Raúl Fernández-Cavada: “Los porteros vascos son trabajadores por naturaleza”
“Unai Simón, que igual no es el perfecto con el pie, o perfecto parando, pero es un 8 en casi todo y eso le hace ser de los mejores del mundo”, afirma el arquero bilbaíno a AS, que busca destino tras su periplo en el Granada.
Raúl Fernández-Cavada Mateos (Bilbao, 13-3-88) es uno de los productos más palpables de la fértil cantera de Lezama aunque no pudo asentarse en la carismática portería de Athletic pese a su innegable potencial y su imponente físico de 1′95. Ha tenido que transitar, y ganarse a pulso su prestigio para cimentar su dilatada carrera profesional, por clubes como Racing, Real Valladolid, CD Mirandés, Numancia, Levante, UD Las Palmas y Granada, con dos ascensos a Primera División y dos Trofeos Zamoras (en menos goleado) en su vitrina. “A un joven hay que darle partidos y confianza y no dejarle guardado en el baúl y, cuando a uno le apetezca, sacarlo y que dé el mejor nivel”, desliza y matiza de aquel trampolín: “Bielsa supuso un desgaste, sobre todo para los que no jugamos”, recuerda de su paso por el Athletic en una entrevista reposada para AS, mostrando su lado más humano.
De nuevo en Bilbao y de vacaciones.
Sí, una vez al año está bien volver a casa, coger fuerzas, ver a la familia y estar con los tuyos. Aprovecho para estar con gente de mi confianza como mi fisio, mi entrenador físico, mi entrenador de porteros. Llega un momento en el que no hay que dejar de entrenar, sino se pierde comba y uno siempre quiere estar fino y rápido.
¿Se ha planteado la posibilidad de acercarse a casa para jugar en algún club cercano a Bilbao o eras un nómada y lo que mejor que venga ahora?
Lo que suponga el mejor proyecto deportivo. Al final ya fue a Las Palmas, que es un cambio fuerte, he estado en Granada, Levante, me gustan equipos que tengan detrás una masa social, que represente a la ciudad, que tenga un arraigo, una masa social, que huela a fútbol en el día a día. Disfruto mucho representando a estos clubes.
Dos trofeos Zamoras y dos ascensos a Primera División en su hoja de servicios. No está nada mal...
Al tercero igual habría que convalidarle un año en Primera, estaría bien...
¿Qué le ha faltado a Raúl Fernández-Cavada para asentarse en Primera División?
Al final, en la élite, el embudo se hace cada vez más pequeño. Estar en el sitio adecuado. Cuando he tenido esa oportunidad de Primera, que me ha costado mucho, han sido por ascensos. Siempre que he jugado en Primera División es porque he subido con mis equipos, me lo he ganado. Ningún equipo me ha fichado de Segunda para Primera. Me ha faltado un poco más de tiempo, con equipos inestables, que suelen sufrir y hay muchos cambios. Si lo sumas a esas pequeñas lesiones puntuales que he tenido te provoca cambios para atrás.
En Soria hizo una campaña brutal, en Miranda, en Las Palmas, la primera temporada en Granada...
El recuerdo que tengo de todos los sitios por los que he pasado es muy positiva, el rendimiento ha sido bueno, la confianza que te da el jugar. Estoy muy tranquilo con la conciencia. No es sencillo ser el Zamora dos años en Segunda y dos ascensos. Hay mucho trabajo detrás. Ahora ilusiona mucho volver a intentarlo. Sé que es difícil un Primera División tras seis meses sin jugar por las circunstancias que se han dado en el Granada.
Cuatro partidos en último curso en Primera, con una lesión de por medio (lumbalgia y en un dedo) y ostracismo sin ir ni convocado con la llegada de Batalla, cambio de director deportivo...
Sí, ha sido difícil. Muchos cambios con lo que se tiende mucho al mercadeo, de empresas. El Granada es la antítesis del Athletic. Es una pena que en el fútbol se pierda ese sentido de pertenencia. El año anterior eres el Zamora, juegas con una máscara por una fisura en el pómulo, son cosas que dejen ver que el jugador está comprometido y no quiere rendirse en el Granada. Pero llega gente nueva al Granada, director deportivo nuevo, buscan los números. Y ese sentido de pertenencia se pierde. Sin convocar y quieren obligarte a salir...
En el mes de enero pasado hubo varios Segundas como Albacete y Zaragoza interesados en usted porque el Granada pretendía desprenderse de sus servicios.
Así es. Quieren sacarte del equipo para dejar hueco, pero decidí quedarme hasta junio porque pensaba que era más interesante esperar a final de temporada para buscar equipo y estar más preparado. Era algo extradeportivo lo que sucedía y debía mirar por mí y por mi familia. Ahora lo que busco un equipo que me dé lo que yo quiero, mejor aspirar a subir a Primera y es lo que me ilusiona. Que haya Raúl para rato.
Tiene 36 años, pero los porteros son eternos y más con su fachada de 1′95...
Hoy en día ha cambiado bastante esto. Con los medios que tenemos se ha priorizado mucho que el futbolista tiene que cuidarse, que se prolongue en el tiempo. Y me rodeo de lo mejor. Tengo al fisio, a mi preparador físico y a Armando (Ribeiro) de entrenador de porteros. He entrenado este verano con él tres días cada semana. Compartimos experiencias, tiene un espíritu que contagia y me sirve para estar en forma y mentalmente prepararme para la temporada que va a llegar. Hay que estar muy fino.
