Samu examina a una zaga inédita
El delantero cedido por el Atlético resume al Alavés: muchas ocasiones y poca puntería l Ancelotti, con la versión B de la defensa al completo. Ancelotti anuncia a Kepa y pasa revista al cedido Rafa Marín.
Visto desde la aritmética, el Madrid llega a Vitoria feliz, descolgando a depredadores naturales (Barça y Atlético) y preparándose para un inesperado mano a mano con el Girona, y el Alavés, inquieto, con punto en tres partidos en los que, además, ha sido incapaz de marcar. Para igualar las cosas están las bajas de Ancelotti, el frío de Vitoria (que no será tanto) y el calor de Mendizorroza, donde se espera una temperatura extrema. El Alavés ha sumado 13 de sus dieciséis puntos en casa, lo que da idea de cuánto abriga su público (sigue el partido en directo en AS.com).
El Alavés no es lo que cuenta la tabla (empezó la jornada decimosexto, tres puntos por encima del descenso), sino lo que dice su falta de puntería. Es el octavo equipo que más tira (por encima de Betis, Atlético o Real Sociedad) y el tercero al que menos le tiran (en esto supera al Madrid), pero la falta de acierto le mata. Solo un 8% de sus disparos acaban en gol, el registro más pobre de toda la Primera División. Nadie se libra de esa falta de tino. Ni siquiera Samu Omorodion, su máximo anotador, con cuatro goles, que lidera el ranking de jugadores que más ocasiones claras han fallado: 10.
Omorodion y Rafa Marín
Lo de Omorodion ha sido una explosión incontrolada. Nacido en Melilla de padres nigerianos y criado en Sevilla, jugó hasta los 17 años en la Asociación Deportiva Nervión. Su imponente físico (1,93) era su aliado y su enemigo: le daba superioridad frente a sus marcadores y le hacía sospechoso para los ojeadores, que a menudo ven en lo físico un lastre para lo técnico. No le sucedió al Granada, que lo incorporó primero a su juvenil y luego a su filial, donde marcó 18 goles para ayudar al equipo a ascender a Primera RFEF. Para entonces España ya le había echado el lazo y le convocó para la Eurocopa Sub-19. Y le bastó un solo partido en Primera, en su estreno en el Metropolitano, para que el Atlético pagara los seis millones de su cláusula. En Granada pareció poco dinero. El jugador explicó que su representante “avisó al club de que había ofertas” para que le mejoraran el salario y fortalecieran el blindaje. No sucedió y cambió de aires.
El Atlético, sin sitio en su plantilla, le cedió al Alavés, como a Giuliano Simeone, la otra gran baza en ataque, que en un amistoso de pretemporada frente al Burgos sufrió una grave lesión de tobillo. Así que sobre Omorodion ha recaído toda la responsabilidad ofensiva del equipo. El Madrid tendrá que afrontar el problema con el portero y la defensa B al completo. Nunca han coincidido en un once Kepa, al que Ancelotti anunció ayer como titular, Lucas Vázquez, Rüdiger, Nacho y Fran García. Con ellos tendrá que acabar 2023.
La precaria situación en la posición de central coincide con el reencuentro con Rafa Marín, el jugador del Castilla que más cerca parecía del primer equipo y al que el club, antes de la lesión de Militao, cedió al Alavés. Ahora la cosa ya no tiene vuelta atrás y el Madrid tendrá que sondear otras opciones o llegar a un acuerdo económico con los vitorianos para una eventual repesca. El club remolonea sobre traer un central en el mercado invernal, pero Ancelotti sugirió ante los periodistas ayer que un refuerzo ahí le haría dormir más tranquilo.
Arriba tampoco anda muy sobrado el equipo. Lo previsible es que repitan Modric, Kroos, Valverde, Bellingham, Brahim y Rodrygo. Joselu, que se reencontrará con su ex, no se entrenó ayer por un resfriado, aunque entró en la lista y será una opción en caso de emergencia. Sin embargo, ahora también tiene por delante a Brahim. El malagueño ha marcado tres goles y ha dado dos asistencias en el último mes y medio, lleva tres partidos de Liga como titular y en términos de producción su promedio es similar al de Vinicius y superior al de Rodrygo.
Defensa de cuatro
En el Alavés, Luis García quiso proteger al equipo en Girona con una defensa de tres centrales y no le salió. “Jugamos mal en muchos aspectos, no estuvimos a la altura. Hicimos el peor partido del año, y cuando eso sucede, tienes que reconocer los errores y preparar el siguiente partido”. Hoy volverá a una zaga de cuatro y a una alineación clásica. Su último partido en Mendizorroza acabó en derrota ante Las Palmas (0-1) después de hacer 19 disparos con un solo un 40% de posesión, datos que hablan de una gran verticalidad mal rematada. En el polo puesto se encontrará a Bellingham, autor de 13 tantos en solo 28 disparos.
El Madrid tendrá enfrente, aunque no de salida, a Ianis Hagi, hijo de Gica Hagi, aquel Maradona de los Cárpatos que fichó Mendoza en 1990 y que no acabó de resultar en el Madrid pese a su mágica zurda. Jugó dos temporadas y 84 partidos con los blancos en una época dominada por el Barça de Cruyff. Luego vistió de azulgrana cuando quien mandaba era el Madrid. Un gran futbolista sin suerte que ha dejado un heredero ambidiestro especialmente peligroso en el balón parado. Dos veces nominado al Golden Boy, no triunfó en la Fiorentina y sufrió una gravísima lesión de rodilla en el Rangers escocés que le tuvo un año parado. Cedido en el Alavés, intenta rehabilitar su carrera y no hay mejor escaparate que un choque ante el Madrid.
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