Parque de bomberos Montilivi
Girona y Alavés necesitan ganar para no quemarse con el descenso. Los rojiblancos encadenan siete jornadas sin ganar. Coudet se juega el puesto.
Hay a quien parece que le desgasta ganar ( increíble, pero sí) y hay otros a los que les mata no hacerlo. A Girona y Alavés les encantaría estar en el primer grupo, aunque están, claramente, en el segundo. Sus momentos son igual de malos y por Montilivi pasa un tren que no pueden dejar pasar. El de permanencia. La lucha por no bajar es cada más encarnizada y los dos se medirán a pecho descubierto (sigue el partido en directo en As.com).
El Girona, claro, es quien tiene posición preferente en la compra de billetes para salvarse por su situación en la tabla (es 13°) y los puntos de margen que tiene respecto del descenso (siete) pero está cayendo en picado y sin frenos.
Encadena siete partidos de Liga sin ganar (cuatro derrotas y tres empates) y ya se ha igualado la peor racha de la era Míchel en el banquillo rojiblanco. Son palabras mayores. El techo son las diez jornadas sin vencer que acabaron con el descenso a Segunda (2018-19). Anula mufa.
Pero si se habla de entrenadores, Coudet está maltrecho en el Alavés. Apático y cada vez más cerca del precipicio. Acostumbrarse a no ganar es demasiado peligroso y un empujón para cargarse al eslabón más débil, el técnico. Está en el alambre. Su puesto, en juego. Y para intentar ‘sobrevivir’ se espera la aparición de Guevara por Jordán. Su penalti a lo Panenka del pasado fin de semana ante el Rayo le penalizó mucho. Incluso ha pedido disculpas a sus compañeros a lo largo de esta semana. En cuanto a la duda, Aleñá. Se marchó del último partido con molestias, Coudet lo había descartado pero, tras la última sesión entró en la lista de jugadores que viajaban. Si no está al cien por cien, jugará Carlos Martín.
En situaciones de emergencia toca dar un paso al frente y si algo tienen Girona y Alavés son jugadores de confianza a los que agarrarse. Bomberos para apagar fuegos importantes y de sobrada experiencia. Rápidamente se va el pensamiento a Stuani (38 años) y Kike García (35). El gol no pasa para ellos y este mediodía serán los que tendrán que sujetar la ilusión de ambos conjuntos por la permanencia. Cada vez queda menos y las llamas abrasan.
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