Ricardo Pereira: “No tengo la convicción de que un portero parador salvaría al Valladolid”

Ricardo Pereira (6 de abril de 1974, Lisboa) echa de menos el fútbol en activo. Aunque no llegó a jugar en categorías de élite dice que aprendió mucho de tres décadas jugando y decidió encaminar su camino hacia la preparación de porteros. Por sus manos han pasado grandes guardametas. Psicólogo clínico, ha recorrido mundo, desde Ecuador a Polonia, desde España a Emiratos Árabes, donde se encuentra ahora, enrolado en el Al Ain, y disfrutando del trayecto hacia el primer mundial de clubes, después de dejar el Real Valladolid el pasado mes de noviembre.

¿Qué tal le va por el Al Ain después de dejar el Real Valladolid?

Bueno, muy bien, vinimos aquí pensando en poder jugar el Mundial de clubes y poder trabajar con Leonardo Jardim (que dejó el equipo en febrero y fue contratado por Cruzeiro), que es un técnico portugués de mucho nombre y, claro, también por un tema económico. Para ser sinceros, el contrato que me presentaron en este momento de mi carrera, mi familia y yo pensamos que podía ser decisivo porque no dejas una liga maravillosa, pese al sufrimiento, sino es por un tema económico y la ilusión de jugar el Mundial de clubes.

Usted forma ahora parte de la estructura del club, ¿emocionado ante la participación en este primer Mundial?

Claro, es una cosa linda, sabemos que va a ser muy complicado, te vas a encontrar con el Manchester City, con la Juve y va a ser difícil. Claro que lo vamos a intentar y sabemos que esos equipos nos van a llevar al límite. Hay que ser realistas.

¿Qué diferencias ve entre la liga española y la liga en Emiratos Árabes Unidos?

Lo primero que hay que decir es que el clima es decisivo, aquí hace mucho calor y la velocidad es diferente. Hay muchos jugadores con calidad, pero la velocidad del juego es diferencial. El nivel está subiendo, pero, evidentemente, no es la española. El nivel de la profesionalidad de los jugadores está mejorando, ya no ves lo que se veía la primera vez que vine a Arabia Saudita. Los jugadores se cuidan más, pero todavía hay un largo camino por delante.

Antes de seguir me gustaría preguntarle si usted echa de menos jugar...

Sí, medio de broma te puedo decir que yo fui un portero flojito (risas) y eso me hizo tranformar mi carrera como entrenador de porteros en una segunda oportunidad. Todo lo que no alcancé como jugador, jugué a nivel de Tercera, pero jugué desde mis 12 años hasta los 40, lo voy alcanzando como preparador de porteros para poner comida en la mesa de mis hijas. Gracias a Dios mi carrera renació y por eso soy tan apasionado, tan estudioso, me entrego tanto a esta profesión. Sí, echo de menos jugar porque sigo pensando como un portero. Si pudiera, volvería a jugar. Ahora soy un entrenador, pero con elevados grados de empatía con mi portero. Yo sé lo que es estar ahí durante 25 años. Sé lo que sienten y, además, al ser psicólogo clínico sé lo que sienten en cada momento.

En estos años usted ha estado en muchos sitios...

Yo estuve cinco años en el Benfica en formativa, esos no son pocos años, después estuve dos veces en Independiente del Valle, dos veces estuve en Polonia. Fui entrenador de porteros dentro de un cuerpo técnico con Ricardo Sa Pinto que trabajamos en tres equipos diferentes. Después de tomar la decisión de caminar solo estás expuesto, pero también te libras de no estar preso de un cuerpo técnico que va para de aquí para allá. Si un proyecto me ilusiona y veo que puedo hacer la diferencia me embarco. Yo no voy para ser uno más. En muchos de los clubes que estuve iba como entrenador de porteros y como coordinador del departamento, como ahora, porque no me basta estar ahí y dejar las cosas exactamente como estaban.

¿Su momento más feliz fue la época de Independiente del Valle en la que lograron ganar la Sudamericana y la Supercopa al Flamengo?

