Plebiscito al Girona y a Míchel
El técnico apura su crédito. Los rojiblancos solo han ganado un partido en 11 jornadas y son colistas. En el Alavés, Mariano se postula como el sustituto de Lucas Boyé.



Míchel Sánchez se juega, este mediodía ante el Alavés (14:00), su futuro como entrenador del Girona. Él dice que no, pero es que no hay más. No puede haberlo porque el conjunto rojiblanco, colista, necesita ganar para engancharse a Primera y recuperar el pulso (sigue el partido en directo en AS.com). No es fácil afrontar la situación, pero hace tiempo que muchas de las miradas, y las críticas, ya no solo se dirigen a la Tribuna de Montilivi, donde se sientan el director deportivo Quique Cárcel y el resto de directivos, también al banquillo. Ahí manda ‘Míchel català’. El cariño del entrenador es recíproco con la afición, aunque hay amores que ríen, otros que lloran y otros que amargan.
El mejor momento de la historia del Girona no se entiende sin un Míchel que ha pasado por todas las etapas de la montaña rusa que es el fútbol. Y ahora hay un amargor que llega a ser insoportable. Uno de los problemas que tiene el fútbol es que no tiene memoria. En la previa de este partido sacó pecho tras, primero, devolver al equipo a Primera y después de sellar la histórica clasificación para la Champions League. Todos ellos son, sin duda, bonitos recuerdos, pero es que ahora quizás se está gastando el amor de tanto usarlo. Se le quiere, claro, y muchos ven en él al único capaz de reconducir la situación.
Lo que no se puede obviar es el sufrimiento acumulado. No es nuevo porque el bloque rojiblanco arrastra una losa que le está hundiendo: de los últimos 93 puntos en juego únicamente ha sumado 23. Así se explican muchos males y la difícil situación que vive el vallecano en el banquillo del Girona. El crédito, que parecía infinito, se agota y todo lo que no sea ganar al Alavés cortaría el hilo de la espada que pende sobre su figura.
Habrá plebiscito a Míchel y su equipo y el juez será el balón. Si hay goles a favor y victoria, alegría. Si pasa lo contrario, el coliseo gerundense no dudará en colocar su pulgar hacia abajo. “Todo el mundo ha de notar que el Girona se juega la vida”, dijo Míchel. Lo hace.
Entre Girona y Alavés, ahora mismo, hay un mar de ocho puntos de diferencia. Casi nada y por ello, Míchel no está para verlas venir. Tampoco un Coudet que pretende mirar a Europa. No lo dice, claro, pero se siente. El técnico babazorro no tendrá a Lucas Boyé, sancionado, y lo normal es que forme Mariano junto a Toni Martínez, aunque tampoco habría que descartar el 4-2-3-1 de principios de temporada. La clave, si el hispano-dominicano no siente molestias en el nervio ciático.
Duelo de primos en Montilivi
Este Girona-Alavés tiene una curiosa intrahistoria y será el encuentro entre los primos de la familia Lumbreras: Hugo Rincón, jugador rojiblanco, y Pablo Ibáñez, babazorro. Será la primera vez que se enfrenten sobre el césped. El pasado verano, Pablo intentó que Hugo firmase por el Alavés, pero el defensa optó por ir cedido (pertenece del Athletic) al Girona.
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