ATLÉTICO | SUS ENTRENADORES EN LA CANTERA
“Riquelme es un jugador en extinción”
Carlos González, Pablo Nozal y Óscar Fernández, tres entrenadores de ‘Roro’ en la Academia atlética, hablan de cómo era. Y ha crecido.
“Roro tuvo dos cesiones muy exitosas, en Miranda y en Girona, pero fue la de Inglaterra, esa que a nivel deportivo no fue tan brillante, la que le ha convertido en el futbolista que es”. Quien habla es Carlos González, desde Canadá. El hoy entrenador del Atlético Ottawa era el de Rodrigo Riquelme (Madrid, 2000) en el Juvenil A rojiblanco, en la temporada 2018-19. En ese momento en el que, el canterano que celebra los goles dibujando a la vez una ‘I’, una ‘L’ y una ‘Y’ con sus dedos (la seña del ‘te quiero’ en el lenguaje de signos), daba el último paso para dejar atrás la formación y comenzar, de verdad, el vuelo en la élite.
“Hablo desde la lejanía, pero tengo esa sensación. Que esa cesión le hizo madurar a nivel futbolístico”, añade. Pasarlo mal. Descubrir que el fútbol, como la vida, a veces no es fácil. Y que también duele. Y que, cuando eso pasa, solo queda levantarse, como decía Fernando Torres. “Roro empezó en Vallecas pero en Alevín A llegó al Atleti, donde ya despuntaba una barbaridad”. Pablo Nozal, ahora técnico del Illescas, fue su entrenador dos años más tarde. Ya destacaba. “Una barbaridad. Por su velocidad. Y porque técnicamente es superdotado”, describe. “Ya en categorías inferiores sorprendía por ese golpeo desde fuera del área, muy seco y potente, cuando sale del uno contra uno”, apostilla Óscar Fernández, hoy en el Linares, y en la 2018-19 quien le hizo debutar en el Atlético B cuando aún formaba parte del Juvenil A de Carlos. “Subía y bajaba. Fue en Ponferrada”. Justo después empezaron las cesiones. “Tiene condiciones para asentarse en el primer equipo del Atlético”, coinciden, sin fisuras, estos tres de sus entrenadores en la Academia. Carlos, Pablo y Óscar. Mientras desempolvan los álbumes de recuerdos y van pasando las páginas, prendidas a momentos y partidos, para contar la historia de Riquelme en ella.
Si su primer entrenador al llegar fue Fede Bahón (hoy segundo de Pablo en ese Illescas al que dos temporadas seguidas, nada más ponerse al frente, han llevado a los playoff de ascenso de Tercera a Segunda Federación), Nozal fue el segundo. “Le tuve en dos etapas. En Infantil A y en Cadete A”, detalla. “Escuchaba muchísimo y nunca se escondía. Daba igual el rival. Alcalá o Real Madrid. Yo tuve desacuerdos con la dirección de cantera por ponerle, porque no confiaban del todo en él”. Quien estaba en ese momento al frente era Julián Muñoz. “Pero yo insistía. Estaba con Salomón (Obama), con Silvano, y yo decía: ‘El rubio, el rubio es el bueno”. El rubio. Roro, Riquelme. Menor de dos hermanos, el mayor, Riqui (Alejandro), dos años más, permaneció en el Atleti solo en Infantil A. Pero el camino hasta ahí había sido conjunto, atado al trabajo de su padre, José Manuel. Zaragoza (Amistad), Las Rozas, Rayo, Atleti. “A nivel personal es muy importante el entorno que tiene. Su familia es majísima”. Sana.
“Roro es, con Camello, Medrano y Manu Sánchez, los chicos, de los que he tenido, que les veías claro, clarísimo que iban a llegar a la élite”. Y ahí están todos. En el primer equipo del Atlético, en el Rayo, en el Tenerife y en el Celta. “Mira, yo me acuerdo de un gol de Riquelme, la temporada pasada, en el Girona. Un castañazo, desde el vértice del área que sorprendió mucho... Pero a mí no. Ha hecho goles así toda su vida. Toda. Yo le habré visto al menos veinte así”, confiesa Pablo Nozal antes de detallar cómo, cuando volvieron a encontrarse, ahora en el Cadete A, le halló más maduro, más hecho. “Aquella temporada tuvo, yo creo, el punto de inflexión en el Atleti”. En la Academia. Fue en Valdebebas, un derbi. Ganó el Atleti 1-3. “Y dos goles los hizo Roro. El cabr... hizo un partido increíble. Recuerdo que, enfrente, en aquel Madrid, estaban Antonio Blanco, Baeza...”.
“Tiene un talento natural para romperte un partido táctico”
“En la Youth League de la 2019-20 marcó las diferencias”, explica Carlos Fernández. Una Youth League en la que Roro le marcó dos goles al Lokomotiv en fase de grupos y dio tres asistencias en el playoff para octavos ante el Rangers. “Siempre fue un chico muy creativo, talentoso. Un atacante muy versátil y difícil de defender. Roro no es predecible en sus acciones. Es un tipo de jugador en extinción en el fútbol moderno. Con un talento natural para romperte un partido táctico”, radiografía.
En la cesión en Inglaterra (Bournemouth, entonces en la Championship) jugó 18 partidos sin peso (dos goles). “Pero después, en la 2021-22, llegó la experiencia en Miranda (38 partidos, ocho goles, mucho poso) y esa le ayudó a tener esa pausa que marca el fútbol profesional en la toma de decisiones”, puntualiza Óscar Fernández. Después vino Girona, la consagración en Primera (35 partidos, cinco goles). “Le veo, ahora, que se ha hecho muy al Cholo. Muy generoso en el trabajo, en el esfuerzo, y luego desarrolla ese talento en zonas de ataque”, apostilla. Un Simeone que este verano le cerró la puerta para que no saliera. Para Riquelme era seguir o cortar el lazo, no más cesiones. El argentino le colgó el cartel de no transferible. “Es que Roro es un futbolista de Champions. Con disparo de Champions, tiro de Champions y regate de Champions”, describe Pablo. Aunque se deba acomodar a una posición, la de carrilero izquierdo, que no es la suya natural (interior, mediapunta). “Le veo que se siente cómodo en la banda. Que no es su sitio, sí, pero tiene ida y vuelta y calidad. A ver cómo reacciona a los esfuerzos defensivos”, describe Carlos. En Mestalla no funcionó, pero ante el Alavés, sí. Roro fue titular y marcó. Puso por primera vez el Metropolitano a sus pies. Como tantas veces el Cerro. Carlos, Pablo y Óscar bien lo saben, recuerdan.
Sigue el canal de Diario AS en WhatsApp, donde encontrarás todas las claves deportivas del día.