Patinazo del capital extranjero en LaLiga
Los últimos cinco equipos de la clasificación de Primera pertenecen a propietarios foráneos: Valencia y Almería, salvados por la campana. Elche, Espanyol y Valladolid, al infierno de Segunda.
Suenan vientos de cambio en un fútbol que va evolucionando sin pausa y que ha derivado en que cada vez más clubes acaben siendo propiedad de grandes inversores extranjeros. Una metamorfosis que no parece tener límites con los ejemplos de Manchester City, Newcastle o PSG como casos más clarividentes. Y es que, aunque en estos tres precisos modelos, la llegada de capital extranjero haya sido garantía de éxito, no siempre es así. Incluso puede suponer un giro radical que desemboque en una situación totalmente opuesta ejemplificada en la ruina deportiva. Tanto es así que, si ponemos la lupa en el fútbol español, LaLiga es el gran exponente de la cara amarga de lo que pueden suponer dichas compras. Con el telón bajado a la temporada 2022-23, significativo son los últimos cinco equipos clasificados en la tabla, pues todos poseen un claro denominador común: todos cuentan con un propietario o grupo de propietarios foráneos.
Tanto los tres equipos que consumaron su descenso a LaLiga Smartbank (Elche, Espanyol y Valladolid), como los dos clubes que jugaron con fuego hasta rozar la quema (Almería y Valencia) se sostienen en base a fortunas provenientes lejos de nuestras fronteras. No son los únicos, ya que Girona y Mallorca contienen los mismos patrones. En total, hasta siete son los equipos de la máxima categoría del fútbol español que tienen dueños extranjeros. O lo que es lo mismo, un 33% de LaLiga. Una cifra demasiado elevada para la poca tranquilidad deportiva que asegura. Situaciones que en su día eran inusuales, hoy, se han transformado en cotidianas con Dmitri Piterman en el Racing de Santander o Al Thani en el Málaga como los multimillonarios pioneros en nuestro fútbol hace ya algo más de dos décadas.
Infierno en Elche, Barcelona y Valladolid
El Elche, de Christian Bragarnik (Argentina), Espanyol, de Chen Yansheng (China) y Valladolid, de Ronaldo Nazario (Brasil) son los tres grandes nombres propios que han visto como los multimillonarios desembolsos iniciales no se han visto reflejados sobre el verde. Tanto hasta consumar su descenso a LaLiga Smartbank. Pero si hay algo en lo que los tres propietarios coinciden es ganarse, y con creces, el descontento por parte una afición que los quiere lejos del futuro más inmediato de sus respectivos clubes, ahora mismo en ruinas. Los ilicitanos tenían asumido su destino y fue en la jornada 33 cuando certificaron la pérdida de la categoría tras una temporada para el olvido en el Martínez Valero. Un flojo inicio, la falta de inversión para reforzar puestos claves, la salida de Mojica en el último día de mercado veraniego y fichajes lejos de las expectativas han sido los detonantes del descalabro de la temporada franjiverde. Tras tres campañas consecutivas en la máxima categoría del fútbol español, el Elche, de la mano de un Bragarnik que no piensa vender el club, intentará regresar a la élite lo antes posible.
Aún más delicada es la situación en Espanyol y Valladolid. Cornellà se han convertido en una trituradora de entrenadores durante la gestión de Chen Yansheng (nueve en siete temporadas) y volverán a una categoría que cada vez les resulta más familiar tras el descenso histórico en la campaña 2019-20. Ahora, dos cursos después, los bandazos deportivos y los cambios legislativos en China han supuesto una falta de inversión en un Espanyol que vuelve a llorar un nuevo descenso. En Pucela, el más doloroso. La afición vallisoletana, en la última fecha y dependiendo de sí mismo, ha sufrido su segundo descenso en tres cursos. En el José Zorrilla todas las miradas apuntan hacia el palco. Allí, un Ronaldo Nazario que aterrizó en 2018 y, un año después, afirmó que el Valladolid pelearía por entrar Champions League en las siguientes cinco temporadas. Hoy, aquella promesa son meras palabras vacías, aunque el brasileño no tirará la toalla y afirmó hace escasos días no tener en mente vender el club.
Alivio en Almería y Valencia
Almería y Valencia lograron la permanencia in extremis y llevaron la alegría a dos aficiones que volvieron a sonreír, aunque tienen memoria y no olvidan la agonía en una temporada de desfibriladores. En los Juegos del Mediterráneo, la llegada del capital saudí Turki Al-Sheikh al club supuso la vuelta de los almerienses a LaLiga Santander el curso pasado y, pese a un final de infarto, lograron el objetivo de la salvación. Muy distinta es la situación en Mestalla.
Allí, el empresario singapurense Peter Lim ha convertido al Valencia en un juguete roto. Con una afición que clama su marcha persistentemente entre constantes cánticos y protestas, la llegada hace ya casi una década del ahora máximo mandatario del club valencianista, ha provocado un malestar en un equipo histórico de España que deambula sin alma. Por el camino, 14 cambios de entrenador en nueve años, pasar de ser un habitual de Champions al constante coqueteo con el descenso y convertir al Valencia en un club vendedor que no desembolsa lo ingresado.
En el otro lado del charco, los modelos de Girona y Mallorca, también extranjeros, pero que sí parecen dar sus frutos. El conjunto gerundense se ha erigido como el filial del Manchester City y forma parte del City Football Group, la sociedad de Emiratos Árabes Unidos, mientras que el club bermellón es propiedad del estadounidense Robert Sarver. Ambos clubes han logrado el objetivo de la permanencia sin dificultad alguna e incluso han soñado con cotas más altas como pelear por entrar en plazas europeas. Además, en Segunda División, hasta siete son los clubes que también pertenecen a millonarios foráneos (Granada, Albacete, Zaragoza, Oviedo, Sporting, Leganés y Málaga). Aunque el equipo nazarí pondrá rumbo a la división de oro la próxima campaña. La cruz, los malagueños con el futuro de un club en entredicho que consumó su descenso a Primera RFEF tras 25 años en el fútbol profesional.