Cuando ganas cuatro o cinco trofeos en un año claro que te marca, pero no es lo que me hace moverme. Eso es consecuencia del trabajo. No puedo olvidarme de los cinco años de Benfica donde aprendí tanto. Pese a haber jugado tantos años tenía muchas cosas que aprender y tratar con grandes porteros como Ederson, actualmente en el Manchester City, Joao Virgínia, del Everton, o André Ferreira, ahora en el Real Valladolid. La temporada y media en Valladolid fue otra época de mi vida que me encantó. Sabía que era un reto tremendo, aunque no lo sabía del todo. Lo empecé a descubrir cuando las cosas se pusieron mal, eso me llevó a un límite en mi carrera. Cuando vives cada proyecto de manera apasionada los disfrutas todos mucho. En Lejia de Varsovia fui muy feliz como responsable de la cantera en un país donde los porteros nacen debajo de una piedra... Me ilusiona el trabajo y la evolución. El trabajo que hicimos con Karl Hein desde el scouting hasta su llegada, el trabajo que hicimos con John Vitor y como regresó a Brasil para ganar la Libertadores y el Brasileirao, trabajar con un portero tan veterano como Jordi Masip para ayudarnos mutuamente mejorando cosas de su juego... No me agarro a los títulos, me agarro a la posibilidad de llevar al jugador al convencimiento. Para mí entrenar tiene que ver más con convencer.

Hablaremos después de todos estos porteros, ¿cómo se produce su fichaje por el Real Valladolid?

El Real Valladolid buscaba un nuevo entrenador de porteros, Miguel Ángel Ramírez (entrenador destituido la semana pasada en el Zaragoza) dio mi nombre porque habíamos trabajado en Independiente del Valle cuando Paulo André le preguntó si conocía a alguien. Tuve un par de entrevistas con la directiva, buscaron informaciones sobre mí, hablé también con Paulo Pezzolano, porque para mí no tiene sentido llegar a un club de la mano de una directiva si el entrenaror no está de acuerdo. No voy a ningún lugar sin saber qué quieren de mí como preparador de porteros, yo no voy a ningún sitio para patear corners. Yo estaba en mi zona de confort en Independiente del Valle, donde querían que me quedara, pero quería volver a Europa, necesitaba estar unos meses cerca de mi familia. Con el club en Primera ya habíamos hablado, no acepté, y sí lo hice con el club en Segunda. Me gustaba el reto de subir, aunque no tenía ni idea de lo que iba a pasar y como sería de duro...

¿Por qué?

Fue duro porque pasamos momentos en los que estábamos muy lejos, no ganábamos, no generábamos el juego que queríamos, por todo el ambiente en el estadio. Yo respeto mucho al abonado, pero fue duro porque, por ejemplo, yo tenía un portero que no estaba rindiendo al nivel esperado (John), pero lo que no esperas es que tu propio portero sea pitado por tu propia afición todo el rato. Para el chico fue muy difícil. Yo comparto mucho las responsabilidades cuando Jordi (Masip) bate récords y cuando John no está bien.

¿Qué le pasó a John? Porque es verdad que esta temporada se ha salido en Brasil, pero en España no estuvo nada bien...

Cuando empezó a jugar, ante el Alcorcón en casa, ese fue de los peores partidos de un equipo en el que yo estuve en términos de organización defensiva. Seguro que Paulo tampoco lo había visto y todos somos los responsables. Yo recién llegado. Todo eso entorno al equipo no ayudó en nada y ese ambiente le afectó para no poder sacar la calidad que tiene. A eso se puede sumar falta de adaptación, algo de fragilidad psicológica y es innegable que el cambio de portero nos ayudó mucho después. Jordi hizo una temporada maravillosa, estuvo muy bien en momentos muy importantes. El fútbol es asi, no estás bien en un sitio, pero tu carrera no se acaba ahí. Y John es un porterazo y el trabajo que hicimos de scouting fue bueno.

¿Cómo se decidía quién jugaba?

Paulo Pezzolano es un entrenador muy abierto y que escucha mucho a sus asistentes. Hablábamos, hay una opinión siempre basada en la argumentación y experiencia del entrenador de porteros y Paulo, claro, tenía la última decisión. Tengo que decir, además, que para él hubiese sido lo más fácil dejar caer a John Vitor por todo lo que se decía. Lo aguantó hasta el momento que sentimos que había que cambiar, coincidiendo, además, con una lesión del brasileño. También teníamos que ser justos con Jordi y con la manera en la que entrenaba.

Jordi Masip, que acaba de anunciar su retirada, siempre se imponía a todos los porteros que venían... ¿qué destaca de él?

