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Barcelona

Nico pone triste a La Masia

Su marcha después de diez años en el Barça, club al que llegó con once años y en el que se formó casi como un molde perfecto para jugar en el primer equipo, golpea a la cantera.

Nico y Xavi, a la llegada del técnico al primer equipo del Barça.
FC BARCELONA

Diez años después de llegar a La Masia, Nico González dejará de pertenecer oficialmente al Barça. El centrocampista se va al Oporto, que pagará unos ocho millones de euros por el traspaso del centrocampista de 21 años, que este martes ya fue visto en la capital portuguesa antes de firmar su contrato con el club portugués, muy cercano a su representante, Jorge Mendes. El Barça se guardará una opción de recompra por el jugador, pero su marcha deja un sabor amargo. Nico podía considerarse puro ADN Barça. Procedente del Montañeros, había pasado por todas las categorías del club hasta que debutó de la mano de Koeman con 19 años (“la camiseta la quería mi padre pero es para mí porque esto sólo pasa una vez en la vida”, llegó a decir aquel día el gallego). Xavi no ha creído en él y se marcha.

Nico ha generado un fuerte debate futbolístico interno las dos últimas temporadas en el Barça. Después de que Koeman sí se lo creyese y lo hiciese debutar al tiempo que Gavi en un momento dramático para el Barça después de la marcha de Messi, empezó jugando con Xavi, pero pronto empezó a desaparecer de las alineaciones. El técnico le ha visto un problema para triunfar en el Barça. No lo considera un mediocentro posicional al estilo de Busquets y por eso apretó por Oriol Romeu, pero tampoco cree que tenga la velocidad de pensamiento y ejecución que le reclama a los interiores cuando les pide estar más adelantados. La solución la temporada pasada fue una cesión al Valencia. Este curso, sin embargo, Nico, asesorado por su padre y Jorge Mendes, ha decidido cortar por lo sano y romper definitivamente los lazos con el Barça.

La decisión de Xavi, honesta con él mismo porque no ve preparado al jugador, sí es un golpe para La Masia, que con Nico parecía haber forjado el molde perfecto del futbolista estilo Barça. Un centrocampista con conocimientos tácticos, capaz de interpretar el juego de posición y control más pase; que además era capaz de llegar a posiciones de disparo y que vivía 24 horas el fútbol. Un deportista, además, brillante en los estudios y buen comportamiento fuera del campo que ha terminado por frustrarse y ver que su sueño, que tocó con las manos en la temporada 2021-22, se desvanece. Muchos vieron en él un recambio perfecto para Busquets. Otros, al menos, un jugador de plantilla válido para muchos años en el Barça, el gran objetivo en un proceso de formación de cualquier academia. Su tristeza en el adiós es la de toda La Masia.