Monchi, el artificiero
El Sevilla, preso de sus errores clamorosos en las áreas y de su planificación incompleta
Tres paupérrimos resultados sembraron de minas racimo el proyecto del Sevilla. Cinco días le quedan a Monchi para detectar soluciones en el mercado que desactiven el peligro de dinamitar la temporada. La reiteración de errores individuales con la alarmante falta de definición y las desaplicaciones defensivas penalizaron en Almería al equipo de Julen Lopetegui, que igualmente arrastra vicios que no ha sido capaz de desactivar en el tránsito al nuevo curso.
En algunos aspectos, el fútbol es deudor de sus tradiciones y avanzó poco. Lopetegui es el blanco fácil. Monopoliza las críticas, furibundas. La igualada frente al Valladolid culminó con pitada del Sánchez-Pizjuán. En el Estadio Juegos del Mediterráneo el medio centenar de aficionados sevillistas elevó el tono y las exigencias con el reclamo de la destitución del entrenador guipuzcoano. La pésima puntería de Erik Lamela se escapa a su responsabilidad, al igual que los desajustes que originaron Rekik y Fernando en la elaboración del segundo gol que encajó Bono. Sí es obligación de Lopetegui indagar alternativas en el juego (por momentos espléndido en el primer acto) o reanimar al batallón de jugadores que se quedaron en el camino (Ocampos, Jordán, Rakitic, Acuña, Jesús Navas, Montiel, En-Nesyri…). Demasiados para que sea casualidad. Y encontrar la fórmula para que su equipo no se desplome en la medular y se diluya en los segundos tiempos al más mínimo contratiempo.
Las estadísticas que acumula el Sevilla en los tres partidos iniciales (contra Osasuna y dos recién ascendidos) retrotraen al blanco y negro (hace 41 años, con Miguel Muñoz al mando, para sumar un punto y propiciar el relevo de Manolo Cardo) o la temporada 96/97 con Camacho, que acabó en desastre. Lopetegui, con el depósito bajo mínimos y con un estado de histeria similar al actual, aseguró el pase a la Champions League por tercera campaña consecutiva, pero los borrones se repiten en la última serie de partidos de Liga: dos derrotas ya, la mitad que en todo el ejercicio anterior; dos victorias (Athletic y Levante), cinco empates y tres encuentros perdidos de los diez últimos. Una tanda similar se llevó por delante a Míchel hace una década. Un detalle para los amantes de las cábalas: Tres técnicos con pasado madridista que acabaron mal en Nervión. Es conocido el paso previo del entrenador vasco antes de recalar en el Sánchez-Pizjuán.
Salvo desenlace imprevisto, los remedios que ingenia Monchi se focalizan en el cierre de mercado. El Sevilla dispone de una sola ficha libre, el dorsal 25. La prioridad es incorporar un delantero. El margen de gasto es escaso. Si el club de Nervión no es capaz de hacer más hueco con piezas que no convencen a Lopetegui, sería inviable eliminar las carencias latentes en la medular con un centrocampista de físico, que auxilie a Fernando. Aplazar otras incoporaciones hasta el parón invernal es arriesgar demasiado, ya que la amenaza inminente con las visitas a Nervión del Barcelona y el Manchester City, días después del plazo para cambios en la plantilla, podría descontrolar aún más las emociones. El curso sólo dio sus primeros pasos, pero regalar más ventaja a los competidores es condenar el plan.