Oriol Romeu, un baño de realidad

Salvo sorpresa mayúscula, Oriol Romeu se convertirá antes del miércoles en nuevo jugador del Barça doce años después de abandonar La Masia. El fichaje es una gran noticia para los románticos, que ven en el regreso del mediocentro de Ulldecona un reconocimiento a un largo viaje de alguien que siempre soñó con jugar en la primera plantilla azulgrana y que va a tener la recompensa a un durísimo trabajo.

Pero el regreso de Oriol Romeu, más allá de que Xavi vea en él un perfil de jugador interesante que puede ser útil en ciertos momentos para darle estabilidad a un equipo con tendencia a romperse, es un símbolo de la cruda realidad económica azulgrana. Es público que las expectativas del entrenador del Barça estaban mucho más altas. Durante un año entero ha reclamado el fichaje del realista Zubimendi, pero en el club nadie le ha escuchado. Luego, deslizó que estaría bien intentar el fichaje de Kimmich para intentar mantener el nivel de exigencia con el club alto, al menos en la opinión público. Laporta desinfló el globo rápido: “No vendrán ni Kimmich ni Zubimendi”. Por donde no pasó el entrenador es por la idea de traer desde el Wolverhampton a Rùben Neves, una ‘promesa’ del presidente a Mendes que fue rechazada desde el inicio por el técnico. Si Zubimendi no venía, Neves tampoco. También apareció la oportunidad del croata Brozovic, un jugador de prestigio y muy reconocido. Pero el Barça, del que este verano han desaparecido las palancas, tampoco pudo acceder a él.

Así que, al final del casting para sustituir a Sergio Busquets había dos opciones. Una parte de la cúpula técnica considera que Nico tiene el nivel suficiente para jugar ahí y que hay que dar la oportunidad a un chico de 21 años antes que a quien supera la treintena. Sin embargo, ahí se ha impuesto el voto de calidad de Xavi, que no ve a Nico como un mediocentro posicional y considera que no tiene un jugador de la especificidad de Oriol Romeu en una plantilla que está llena de excepcionales centrocampistas (De Jong, Pedri, Gundogan, Gavi…), pero en la que ninguno responde al retrato-robot de futbolista de Oriol Romeu, más posicional, estable y defensivo. Alguien que pueda a sujetar el equipo.

La incógnita ahora está en saber qué rendimiento ofrece en un grande Oriol Romeu. En el Chelsea no cuajó y el gran salto en su carrera lo dio en el Southampton, con el que jugó 256 partidos. A Stamford Bridge, eso sí, llegó joven. Hoy es un futbolista más madura y la temporada pasada rindió a satisfacción en el Girona de Míchel. Al fin, expresó en LaLiga todo el fútbol que lleva dentro. Las expectativas bajas también pueden ayudarle en el aterrizaje. Va a ser un jugador barato (su fichaje estará en torno a los cuatro o cinco millones de euros), es catalán y de la casa. Y eso siempre suma. La afición lo va a mirar con buenos ojos pero el fútbol de élite es cruel, así que también se le pedirá rendimiento. Oriol Romeu es un buen baño de realidad para el Barça de estos días, pero eso no significa que el club azulgrana haya firmado a un jugador menor. Romeu luchará contra los prejuicios.