¿Qué le parece que Julen Agirrezabala haya renovado con el Athletic hasta 2027 teniendo a Unai Simón como un fijo e internacional absoluto?
Es un lujo por parte de los dos, tanto por el Athletic por tener dos porteros tan jóvenes de ese nivel y para ellos es un lujo poder estar en este equipo. Qué más se puede pedir, que duren mucho. Fuera es más difícil todo, están preparados para todos. A Julen le han dado partidos de Copa, darle poco a poco partidos de Liga, es la mejor forma y hace que seas importante en el equipo aunque no juegues mucho. En la época en la que estuve en Bilbao no me sentía casi un jugador del equipo. Te sientes más vacío y es difícil de digerirlo. Ahora, con la edad, lo entiendes y asimilas. De joven es importante esa ayuda.
¿Se siente identificado a cuando dos de la generación del 88 como Iago Herrerín y Raúl Fernández-Cavada emergían desde el filial al primer equipo?
Bueno, yo tuve otro contexto con el desgaste que supuso la época de Bielsa, sobre todo para los que no jugamos. Era joven y la progresión no fue la adecuada. A un joven hay que darle partidos y confianza y no dejarle guardado en el baúl y cuando a uno le apetezca sacarlo y que dé el mejor nivel. Herrerín no lo pasó y eso marcó bastante las cosas. Luego cada uno hemos hecho nuestra carrera. Yo he intentado coger lo mejor de cada sitio, con gente de todas las edades e idiomas con los que he compartido vestuario.
Uno de ellos, Iñigo Ruiz de Galarreta con el que compartió habitación en las concentraciones de la UD Las Palmas.
Con Galarreta me quitaba el sombrero. Tuvo varias lesiones graves de joven y tiene muy marcado el trabajo y es muy disciplinado. No hay casualidades en la vida. Es un jugador incombustible, es dinámico y o fácil quitarle el puesto a Ander Herrera o Vesga.
Con Álvaro Valles coincidió también en la isla como tercer portero y mira su progresión...
Tiene y ya se le veía con mucho potencial. Le va muy bien el juego de pie, le faltaba un poco de portería y le gusta entrenar como un animal. El día a día de entrenamientos que teníamos era exigente. Eso se contagió trabajando fuerte en portería, se ha nutrido de eso un poco y cuando ha llegado García Pimienta, que le gusta jugar desde atrás, se adaptó mejor a sus características. Es cuando yo decidí irme al Granada porque creía que me iba a venir mejor.
¿En qué ha mejorado en estos años bajo palos?
En la lectura de juego, sobre todo. La experiencia, ser analítico, aislarte. Con Paco López, que está ahora en el Cádiz, incidía mucho en ello. Hay que tener recursos, que vea el juego, que sea un jugador más en ataque y es difícil, te obliga a ser muy completo. Aquí hay que recalcar la figura de Unai Simón, que igual no es el perfecto con el pie, o el perfecto parando, pero es un 8 en casi todo y eso le hace ser de los mejores del mundo.
¿Qué entrenador le ha marcado en su trayectoria?
Luis Llopis, que es un referente. Me hizo portero de verdad, tres meses duros de adaptación, pero empecé a sentirme portero de nivel de verdad, un Raúl que paraba. Yepes en Las Palmas, con el que congenié muy bien. Armando e Iru en Lezama que están realizando un gran trabajo en Lezama.
¿Cuando ve a los Armando, Aranzubia, Iraizoz o Escalona entrenando a otros porteros ve si están predestinados los metas en aplicar su experiencia en los más jóvenes?
Al final es lo que hemos hecho en nuestra vida. Hemos trabajado 30 años en la misma experiencia y es el camino para seguir en activo para estímulos y objetivos en la vida. Nos llama el fútbol. Lo llevamos en las venas.
¿Los porteros no están un poco locos?
Creo que al revés en ejemplos como Simón o Ter Stegen. Aguantan la presión, críticas, competencia, tienes que ser más maduro a nivel mental que jugadores de otras posiciones. Tiene que llevar un trabajo mental superior para superar todas las críticas.
Le han preguntado por ahí cómo se fabrican porteros de Lezama, como por ejemplo los últimos internacionales como Simón, Arrizabalaga y Remiro, más los Agirrezabala, Aitor Fernández, Ezkieta, Serantes, Herrerín, usted...?
Sí, son muchos porteros en poco tiempo. Se dan los ingredientes para que sea así, en el tema mental, madurez, las ideas claras, un entorno familiar, que no salen de fiesta, se cuidan. Los porteros vascos son muy trabajadores por naturaleza. En Lezama hay una escalera de porteros que van subiendo, a ver Padilla como sale ahora.
Para acabar, ¿Cuál es su plan este verano pendiente del móvil para encontrar equipo?
Me gustaría un club de Segunda con opciones de jugar y de poder subir. Sé que Primera es difícil porque te miran el DNI, pero tengo el currículum detrás de que en Segunda puedo aportar muchas cosas. Es una incertidumbre el estar con la maleta preparada, aunque también estamos preparados. Mi mujer ha tenido un gesto de generosidad increíble porque tiene su carrera y se ha dedicarlo a seguirme a mí a todos los sitios y a la crianza de las dos niñas.