Oriol Romeu: emoción a flor de piel
El centrocampista se mide al equipo que le permitió un regreso a casa que ahora es un tanto amargo. En Girona era el ojito derecho de Míchel; en Barcelona vive días de suplente.
El Barça-Girona de este domingo no es un partido más para Oriol Romeu. A sus 32 años, el centrocampista de Ulldecona (paisano, por cierto, de Aleix García) juega por primera vez contra el equipo que le permitió volver a casa. Lo hace, sin embargo, en medio de un fuerte choque de emociones. Ahora defiende la camiseta del Barça, aunque le tocan días difíciles (no ha jugado ni un minuto en tres de los últimos cinco partidos: Real Sociedad, Oporto y Atlético de Madrid). Una pérdida de protagonismo que choca con el rol que tuvo en el Girona, donde fue un futbolista capital para Míchel. Desde que aterrizó a final de agosto, lo jugó absolutamente todo en Liga mientras estuvo disponible.
Con Oriol Romeu, el Girona no fichó sólo a un futbolista con un excelente sentido táctico (“era el que me hacía equilibrar las presiones. Muchas las hacía sabiendo que la piedra angular era Romeu y yo trabajaba sobre eso”, dijo Míchel en una reciente entrevista con AS). También uno de esos tipos que hace vestuario. Un transmisor de buenas sensaciones, que pone criterio en el vestuario, que “se sacaba a Aleix García e Iván Martín el día después del partido a hacer recuperación en el césped”. Un generador de buenos rutinas que se convirtió en una vaca sagrada del vestuario en apenas diez meses. Los intangibles también suman en un futbolista y esa era el valor añadido de Romeu.
La situación de Romeu en el Barça es complicada. La exigencia que rodea al club azulgrana se lo ha llevado por delante después de una pretemporada fabulosa en la que estuvo entre los mejores en la gira americana, con actuaciones brillantes contra Arsenal, Real Madrid y Milan. Presentado en el Memorial Coliseum de Los Ángeles, Romeu, y así lo transmitió él, dio la sensación de estar en el punto de madurez perfecto para rendir a satisfacción (”puedo darle equilibrio al Barça”). Con el modelo aprendido en La Masia, con la experiencia adquirida en la Premier, y ese año de ‘adaptación’ en LaLiga, en un equipo con coordenadas tácticas similares al Barça. Un jugador bueno tácticamente al que, además, nadie quiso poner la etiqueta de recambio de Busquets, algo imposible, aunque a él no le asustó (”llenar su vacío es un reto”). Tal vez las expectativas desatadas durante la pretemporada fueron excesivas; y el de Ulldecona haya sido el más señalado en los malos partidos del Barça. pero es cierto que salió señalado de citas como la de Oporto, donde le costó mucho darle salida al equipo, que se ha expresado mejor con De Jong o Gündogan en el inicio de la jugada.
Romeu vive días bajos y de menos protagonismo, pero la temporada es larga. En eso trabaja el mediocentro, en volver a un pico alto de confianza que le permita ser útil al Barça. Si no, en Girona lo están esperando “con los brazos abiertos”, como dijo Míchel. Quique Cárcel también se ha mostrado partidario de un regreso al equipo blanc·i·vermell si no termina de hacerse sitio con Xavi. Aunque su fichaje estuvo rodeado de cierta polémica y en Girona molestó cómo se movió el Barça en una operación relámpago, Girona y Barça no dejan de ser clubes hermanos, con Eric y Pablo Torre ahora en los gironís. No habría obstáculos para la vuelta de Romeu si el Girona acaba jugando en Europa la próxima campaña (en enero, de momento, está descartado) pero tampoco se pueden adelantar acontecimientos. El fútbol da muchos giros de guion. De momento, lo que habrá este domingo será un futbolista, Oriol Romeu, que dejó huella en apenas nueve meses en Girona, con las emociones a flor de piel.
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