Ocampos, en el punto de mira

Lucas Ocampos simboliza la ofuscación del Sevilla en ataque. Lopetegui, que llevaba de casa varios guiones preparados, alargó la charla previa más de la cuenta con el grupo y después le dedicó un rato de manera particular al argentino. Entre el toque de atención y los guiños de confianza habrá versado la conversación para que el extremo tome el vuelo perdido en Almería, donde redondearía los 100 partidos en Liga, si su ausencia en el ensayo de hoy queda en anécdota.

El final de la pasada temporada ya entró en zona oscura. Desde su titularidad ante el Cádiz en Nervión, enfiló el tramo final del ejercicio con muchas curvas: se perdió el viaja a Villarreal y ya no volvió a ser un referente. Fue suplente ante el Mallorca, se quedó en el vestuario en el descanso frente al Atlético y disputó los minutos finales del cierre de temporada contra el Athletic. En total, 30 partidos de Liga, seis goles y cuatro asistencias. Números similares a su segunda campaña, la 20/21, con 34 partidos, cinco goles y 4 asistencias, otra vez.

No son malas estadísticas, si no hubiera entusiasmado recién llegado del Olympique de Marsella: marcó 14 goles en Liga. Un dato descomunal para un extremo agresivo, de pelea incansable y con mucho desborde, además de ayudar a su compañero en labores defensivas. El vigor desapareció y su capacidad de regatear la extravió hace tiempo. Así lo demostró en Pamplona en el estreno de temporada.

Su mala nota tuvo consecuencias a las primeras de cambio. Formó parte del banquillo ante el Valladolid. Cuando relevó a Jordán, repitió defectos y no acabó expulsado por muy poco con su entrada a Olaza justo a la altura del banquillo pucelano. Con la bronca desapareció el Sevilla y el intento de asalto, tras la igualada de Rekik sólo un minuto antes. Ocampos ha sido uno de los estandartes del bloque de Lopetegui en el recorrido que comparten desde el verano de 2019. Su versión actual dista mucho del mínimo exigible.