Salas, el campeón del mundo de pádel al que pretende la Lazio

Kike Salas afronta una investigación por presuntas apuestas que pone en peligro lo que apuntaba a prometedora carrera. Exiliado en el lateral izquierdo durante los últimos partidos, el defensa (Morón de la Frontera, Sevilla, 2002) había alternado partidos notables con algunos otros, sobre todo los recientes, en los que las críticas se cebaban con él. Al fin y al cabo, es una posición nueva e impropia de sus condiciones de jugador espigado (mide casi 1.90) y sin excesiva velocidad en corto. Pero Salas no se quejaba, todo lo contrario: en el club han alabado la predisposición del moronero y Xavi García Pimienta le sigue (o le seguía) teniendo muchísima fe.

Igual que Quique Flores, el año pasado, quien no dudó en declarar que el joven defensa sevillista le “enamoraba”. “Kike Salas nos enamora. Es un corrector en defensa impresionante, magnífico. Te pones a ver el partido y te das cuenta”, afirmó el técnico madrileño después de un empate en Mestalla ante el Valencia.

Kike posee anticipación y además suele observar intuición sobre dónde irá la pelota. Dos características que seguramente heredó con la práctica de otro deporte, el pádel, que jugó de manera apasionada en su infancia. El moronero proviene de una familia de deportistas. Su tío Víctor Salas militó desde 1999 a 2003 como delantero del Sevilla. Su padre y su madre, Enrique y Mª Carmen, regentan desde hace dos décadas el Esmac Club de pádel en Morón.

Tenía apenas 9 años el ahora defensa del Sevilla cuando se proclamó campeón del mundo de pádel en categoría Benjamín. Poco después de ese título lograría convertirse también en el mejor de España con la selección de Andalucía. Pero con 13 años Kike no tuvo más remedio que elegir: pala o balón. Tras probar en las canteras del Málaga e incluso la del Betis, el Sevilla le acabó incorporando a su equipo infantil.

Hace tres campañas participó en la Youth League para luego vivir un fugaz paso por el primer filial, el Sevilla Atlético, porque pronto le reclamó el primer equipo. Debutó a las órdenes de Julen Lopetegui, se marchó cedido a Tenerife unos meses y luego se ha ganado la confianza de varios entrenadores nervionenses. A pesar de su irregularidad en la banda, sus características despertaban el interés de equipos como la Lazio, dispuesto a negociar por el Sevilla para llevárselo este invierno. La investigación por las apuestas no solo pone en entredicho ese posible traspaso, sino toda su carrera.

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