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CELTA DE VIGO | ÓSCAR GARCÍA

Óscar García: “A Gabri Veiga le daba igual con juveniles, en el filial o en Primera, había jugador”

El técnico catalán hizo debutar a la joya del Celta en el primer equipo, un paso decisivo. Ahora analiza su crecimiento para AS y cómo fue guiar aquellos pasos.

Gabri Veiga.
Lalo R. VillarDiarioAS

Suma y sigue de Gabri Veiga. El centrocampista del Celta de 20 años volvió a sumar y a ampliar su estadística con el cuadro vigués en el choque ante el Almería. Asistió a Seferovic en el tanto del empate gallego (1-1) en el minuto 10 de partido. Una jugada donde se volvió a juntar con Aspas, su capitán, quien hace unos días soñaba con que Veiga prolongara, al menos un año más, su etapa en el Celta. El de Porriño eleva su cotización en cada partido. No pudo sumar minutos con la Selección Sub-21 durante el receso internacional, pero los problemas físicos no le impidieron volver a sumar con el Celta.

La Veigamanía se sigue disparando, en España y en Europa. Veiga viene quemando etapas desde con 17 años debutara con el filial del Celta en 2017. Pero fue en 2020, cuando Óscar García Junyent, el por entonces técnico del primer equipo celeste, le dio la alternativa con los mayores. Como Cruyff hiciera con él hace 30 años, Óscar también tuvo esa visión para promocionar a un chico que asombraba a todos los niveles.

Óscar García Junyent.
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Óscar García Junyent.DOMINIC EBENBICHLERREUTERS

“La primera vez que lo llamamos a entrenar ya nos causó una gran impresión. También, sobre todo, a mi hermano, a mi hermano Roger, que estuvo más pendiente de los jugadores jóvenes que habían subido y Carlos Hugo también, y la primera impresión es que aquí había un jugador. Había que pulir algunas cosas, pero, técnicamente y físicamente, era un jugador que ya podía competir a nivel profesional”, señala Óscar a AS. El técnico explica cómo fue aquel echan a andar con el primer equipo y las precauciones que hay que tomar cuando aparece un talento tan joven. “Había que cuidar muy bien en qué momentos poder hacerle jugar, donde el contexto fuera bueno para él y. Y la verdad es que no nos decepcionó en ningún momento. Llamaba la atención que, para lo joven que era, físicamente era ya muy muy fuerte y ya podía competir a nivel profesional”, subraya. Pero había que completar su formación y Óscar también invirtió tiempo en ello. “No desentonaba para nada en el nivel del equipo. Sí que había cosas un poco más tácticas, un poco más de mejorar el control, el pase y en algunas definiciones. Al final, cuando nos quedábamos a veces a tirar a portería, al principio se le iban muchos balones por encima del larguero. Poco a poco fuimos hablando con él en los entrenamientos de cómo tenía que poner el cuerpo, de cómo tenía que poner el pie y, bueno, viendo el resultado en los goles que está marcando, pues me alegro que, un poco o mucho, eso ayudara a convertirse en el jugador que es ahora”, señala Óscar García sobre aquel crucial momento.

Hacer debutar a un talento, de forma circunstancial, es sólo el primer paso. Después hay que gestionar su desarrollo técnico y mental. Ese contexto positivo del que habla Óscar y que hay que cuidar. Veiga y otros muchos tienen también que lidiar con ese peligro inherente de volver al filial y volver a esperar su momento. Óscar le había hecho debutar primero contra el Valencia y después, por decisión técnica, contra el Barcelona en un partido donde dejó su impronta al más alto nivel. Pero su mentalidad también se pondría a prueba con su vuelta al filial, un trago que no todos asumen de la mejor manera. Pero Veiga tenía los pies en el suelo, explica Óscar. “Era un chico que, estuviera en el primer equipo, en el filial o en el juvenil, siempre se entrenaba bien. Si lo enviabas a jugar con el filial, a él le daba igual, intentaba dar lo máximo para la categoría en la que estuviera en ese momento. Jugaba con la misma intensidad en el primer equipo, en el filial o en el juvenil”, recuerda el técnico.

Desde aquel tiempo en el que trabajó con él hasta ahora, el joven Veiga ha ido creciendo y mejorando hasta la versión que se observa ahorra, un centrocampista que maneja varios registros y por el que suspira ya toda Europa. “Le he visto mejorar mucho en la definición. Ahora tácticamente es un jugador a mucho mejor, pero bueno, sigue siendo el Gabri que nosotros conocimos, el que tuvimos la suerte de poder darle la oportunidad de jugar en Primera. Recuerdo que, por ejemplo, en aquel partido contra el Barcelona, fue el mejor del equipo, con diferencia”, rememora Óscar.

Veiga sigue siendo un jugador que explora sus límites y su antiguo técnico detalla las situaciones donde se encuentra particularmente cómodo en el campo. “Sobre su puesto ideal, bueno, es un chico que si tiene que jugar más posicionalmente pues le puede costar un poco más, porque es un futbolista que necesita desplegar sus virtudes físicas. Sus virtudes en la conducción, donde puede eliminar a muchos rivales, saltar muchas líneas de presión del rival. Aparte, es un jugador al que le gusta llegar al área. Es otra cosa que me gustó mucho de él, porque últimamente no hay muchos mediocampistas que lleguen de segunda línea al área y es una de sus cualidades y una de sus capacidades. Es más un mediocampista que puede hacer de box to box, que no un jugador más al estilo más Busquets o Rodri, que son más posicionales en la posición de mediocentro. Él necesita más campo para para enseñar todo el nivel que tiene”, detalla Óscar.

Con Europa mirando y tentando al joven jugador, la pregunta es dónde está su techo y Óscar va con calma. “De momento, en el primer equipo del Celta está siendo de los mejores. Es un chico que, si está centrado como hasta ahora, tiene mucho margen, incluso de progresión. Creo que estamos viendo a un Gabri Veiga al que creo que todavía le falta un porcentaje para llegar a su mejor nivel. Y eso que está ahí, a un nivel altísimo. Aparte, es un chico humilde, trabajador, que acata muy bien las decisiones y eso seguro que le ayuda en su carrera”, describe el técnico que le dio la alternativa. Y no ha sido al único. A sus 49 años, el técnico de Sabadell tiene ya una experiencia amplia en varios países y en todos ellos ha demostrado sensibilidad y visión para darle el espaldarazo y la confianza a jugadores jóvenes que van camino de ser figuras relevantes. Hizo debutar en el Salzburgo a Upamecano, por ejemplo, y ha sido decisivo también en el camino de otros jóvenes de los que ya se habla como Hugo Ekitike o Folarin Balogun, al que estaba dando el espaldarazo como revelación de la Ligue 1 durante su cesión en el Reims por parte del Arsenal.

“Es un orgullo y un honor haber sido el entrenador que confió en esos jugadores desde el principio. No es que sea una cosa para mí complicada, porque siempre he pensado que los jugadores jóvenes te pueden dar un plus y más si son de la calidad de estos. La mayoría de ellos estaban en el club, en el filial, cuando llegamos a esos equipos y abrimos muchas posibilidades de mejora. La verdad, fue un placer empezarlos a guiar en su carrera, son jugadores que ya están hoy y que van a estar en los mejores clubes del mundo”, resume Óscar García Junyent.