Olmo, una debilidad histórica de Simeone
El egarense ha estado un par de veces cerca del Atlético de Madrid. Este sábado será una de las grandes atracciones del partido por su extraña situación contractual. Puede quedar libre en menos de dos semanas.
La vida se encuentra con episodios paradójicos con frecuencia. Eso debe pensar estos días Dani Olmo. Él, que ha patentado la imitación del ‘Dame Time’, una celebración señalándose el reloj que imita a Damian Lillard, una de las estrellas de los Milwaukee Bucks, está en plena cuenta atrás, a trece días de ser libre para poder fichar por el equipo que desee si el Barça, que pagó por él 47 millones de euros más bonus por su regreso, no es capaz de alargar su inscripción hasta final de temporada, sea por la vía judicial que ha arrancado de manera desesperada; o por otras a las que no parece llegar a tiempo.
Nadie quiere ponerse en ese escenario en Barcelona. Pero es real. Y aunque ahora tenga futbolistas como Griezmann o Julián Alvarez, si algún entrenador ha ido detrás de Dani Olmo en los últimos años, ese es Diego Simeone. Podría decirse, de hecho, que Dani Olmo ha estado relativamente cerca del Atlético de Madrid un par de veces. Finalmente, la operación nunca cuajó y el deseo final del jugador siempre fue volver al Barça. Pero Simeone era partidario de su fichaje, que cogió cierto cuerpo varias veces. En una de ellas, el interés coincidió con el del Barça. También paradójicamente, Olmo no acabó en Atlético ni Barça, siguió en Leipzig; y quien cambió de equipo fue Griezmann. Cuando la operación se produjo, el sitio de Olmo estaba en el Camp Nou, pero Laporta no pudo cumplir su promesa de ficharlo hasta tres veranos después.
Olmo llega al último partido del año en una situación inesperada. Después de llegar a la Eurocopa casi cogido con pinzas, se elevó en el torneo como uno de los jugadores clave de la Selección en la fase final. Después de emitir señales prometedoras en la primera fase y en los octavos de final contra Georgia, cuando todavía era suplente, cogió el relevo de Pedri después de la lesión del canario en el partido de cuartos contra Alemania. En Stuttgart se elevó como uno de los héroes marcando el 0-1 y sirviéndole a Merino el gol de la victoria después de una prórroga memorable en la que volvió locos a los anfitriones. Luego le marcó el 2-1 a Francia en la semifinal y, no contento con eso, salvó bajo los palos en la final el último intento de Inglaterra. Fichó por el Barça y cayó de pie, con una irrupción espectacular en Vallecas y tres goles en sus tres primeros partidos. Algo más intermitente después de su lesión, en Dortmund jugó un papel clave. Contra el Leganés, sin embargo, se le vio desacertado; y fue imposible no relacionar su desacierto con su incómoda situación.
Olmo ha querido estar ajeno al culebrón de su inscripción. Desde el club le han tranquilizado desde hace varias semanas y él ha preferido aislarse, consciente de que podía afectar a su rendimiento. Jugador experto y muy maduro por su viaje de superación en el fútbol pese a su juventud, tenía claro que sólo puede controlar su día a día, que es el campo de entrenamiento y los partidos. Sin embargo, más siendo de la casa, es imposible no escuchar el ruido que produce su caso. Su reacción en el partido de este sábado es uno de los grandes focos del Barça-Atlético de Madrid. Lo mejor, seguramente, es que desee marcar y señalarse el reloj para que, de una vez por todas, Laporta sea diligente con su inscripción.
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