Pablo Durán, un educador infantil de Primera
El tomiñés se bautizó el pasado sábado en la élite, pero hace apenas tres años encarrilaba su profesión hacia la Educación Infantil.
Como a muchos jóvenes del mundo, a Pablo Durán (Tomiño, Pontevedra, 23 años) le tocó vivir su último año de juveniles en plena pandemia. Por aquel entonces jugaba en el equipo de su localidad natal, donde creció como persona y como futbolista. Esas interminables horas muertas encerrado en casa le sirvieron para meditar sobre su futuro. Estaba decidido a ser educador infantil. Se matriculó con la intención de cumplir su sueño, enseguida se puso a hacer prácticas de un trabajo que le entusiasmaba y que le permitía compatibilizarlo con su otra gran pasión: el fútbol.
Aunque hoy suene surrealista, lo cierto es que Pablo Durán ni siquiera soñaba con vivir del fútbol hace tan solo tres años, mucho menos llegar a Primera y bautizarse con un doblete ante toda una Real en Balaídos. Tras acabar su etapa juvenil en el Tomiño, el atacante fichó por el Porriño Industrial, otro equipo de la zona que jugaba en Regional Preferente, la quinta categoría del fútbol español (hoy es la sexta). Durante esa etapa llamó la atención del representante vigués Javier Villaverde, que le ofreció sus servicios y empezó a moverlo pensando en un futuro profesional. En aquellos días, Pablo ya consideraba un sueño jugar en Tercera. Sin embargo, lo que llegó fue aún más grande, la oportunidad de vestir la camiseta de un histórico como el Compostela en la recién creada Segunda Federación. Era la antesala del profesionalismo.
Por supuesto, Pablo no desaprovechó esa gran oportunidad y firmó una temporada de ensueño en Santiago, despertando el interés de los principales ojeadores del país. Hubo muchas llamadas de las grandes canteras del panorama nacional. El Villarreal apostó fuerte, pero el Celta acabó ganando la batalla.
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Es así como el joven atacante tomiñés, ese estudiante de Educación Infantil que buscaba la forma de compatibilizar su vocación con su gran pasión, llega al filial del Celta. No sería el único novato, ese verano también se estrenaba en el banquillo un tal Claudio Giráldez. Tras dos años espléndidos en el Fortuna, en verano le llovieron ofertas importantes, principalmente de la primera división portuguesa. Pero Claudio apuesta por él y Pablo no duda en seguir a su lado. El sábado le llegó el bautizo en la élite, pero nada es casualidad. Durán tiene una libreta donde apunta toda la táctica de la semana. Y así se forjó su doblete.
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