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LAS PALMAS

Moleiro encadena dos suplencias

Primera vez que salta al verde desde el banquillo en dos partidos consecutivos desde que se recuperara de la lesión de isquios en pretemporada que retrasó su debut.

El centrocampista de Las Palmas Alberto Moleiro juega un balón ante Dimitri Foulquier, del Valencia.
Angel MedinaEFE

En el mismo césped del Metropolitano respondían García Pimienta y Simeone para DAZN. Más allá de las cuestiones del encuentro, al técnico amarillo se le cuestionaba por una de sus joyas. Alberto Moleiro. “Puede ser un jugador importante del fútbol europeo, seguro”, reflexionaba. No es poco, viniendo alguien que ha visto pasar ante sus ojos a parte de la flor y nata de la cantera blaugrana.

Sin embargo, en este proceso de construcción de un jugador importante del fútbol no todo tiene que ser necesariamente en línea permanentemente ascendente. El tinerfeño lleva encadenando dos partidos consecutivos de suplente, algo que no le pasaba desde su inicio liguero y que con García Pimienta, había vivido tan solo en ocho ocasiones. Dos de ellas con convocatoria internacional en mitad.

Su actual temporada contiene probablemente con sus picos más altos y con los valles más profundos desde que diera el salto al profesionalismo, en términos de alegría. Los goles ante el Osasuna o en Vallecas o las tres asistencias que ya ha repartido suponen la confirmación de que puede. No obstante, recordaba el entrenado amarillo su inicio de año: “Empezó con una lesión relativamente grave de isquios y le costó adaptarse”, lo que sirve para recordar del barranco del que viene.

Las mieles llegaron de la mano de lesiones. “Cuando tuve la primera en el isquio, fue duro para mí porque nunca me había lesionado. No eres consciente de que un día te puedes lesionar y me tocó”, confesaba en la previa ante el Rayo meses después. Le dolió. Era el último encuentro de pretemporada ante el RB Leipzig en el último tramo del partido que le dejó sin competir hasta octubre a falta de una semana del partido ante el Mallorca.

La segunda baja médica le llegó en pleno pico de forma. Una caída que le sacó el hombro de quicio ante el Cádiz y le dejó transitando por el terreno de juego como un erasmus sin batería en el móvil cuando se baja de la guagua por primera vez en el Castillo de la Luz y ve agua por los dos lados. Aquella lesión amenazaba con dejarlo fuera de combate para el encuentro ante el Barça y parte de enero. Pero no fue así.

“Estuve [...] tratándome por las mañanas y por las tardes para intentar llegar”, explicó el futbolista. Y llegó. Por eso habla el técnico del proceso que debe vivir Moleiro. “Tiene que aprender a jugar y a no jugar”, comentaba el pasado fin de semana. “El otro día [ante el Valencia] salió y lo hizo muy bien. Hoy creo que lo ha hecho con muchísima ganas y muchísima intención” Para apostillar con una gran zanahoria: “Es un chico que va a aportar muchísimo”, opina García Pimienta.

Aunque para ello “tiene que seguir mejorando”, a juicio del entrenador. Algo que también subraya el propio Moleiro. “Me gustaría meter un poquito más de goles, tirar más a puerta, llegar con más presencia al área”, como partes del juego que el propio futbolista ve con margen de mejora. Aunque al salto de categoría le ve facilidades que no encontraba en Segunda. “Hay un poco más de espacio, sobre todo de tres cuartos para adelante”.

La próxima jornada recibe al Osasuna, rival ante el que Moleiro anotó su primer tanto en Primera División, saltando precisamente del banquillo. Esta vez el tinerfeño querrá hacerlo en el once inicial como ha hecho en diez de los quince partidos que ha disputado en la élite. Aunque el entrenador advierte, “el centro del campo que está un poquito caro para jugar”.

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