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DANA | LIMPIEZA Y RECONSTRUCCIÓN

Recuerdos de vida bajo el fango

Pirámides de enseres se acumulan en las calles devastadas por la DANA; pérdidas materiales cuyo valor es emocional y de ahí que rescatarlas sea un estímulo para seguir en la faena.

Las camisetas con barro que José Ponce ha podido rescatar de su trastero.

En cada calle por donde el agua hizo estragos, las pirámides de enseres embarrados sacados de las casas se despiden de sus dueños al paso de las excavadoras. Hay trastos que se hicieron viejos en una tarde, pero también hay otros que son recuerdos de vida que no volverán a ver, a tocar. “Sí, son objetos, solo eso”, dicen como pidiendo perdón a sabiendas de que sus vecinos han perdido familiares y amigos. Pero el suyo no es un dolor por lo material, es un vacío emocional. De ahí el entusiasmo que sienten cuando del barro recuperan algo de su ayer.

En L’Alcúdia, por el desbordamiento del río Magro, “algo que era impensable”, enfatiza Eliseu Climent, del COTIF, se repitieron episodios que sufrieron sus vecinos en la Pantanada de Tous de 1982. El fango colapsó las calles y se adentró en sus casas. Entre muchas, la planta baja de Joan, un aficionado del Valencia que guardaba en un armario entradas de partidos, camisetas y bufandas, muchas perdidas para siempre. “Las que he podido rescatar tienen ahora más valor sentimental, son recuerdos de mis abuelos y mis padres”, como carnés de socio de Mestalla. “Al menos he recuperado una camiseta de los años 90 que está firmada por los jugadores; le tengo tanto cariño que nunca me la he puesto”. Para Joan, haber rescatado esos “tesoros” son un estímulo para despertar hoy y volver a ponerse a limpiar. “Me lo voy a quedar todo, así podré decir que tanto yo como el Valencia estuvimos en la mierda y volvimos más fuertes”.

Recuerdos rescatados de la dana por Joan en L'Alcudia. @Bareta7VCF
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Recuerdos rescatados de la dana por Joan en L'Alcudia. @Bareta7VCF

En Picanya, L’Horta Sud, en un adosado próximo al Barranco del Poyo, donde se llegaron a registrar 2.300 metros cúbicos por segundo (su capacidad era de 1.800), está el domicilio familiar del valencianista Rubén Iranzo. Su hermano pequeño, Hugo, puso en alerta a sus padres, Jose y Sonia, con un vídeo del derrumbe de uno de los tres puentes que dejaron de existir en Picanya la noche del 29 de octubre. Esas imágenes les hicieron marcharse a una zona alejada, en casa de unos amigos, acompañados de Rubén y su pareja Andrea. “En la casa nos entró metro y medio de agua”, comenta Jose Iranzo, que da “gracias a Dios” porque sus daños solo sean materiales. Entre ellos, recuerdos de sus hijos como los vinculados a la carrera de Rubo: las botas con las que debutó, sus camisetas con el Valencia, España...

Camisetas y botas manchadas de barro en la casa de Rubén Iranzo en Picanya  (Jose Iranzo).
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Camisetas y botas manchadas de barro en la casa de Rubén Iranzo en Picanya (Jose Iranzo).

El torrente de agua, en su camino hacia la Albufera, pasó de Picanya a Paiporta con toda su furia. Allí, en Paiporta, epicentro de la zona cero por su grado de devastación y también por el número de vecinos fallecidos, continúan 9 días después siendo multitud los espacios a los que todavía no se ha podido acceder, como las oficinas de El Palleter, sumergidas bajo el agua, la casa del Paiporta CF, el quinto club más longevo de Valencia, fundado en 1922. “Ahí tenemos, o teníamos, no lo sabemos, los recuerdos de nuestra historia, equipaciones de hace años, trofeos y fotografías de hace décadas que recopilamos con mucho esfuerzo e ilusión para el Centenario”, enumera su delegada Marí Carmen Sanchis desde su casa Torrent, municipio con problemas de acceso por carretera y con poca cobertura.

Imágenes del estado en el que ha quedado el campo de El Palleter, donde juega el Paiporta CF. (Mari Carmen Sanchis)
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Imágenes del estado en el que ha quedado el campo de El Palleter, donde juega el Paiporta CF. (Mari Carmen Sanchis)

El tsunami que emergió del Barranco del Poyo también asoló Alfafar, donde José Ponce guardaba en una nave de trasteros su colección de más de 140 camisetas del Valencia CF. “Soy consciente que mucha gente ha perdido muchas más cosas y centenares, la vida; por eso me siento un afortunado, pero en ese trastero había una parte importante de la mía; una colección que empecé cuando fallecieron mis padres”. Camisetas de Kempes, la que lució Ricardo Arias en la final de Copa del 1979, una sudadera de Di Stéfano...

LA DANA

”Yo lo daba todo por perdido, porque el miércoles la nave estaba bajo el agua; el sábado a mediodía un operario me acompañó a la puerta de mi trastero y vi por una rendija que aún estaban ahí; volví ya de noche, porque temía que entraran a robar, porque han saqueado todo lo que han podido, y cargué las de las finales y las más antiguas”. Unas 40. “Los banderines, fotografías y recortes de prensa que también guardaba nunca más los veré”, lamenta Ponce. Pero que nadie tire la toalla. El Área de Patrimonio de la Universitat de València ha puesto en marcha una iniciativa para que los afectados puedan recuperar sus recuerdos, los de unas vidas que una dana alteró para siempre.

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