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Premio a la fe en el modelo pese a los errores

El Real Valladolid alegró el fin de semana a todos los blanquivioletas después de una victoria merecida que viene a refrendar el modelo en el que insiste Pacheta, pero en el que todavía hay muchas cosas que mejorar. Con un juego agresivo y ofensivo, los pucelanos buscaron en todo momento la portería de Soria y encontraron las redes tres veces con muchos aspectos positivos que destacar y la sensación de que el equipo está comprometido, que cuando daba la sensación de que Sergio León estaba más fuera que dentro, el andaluz se marcó un partidazo de época con dos goles y una asistencia, que cuando Aguado, pese a ser pretoriano, parecía perder importancia se marca un gran partido, sólo empañado por la tontería del penalti en contra o que Fedal, el único que no había debutado, entra y se convierte en ese baluarte defensivo que necesitaba el equipo como el comer.

Y es que los pucelanos quisieron y tiraron de carácter para en los momentos complicados ser capaces de sobreponerse a una nómina de jugadores bastante más cara. El encuentro de Sergio León es canela y abre la puerta a un juego más vertical cuando el equipo se atasca en la salida. Por primera vez en mucho tiempo, el equipo no tuvo reparo en saltar líneas con pases de más de 30 metros, en facilitar más balones a los extremos para desplegarse en campo contrario y eso creo problemas a una defensa de cinco. Si el delantero tuvo la fortuna de marcar porque lanzó muy fuerte el penalti, el segundo es una carrera al espacio maravillosa culminando un pase mágico de Kike. Y también participó en el tercero. En otro lanzamiento largo al andaluz, peleando con los tres centrales, dejó el esférico a Plano para que lo mandara a la red desde fuera del área. Mágico Sergio León. Como mágica fue la entrada de Fedal. El equipo sufría tanto con Joaquín, como con el lesionado El Yamiq, y el veterano futbolista debutaba haciendo un partido perfecto en la segunda parte. Pese a jugar ante cuatro delanteros, el Real Valladolid no tuvo la sensación de sufrir en demasía en los balones colgados. Y cuando ni Fedal, ni Javi Sánchez, buen partido el suyo, no despejaban, ahí estaba Masip, que vuelve, siempre vuelve, para despejar o detener, incluso, un penalti al infalible Unal. Las paradas del barcelonés fueron maravillosas y salvaron dos puntos que hicieron buenos los tres goles del equipo, la mitad de los que ha metido en toda la liga.

Como el halago debilita, no todo fue bueno en Getafe. Porque el Real Valladolid entró en una barrena difícil de explicar en la primera parte que le llevó a ponerse abajo en el marcador 1-2 por dos errores muy graves en apenas tres minutos pudo arruinar el partido. En la primera, Joaquín pierde la espalda de su marca después de una jugada por la izquierda de la defensa pucelana, mientras que en la segunda, otro boquete en la zona de lateral zurdo provocó el gol de Damián. Afortunadamente, el equipo fue capaz de remontar y todo se pudo ir al garete por un penalti tan innecesario como inexplicable. El equipo intentó sacar el balón desde atrás, jugando incluso en el área pequeña, lo que forzó un córner, que Aguado, como si fuera un portero de los que sale, despejó ante el cabezazo getafense. Para fortuna blanquivioleta, Masip paró e hizo justicia no sólo a este partido de los pucelanos, sino a varios más en los que mereció mejor fortuna.

Después de dos semanas con la losa de haber perdido en el último partido un encuentro imposible, ahora viene otra semana para seguir creyendo en el modelo, en la propuesta de Pacheta, que deberá incidir, sobre todo, en la necesidad de no regalar, de no cometer errores groseros, porque en Primera cada error suele costar puntos. Pero siempre, siempre, es mejor crecer sobre victorias. El Real Valladolid logró una muy importante hoy para la moral del equipo y para seguir creyendo en lo que hace. Bienvenida sea.