Pere Pons: “El Girona no se echará atrás en el Bernabéu”
“No descarto otro 2-4, como con el Barcelona”, esboza Pere Pons, que sabe lo que es asaltar el Bernabéu. Ahora juega en Chipre y disfruta con lo que ve: “Es un orgullo”.
Nació en Sant Martí Vell, un diminuto pueblo de apenas 270 habitantes a 15 kilómetros de Girona. Creció con las rayas rojas y blancas pegadas al pecho desde niño. Vivió la época oscura como aficionado, el soñado ascenso como jugador y la hazaña actual como leyenda y uno de los futbolistas con más partidos en la historia del club (210). Pere Pons (30 años), que logró ganar al Real Madrid en Montilivi y en el Bernabéu, sigue disfrutando del fútbol en el AEK Larnaca de Chipre. Desde allí observa con entusiasmo el cuento de hadas que está protagonizando su equipo del alma. Intenta seguir en directo todos los partidos de los chicos de Míchel, pero este sábado coincidirá en horario con su encuentro de la liga chipriota. Cuando acabe aún podrá conectarse para vivir y sufrir, como un hincha más, el último tramo del gran duelo en el coliseo blanco.
Entrevista
―¿Cómo está viviendo la gesta desde la distancia?
―Con mucha ilusión, como un aficionado más, porque no sólo ganan y están arriba en la clasificación, sino que también realizan un juego vistoso y de ataque. Está siendo una temporada redonda y me alegro muchísimo por los amigos que aún tengo en la plantilla, el club y la afición. Estoy disfrutándolo de verdad.
―¿Siempre fue del Girona?
―De muy niño seguía un poco más al Barça, que estaba en pleno apogeo, pero siendo alevín me fichó el Girona para sus categorías inferiores y empecé a ir a Montilivi como recogepelotas. A partir de ahí, comencé a ser un gran seguidor, porque era como el equipo del pueblo. Se puede decir que toda la vida he sido del Girona, sí.
―Escaló la pirámide desde abajo hasta la cima…
―Sí, pasé por todas las etapas hasta llegar al primer equipo. Fue un sueño cumplido. Con Machín de entrenador jugué bastante, en 2017 logramos el ascenso y pude disfrutar de dos años en Primera antes del descenso de 2019.
―Como aficionado y recogepelotas vivió la época oscura del equipo... ¿Cómo la recuerda?
―Sí, en Tercera y, luego, en Segunda B. Con el estadio casi vacío, apenas había asientos, la grada preferente no existía y había en su lugar una lona. Recuerdo que había muy poca gente en el estadio. A veces iba con mi padre porque nos daban entradas a los chicos de la cantera y, otra, a recoger balones a ras de césped. El contraste con lo de ahora es enorme. Ha sido un cambio brutal.
―¿Todo su entorno es gironí o hay infiltrados?
―Mi familia no es muy futbolera, pero cuando empecé a jugar se hicieron del Girona, como es lógico. Entre mis amigos tengo a muchos culés. Cuando yo jugaba en el Girona y me enfrentaba al Barça tenían alguna duda, pero son muy del Barcelona en general.
―¿Les cobró facturas con el 2-4 de diciembre?
―¡Por supuesto! Hay pique sano y eso es bueno. Ese resultado fue algo histórico. Es increíble lo que está logrando este equipo. A mí me resulta difícil explicarlo. Venimos de muy abajo y conseguir estas cosas te llenan más. La verdad es que ahora mola ser del Girona y yo estoy muy feliz por lo que están logrando y por cómo lo están consiguiendo, que es muy importante.
―¿Le da un poco de rabia, después de tantos años allí, no estar viviéndolo desde dentro?
―Rabia no. Digamos que... envidia sana. Me encantaría estar dentro, pero ahora me encuentro en otra etapa y el destino me ha llevado por un camino diferente. Aun así, lo estoy disfrutando, porque conozco a mucha gente en el club y me siento uno de ellos.
―¿Qué amigos le quedan en la plantilla?
―Varios. Juanpe, Aleix García, Stuani.... con estos hablo bastante. También tengo contacto con algún utillero y más gente de la entidad. Les escribo, me contestan, me cuentan cómo se sienten y lo que están viviendo y yo me alegro muchísimo, porque existe una relación de amistad de muchos años. Verlos triunfar y jugar como lo hacen es un orgullo.
