Pedrosa, último servicio tras un calvario y antes de irse al Sevilla
El lateral, de vuelta un año después de lesionarse, un sinfín de vaivenes médicos y con sólo dos semanas en el grupo. El culebrón empezó en 2021: el Espanyol rompió su traspaso al Brujas.
En Sevilla, frente al Betis, reapareció Adrià Pedrosa 359 días después de sentirse por última vez futbolista de elite, en el Espanyol-Rayo Vallecano del 21 de abril de 2022. Y en la capital hispalense, curiosamente, se encuentra el futuro del lateral zurdo, quien tiene un precontrato firmado para jugar en el Sánchez Pizjuán a partir de la próxima temporada, toda vez que su vinculación como perico expira en junio y no renovará. Las últimas nueve jornadas de esta Liga supondrán el último servicio tras casi una década de blanquiazul y después de haber sufrido un auténtico calvario en los últimos meses.
Dos semanas llevaba únicamente entrenándose con el grupo Pedrosa cuando, el pasado sábado, Luis García decidió darle entrada en el Villamarín para disputar no cinco minutos, como se hubiera esperado, sino más de 20. Un reestreno que estuvo a punto de culminar por todo lo alto, con una asistencia de gol a Martin Braithwaite, anulado por el VAR por un supuesto fuera de juego milimétrico. Pero tendrá más oportunidades. Comenzando por este viernes, en el RCDE Stadium, donde no será descabellado verle de titular salvo que Brian Oliván se recupere forzosamente de su edema óseo. Sería ante el Cádiz, justamente el rival ante el que disputó el primero de sus 114 encuentros con el primer equipo del Espanyol.
Aquello fue en 2018, en el inicio de una temporada inolvidable, en cuya recta final se ganó la titularidad para devolver a los pericos a Europa, 12 años después. Nada más acabar la temporada, fue renovado, con una cláusula de rescisión de 30 millones y contrato hasta 2023. El último en el Espanyol. A pesar de sus convicciones pericas. El culebrón comenzó no con el descenso, sino tras la vuelta del Espanyol a Primera.
En verano de 2021, cuando el club ya echaba cuentas a las ventas que le convendrían para evitar cerrar otro ejercicio con pérdidas, el entonces director general, José María Durán, puso al lateral zurdo el cartel de transferible en unas declaraciones públicas. El jugador y su entorno fruncieron el ceño. Y pocas semanas después, a finales de agosto, llegaba una oferta que, además, parecía satisfacer a todas las partes. El Brujas ofrecía algo más de siete millones de euros al Espanyol, y elevaba exponencialmente el salario de un Pedrosa que encima iba a jugar la Liga de Campeones. Pero, en el último instante, la entidad se echó atrás.
Cerradas las puertas, no tardarían en iniciarse los contactos para una renovación que, evidentemente, han sido tortuosos. Porque, siendo titular indiscutible, de entrada le ofrecieron unos emolumentos inferiores incluso al de la mayoría de suplentes de la plantilla. Y porque las posturas se fueron retorciendo. Aun así, hasta no hace demasiados meses, existió la posibilidad real de continuar. Y la última oferta se acercaba a las pretensiones del jugador, pero no le compensaban el tiempo perdido con tanta negociación.
Entretanto, clubes como el Rayo Vallecano e incluso el Barcelona –que lo tuvo en su lista antes de decidirse por firmar a Marcos Alonso– se fueron interesando por un Pedrosa que, para colmo, caía lesionado en el tramo final de la pasada campaña, con un pronóstico inicialmente esperanzador pero que ha ido empeorando en diversas ocasiones, postergando una y otra vez su vuelta. En este último periodo, iniciados los seis últimos meses de su contrato y ya con la vía de seguir en el Espanyol completamente rota, el Sevilla ha aprovechado para atarlo, con la carta de libertad. Adiós a la gran venta perica que debía ser.
Pero sus males no habían acabado. Sometido a inicios del pasado verano a una cirugía menor por otra dolencia, la pubalgia que sufría desde hace un año, y que debía permitirle volver a jugar cuando se iniciara esta Liga 2022-23, se fue complicando. Hasta el punto de que, el 28 de agosto, acabó siendo intervenido quirúrgicamente en Londres. Y no al margen del club, como se ha especulado, sino atendiendo a una de las dos opciones que le ofrecían desde el RCDE Stadium; la otra era la del doctor Ramon Cugat.
Aunque la previsión era que volviera a jugar en un periodo máximo de tres meses, a la vuelta de la Copa del Mundo en el peor de los casos, las amarguras de Pedrosa siguieron, en manos de diversos especialistas hasta que se dio con la solución a las preocupantes dificultades secundarias que le había ocasionado la pubalgia. Y así, hasta su retorno el pasado sábado. Hasta su reencuentro con el estadio del Espanyol este viernes, cuando se cumplirá un año exacto de su último partido antes del calvario. Hasta la misión final de la permanencia. Y hasta la marcha del club de sus amores para recalar en el Sevilla.