Jordi es un jefe en la portería, tenía una gran capacidad de reacción, él sumó muchos partidos, mucha experiencia, sabe perfectamente cuáles son sus puntos más fuertes que tienen que ver con la defensa de la portería, con la ubicación, con la intuición y la anticipación que te da la experiencia... Él sabía muy bien cuando debía salir y cuando no. Nosotros queríamos que controlara mucho más el área y que saliera más, que fuera más atrevido para controlar la profundidad, que ganara más en uno contra uno. Yo trabajo para que mi portero pueda controlar el espacio y luego defender la portería, pero todos los porteros cometen errores. El mismo Jordi, referente del ascenso, la temporada anterior le estaban criticando por algunos errores. El fútbol es así. Su calidad técnica le evitaban muchos problemas, su ubicación, su experiencia eran sensacionales y por eso siempre terminaba ganando todas las batallas.

Otro asunto del que me gustaría hablar con usted... André Ferreira. Usted le conocía del Benfica, llegó un poco de su mano y no ha debutado en Liga en año y medio...

Yo le conozco muy bien, creo que jugará a muy buen nivel, pero no logró que ninguno de los entrenadores apostara por él, pero yo creo, porque sé cómo entrena, que si él juega y tiene la confianza del técnico, como la tuvo Jordi, como la tiene Hein, seguro que demostrará el porterazo que es. Es muy inteligente, muy consistente en sus decisiones, se entrena muy bien y creo que es un portero muy interesante.

¿Y de Karl Hein? ¿Qué me dice? porque está batiendo todos los récords negativos de goles en contra, hay dudas con él, pero no toda la culpa es suya...

Nosotros buscamos porteros con una trayectoria más importante, hablé con tres o cuatro, pero nos decidimos por Hein porque aunque no tenía experiencia nos cuadraba con lo que pedía el técnico. Yo participé en la elección, junto a Domingo y los directivos del club, porque me parece coherente. En algún momento de la temporada ha sido el portero con más paradas de la Liga, con él podíamos salir en largo porque ya no teníamos la confianza para jugar en corto. Lo veo como un portero de fútbol moderno, no tengo la convicción de que un portero parador estaría salvando al Valladolid.

¿Cómo es su salida del club? ¿Es solo por la oportunidad que le presenta el Al Ain o tiene que ver con el ambiente y las malas sensaciones?

Mira, yo prefiero siempre quedarme con el recuerdo de la fiesta del año pasado, no te olvidas de cosas y de momentos difíciles, pero el ambiente por la relación con la directiva fue siempre duro, las críticas a Pezzolano fueron exageradas. La gente no tiene la idea de lo que hizo Paulo. La definición de las reglas, la ética de trabajo, la relación entre todos los departamentos. Fue la primera vez en mi vida en la que yo tuve relación con todos los departamentos del club con scouting, con departamento de análisis, hay mucha gente trabajando en esa casa. Yo soy muy observador y de la manera en la que él pudo unir a todos los departamentos fue sensacional. No hubo actos de indisciplina y eso solo puede salir bien con un líder. Yo estaba preparado para una misión muy difícil, después vendes a Boyomo y piensas que va a ser más difícil. Veíamos que no estábamos siendo competitivos por responsabilidad de todos, pero seguía ilusionado. No era la primera vez que me hacían ofertas, yo estuve cerca de salir al inicio de esta temporada (para volver al Benfica). Fue una decisión deportiva, poder jugar el Mundial de clubes, y otra económica. Y tengo que decir, además, que tenía una propuesta de renovación en Valladolid.

¿Podría volver a Valladolid alguna vez?

Me sentí muy bien en la ciudad, el club me dio todas las condiciones para trabajar. Es algo que pienso que puede volver a pasar, además, es como te decía antes: todos queremos estar en las mejores ligas y la española, sea en Primera o Segunda, son de las mejores. La segunda tiene un nivel de competitividad inimaginable, estadios llenos de gente, hinchadas increíbles. Sea Valladolid, sea otro club, donde haya un proyecto que podemos hacer cosas lo contemplaremos porque me sentí muy bien. Si no hice más fue porque no supe porque dejé todo lo que sé, todas mis horas de trabajo en Valladolid.

La última que le hago. Usted ha estado en muchos países, en muchos continentes, ¿por qué cree que el Real Valladolid vive en esta especie de guerra con Ronaldo, con el máximo accionista?

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Yo creo que es muy fácil gobernar si tienes la cocina llena, creo que es más difícil cuando tienes todas las limitaciones. Yo no veo a Ronaldo más implicado por estar más o menos presente, yo lo que vi es que cada vez que Ronaldo aparecía dentro del club para nosotros era una alegría, era una persona que nos daba confianza, que nos daba tranquilidad, que nos transmitía que lo íbamos a conseguir y eso pasó en toda la temporada del ascenso. Cada vez que aparecía era importante. Ahora no sé si es así. Lo que sé es que mejoró las estructuras del club.

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