―¿Cuál cree que ha sido la clave de la metamorfosis?
―El año en el que bajamos, en 2019, la línea y el proyecto ya eran buenos. Tuvimos mala suerte. De los últimos diez partidos sólo ganamos uno. No merecimos descender, pero tuvimos que aceptarlo. Tras el regreso había una apuesta clara por un estilo de juego y una idea. Había una buena base y a eso se han sumado unos buenos fichajes, chicos con calidad que han subido de la cantera y un gran entrenador. Ha sido una mezcla perfecta. Además, la gestión del equipo es ideal, porque se ve que son una piña.
―¿Los ve ganando la Liga?
―¿Por qué no? Al menos, peleándola hasta el final. No es casualidad lo que están logrando. Ganan los partidos porque lo merecen, no es un año de suerte como ha podido ocurrir en otras épocas.
―¿Quién tiene más responsabilidad en este cambio: Geli, Cárcel, Míchel o el respaldo del City Group?
―Es un poco de todo. Antes de la entrada del City Group, en Segunda, el club tenía problemas económicos, había impagos, llevábamos meses sin cobrar y la entrada de los nuevos propietarios dio estabilidad. Tuvimos campos de entrenamientos nuevos, instalaciones mejores, nos cedían jugadores jóvenes con talento y se juntó todo. Tener a Delfí Geli de presidente también ha ayudado y han acertado de pleno con la elección del míster y el cuerpo técnico. Se ve una comunión ideal entre todos.
―Es el equipo más goleador de la Liga con 52 tantos... ¿Le sorprende?
―Sí, porque Barça y Madrid suelen tener a jugadores estelares en ataque. Esto se explica por el estilo de juego que ha implantado Míchel. Son ofensivos, atacan mucho y sin miedo. Además, lo hacen en grupo, no sólo la línea de delanteros. También trabajan muy bien la estrategia. Por todo ello están tan alto en la tabla.
―¿Qué jugador le está impresionando más?
―Lo de Savinho es espectacular. Yo veo muchísimo fútbol y me meto en bastantes aplicaciones para ver y conocer jugadores y a él no lo tenía controlado, pero es impresionante. Me encanta su desborde, su uno contra uno y lo que aporta al equipo aparte de los goles y asistencias. Su nivel es altísimo. Es un diamante que tiene el Girona, aunque sea cedido.
―Usted ganó al Madrid en Montilivi y en el Bernabéu con el Girona…
―Así es. Fue algo inolvidable. Es difícil conseguir algo así y va a quedar para toda la vida en mi álbum de recuerdos.
―Si este equipo es mejor que el suyo... ¿Ve opciones de otro triunfo en la capital?
―Claro. Se puede ganar. No sé si lo logrará, pero tiene posibilidades. Lo que es seguro es que va a competir como ya ha demostrado en otros campos grandes. Será difícil, pero tienen las ideas muy claras y no se acobardan nunca. Les da igual el rival y el escenario. Ellos proponen su juego y lo llevan adelante.
―¿Mantendrá su estilo de equipo valiente en el Bernabéu?
―Sabemos lo que es jugar allí y la presión que hay, pero ellos saldrán como siempre. Primero, porque ya lo han demostrado y, segundo, porque no tienen nada que perder. Saldrán a disfrutar, a hacer su fútbol y no se van a echar atrás.
―No me diga que ve otro 2-4, como en Barcelona…
―Puede ser. No lo descarto. Es muy difícil porque el Madrid está más fuerte que el Barça ahora, pero creo que no es imposible. Ellos son muy buenos con balón y en transiciones, pero confío en que haya sorpresa y si no logran un buen resultado todavía quedará mucha liga por delante.
―¿Quién le está gustando más de este Madrid?
―Camavinga me gusta mucho. Tiene un potencial increíble y puede ser incluso mucho mejor de lo que es ahora. Sin embargo, me ha sorprendido más Bellingham. Ha llegado muy joven y, sin conocer el idioma, ha roto moldes. Tiene una llegada increíble, mucha personalidad y se mueve por todo el centro del campo. Me parece realmente bueno.
―¿Se atreve con un pronóstico?
―Apuesto por un 1-2.