Pacheta pasa por su peor momento en Valladolid
El técnico fue criticado y pitado junto al equipo el viernes y decidió cerrar el entrenamiento de recuperación por primera vez en la temporada.
El Real Valladolid se mantiene en las últimas semanas sobre la cuerda floja. La estabilidad que le daban los buenos resultados en Zorrilla se tambalea cuando jugaba lejos de la ciudad del Pisuerga. Ese “vivir al límite” en la pelea por la permanencia hace que un error en casa pueda acabar con el funambulista estampado contra el suelo. También puede ser que el acróbata sea capaz de hacer una pirueta y mantenerse aún en la cuerda, cada vez más floja, cada vez más corta. La acrobacia que le salva al Real Valladolid, una vez más, de volver a la zona de descenso es triple: el empate del Almería ante el Cádiz (1-1), la derrota del Espanyol ante el Celta (1-3) y la goleada sufrida por el Valencia en el Metropolitano, lo que mantiene a los de Pacheta fuera de los tres últimos puestos en este parón de selecciones, pero con la vista puesta en que el siguiente compromiso es en el Bernabéu, nada menos.
El Real Valladolid no pasa por un buen momento y su entrenador, Pacheta, tampoco. Las críticas empiezan a disgustarle sobremanera, al igual que los generalizados pitos que hubo en Zorrilla. Perder es entendible en deporte, pero lo es menos la forma en la que llegó esta derrota el viernes por la noche ante el Athletic que se suma a los desatinos del Sadar, San Mamés, Balaídos, Martínez Valero o el duelo en casa ante el Rayo. Las llamadas y declaraciones a ser tan valientes en Primera como en Segunda no se ven refrendadas en hechos: el Pucela es el equipo menos goleador de la categoría. Tampoco es valiente a la hora de competir porque no tiene el control de los partidos, pierde muchos duelos, hace pocas faltas y encaja demasiados goles. Lo intenta, seguro, pero no le sale. La excusa de las bajas sería plausible, sino fuera porque el patrón de los últimos encuentros se parece demasiado a los primeros después del Mundial y antes de la irrupción de Machis, tan definitiva como breve. En 12 partidos, con 36 puntos en juego, el Pucela ha sumado 11. Victorias ante Valencia, Real Sociedad y Espanyol y empate frente a Osasuna y Elche.
Y a Pacheta, tan encantado con la ciudad, con el club, con la afición, las críticas le han torcido el morro. Escudado en que todos los rivales son muy buenos pues esto es Primera División, no termina de hacer autocrítica en público, siempre ve el camino largo, duro, pero despejado y se suma a la petición de unión. El técnico lo tiene claro. O eso dice. Se supone que de vestuario para dentro, donde se deben hacer las críticas, trata de imponer su criterio y explicar lo difícil que es subir y lo fácil que es bajar. Porque el viernes, como otros días, erró el entrenador, pero también fallaron los jugadores. Unos porque no están, otros porque no son. Quizás por eso, como el profesor que castiga en el recreo, Pacheta decidió que la sesión de recuperación del equipo debía ser a puerta cerrada. No se sabe si el castigo era para sus “alumnos” o para los que acuden a ver al equipo. Segundo día de recuperación extraño después de que la semana pasada colocara el entrenamiento del domingo a las nueve de la mañana tras volver de Elche por mucho que los jugadores y el propio técnico quisieran asistir al encuentro del Femenino.
No es el caso, pero siempre hubo entrenadores a los que les encantó buscar un enemigo común y la Prensa suele ser su diana favorita. Pacheta, que siempre avisó de la necesidad que tiene de que la Prensa “le ayude”, no estuvo afortunado el jueves en la previa y estuvo desafortunado con algunas respuestas en la rueda de prensa posterior al partido. Nunca le gustaron estas. Y es que reconocer que se hacen cosas mal no es un signo de debilidad, sino todo lo contrario. Aceptar el potencial de tu plantilla y adaptarlo a tus necesidades para sacarle el mayor rendimiento es lo más inteligente porque los técnicos con un solo plan están destinados, casi siempre, al fracaso. Pacheta siempre dice que le ficharon para esto, para ser valientes, ir al ataque y sumar muchos goles y puntos. No lo está consiguiendo, pero se equivoca el burgalés. Para lo que le ficharon fue para ascender a Primera y ahora para lograr la permanencia. Se sube marcando mucho, se permanece no encajando.
El Real Valladolid volverá a la liga el 2 de abril en el Bernabéu, ante el Real Madrid y lo hará fuera del descenso. Desde entonces le quedarán 12 partidos a jugar en dos meses porque la liga acaba el primer fin de semana de junio, por lo que estos días el cuerpo técnico tratará de solventar los problemas tácticos sin los internacionales y recuperar jugadores en la última fase de sus lesiones. Por delante esperan Real Madrid, Villarreal, Valencia, Rayo, Cádiz y Almería, a domicilio, y Mallorca, Girona, Atlético de Madrid, Sevilla, Barcelona y Getafe, en Zorrilla para conseguir, al menos, cuatro victorias y sumar 40 puntos.