Ratiu se estrena en la lista del Rayo y repite en la de Rumanía
Hijo de inmigrantes rumanos, el lateral llegó con 6 años a la pequeña localidad turolense de Aguaviva y se crio en la cantera del Villarreal. Creció en el Huesca y espera debutar en Primera con la Franja.
Andrei Ratiu vivió un sábado feliz, gracias a dos llamadas, la de Francisco y la de Iordanescu. El lateral derecho, de 25 años, se estrenó en la convocatoria del Rayo para su choque del Villamarín, después de que su fichaje se hiciera oficial una semana antes. El 26 de agosto para ser exactos. Sin embargo, finalmente no pudo debutar con la Franja, lo que hubiera supuesto también su primera vez en la máxima categoría. Algo que, cada vez, está más cerca. La entidad franjirroja, que le firmó hasta 2028 procedente del Huesca, confía mucho en este joven talento y su explosión en la élite. Esperanza que comparte el jugador.
La otra llamada fue la de su selección. Importante, tras una pretemporada atípica. El internacional estará presente en los partidos de clasificación para la Eurocopa, que enfrentarán a Rumanía con Israel (el 9 de septiembre, 21:45 horas) y Kosovo (el 12 de septiembre, 21:45 horas). Ya se ha hecho un rostro habitual en estas convocatorias con la Absoluta, con la que dio el salto —participando desde el inicio— en la victoria contra Islandia el 2 de septiembre de 2021. Además, Ratiu tenía un bagaje en las categorías inferiores y llegó a participar en los Juegos Olímpicos de Tokio con la Sub-23. Son muchos los que le comparan con su compatriota Cosmin Contra.
Alguna vez el zaguero ha confesado que le cuesta expresarse en rumano, porque lleva más de media vida en España. Es hijo de inmigrantes. Con sólo 6 años dejó su Aiud natal para mudarse, junto a su familia, a la pequeña localidad turolense de Aguaviva. De apenas 500 habitantes. Allí, en sus calles, dio sus primeras patadas al balón y ahí se encuentran sus raíces. A lo largo de ese tiempo probó suerte con el fútbol sala y después, con el fútbol siete. Hasta que se le abrieron las puertas del Andorra. Actuaba más adelantado, como extremo y así se convirtió en el mejor jugador y el máximo goleador de un torneo de verano en Calamocha.
El Villarreal se fijó en él. Pasó las pruebas y le cogieron para infantiles, con 12 años, lo que supuso una nueva mudanza para la familia. Transitó por diferentes estaciones de la cantera groguet durante once años, aunque el último salió cedido a Holanda (ADO de La Haya). Eso sí, a mitad de temporada, Unai Emery le repescó y llegó a debutar con el primer equipo en la Europa League. Sin embargo, su etapa en Huesca es la que más le hizo crecer. Ziganda le pulió, incidió más en el aspecto defensivo y le hizo ser más completo. “Me defino por mi potencia y verticalidad, pero atrás hago mis deberes”, confesó a su llegada a Vallecas. De hecho, ostenta un récord. En la jornada 17 del pasado curso, alcanzó una velocidad punta cercana a los 36 km/h contra el Sporting.
Ahora se abre un nuevo ciclo. El Rayo ya ha encontrado competencia para Balliu en el flanco derecho y ha pagado entre 500.000 euros y un millón por el 50 por ciento de sus derechos. El 50% restante está en manos del Villarreal, su formador. Mientras Andrei sueña con estrenarse y asentarse en Primera, no pierde de vista sus raíces. Muy profundas. De vez en cuando vuelve a Aguaviva. Aunque muchos vecinos de su infancia no siguen allí, le gusta pasear por sus calles y sentirse uno más. Es el espejo donde se miran los niños del pueblo, los que como él —hace décadas— sentían que el balón era su mundo...