedral sus excompañeros Goiko, Villar, Iribar, al que adora: “Es el mejor portero de la historia del fútbol”, Urkiaga, con el que compartía habitación en las concentraciones, El Txato Núñez, Elgezabal, con quién jugó en Bilbao y Logroño, Lotina, Quique Setién, Herrero el Tato Abadía. Isma Urtubi, el eterno despistado, ahora técnico del Llodio, no apareció: “En su despedida tampoco vino... Recuerdo sus putadillas en la Selección”, señala Sarabia con una sonrisa conociendo al jabalí.
Su hijo Eder Sarabia, por video llamada desde Elche, también se sumó a arropar al exleón. Comentó también que su hermano, de 12 años mayor, pudo firmar por el Athletic, pero el nacer en Torres (Jaén) “se lo impidió”, relata. Años después gestionó la ficha de Manu por el club rojiblanco renunciando a las 6.000 pesetas que le concedía el Sestao Sport. Sarabia se quiso acordar de exentrenadores que sí marcaron su carrera como Gonzalo Beitia, Koldo Aguirre e Iñaki Sáez.