Robert Kenedy, kilómetro 0
El atacante brasileño vuelve a estar en la picota, con el Real Valladolid abierto a su salida después de dos años de rendimiento escaso.
El nombre de Robert Kenedy vuelve a resonar en el mercado, por tercer verano consecutivo, en clave Real Valladolid. El atacante brasileño protagonizó los dos anteriores capítulos intensos, con un cambio de equipo confirmado, el que le trajo a España después de protagonizar un traspaso desde el Chelsea, y otro que estuvo a punto de hacerlo, cuando hace doce meses las negociaciones para que recalase en Olympiakos avanzaron hasta el punto de viajar a Grecia, de donde fue devuelto.
Aquella devolución fue vista como una afrenta, hasta el punto de sacar el club un comunicado mostrando su “malestar” con la entidad helena por romper el acuerdo de cesión “sin aportar pruebas ni justificantes comprobados” y alegando “que no estaba apto para jugar al fútbol”, a pesar de superar los reconocimientos médicos pertinentes que se hacen a cada jugador tras las vacaciones. Para Pezzolano, entonces, recuperarlo se convirtió prácticamente en una cuestión personal.
Y es que, cuando aquello sucedió, Kenedy venía de una primera campaña como blanquivioleta pasada casi en blanco, en el que las lesiones le habían impedido alcanzar ningún tipo de continuidad. A cada momento en que parecía que podía despegar, pum, volvía a caer. Así lo vio el propio Pezzolano, que intentó sacarle partido a su llegada, aunque apenas pudo contar con él. Consumado el descenso a Segunda, su sueldo, de estrella, invitaba a que se marchase, aunque fuera un año.
La operación frustrada con Olympiakos depreció, más si cabe, un activo del club, que había firmado en 2022 hasta 2027. El entrenador volvió a abrazarlo dentro de su dinámica y se empeñó en su recuperación, no exenta de momentos duros en lo personal, en los que se autoexigía tanto como contra el Burgos, partido que abandonó entre lágrimas. Sucede que la competición no espera y fue perdiendo protagonismo, a pesar de lo que fue el decimotercer jugador en minutos disputados.
Dos únicos goles, en su doblete en Santander ante el Racing, acabaron siendo el escaso bagaje de una pieza que consume un porcentaje alto del límite salarial del club (en Primera División supera los dos millones), una circunstancia que mermó en su primera temporada en el Real Valladolid, que invitó a los movimientos baldíos del verano de 2023 para su salida y que le devuelve al kilómetro 0 en este 2024, en el que otra vez vuelve a estar en la picota mientras ultima una nueva recuperación.
Tanto es así que el Real Valladolid está dispuesto, otra vez, a dejarle salir; está abierto a una operación que resulta, incluso, deseable desde el punto de vista del encaje económico al que obliga el Fair Play Financiero, teniendo en cuenta, además, que la línea de mediapuntas cuenta con efectivos suficientes a día de hoy, a los que se desea incorporar algún futbolista más, caso de Facundo Pellistri, a quien el propio Paulo Pezzolano dijo desear en una entrevista concedida en su país.
Si uno atiende a los límites salariales de los equipos recién ascendidos a Primera División el año pasado, no cabe esperar una cantidad demasiado elevada para un Real Valladolid que, como se dice en el argot NBA, cuenta con otro contrato ‘tóxico’ como el de Machis. Sucede, sin embargo, que Kenedy y su familia están a gusto en Valladolid, por lo que tendrá que ser el mercado el que le lleve a tomar una determinación como la que el club consiguió que tomase doce meses atrás, cuando el portazo de Olympiakos le devolvió al kilómetro 0 en el que, otra vez, se encuentra.
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