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LAS PALMAS

Mil quinientos días después

Las Palmas iguala por primera vez desde diciembre de 2019 un partido como visitante que va perdiendo por dos goles de diferencia.

Las Palmas
CHEMA DIAZDiarioAS

El frío se colaba incluso a través de los altavoces de la tele. El Coliseum aparecía en las imágenes televisivas como un desierto helado y empapado. No era para menos un chaparrón que paró el Rayo-Cádiz fue el entrante para los que iban a ver el encuentro Getafe-Las Palmas. Y a pesar de ello en una esquina del estadio madrileño se distinguía con el negro sobre amarillo de los canarios calados hasta los huesos.

Así arrancaba el encuentro y al poco los getafenses dejaron bien claro que la lluvia no significaba armisticio sino fogalera. Al poco caía el primero de la tarde y quien fuera al baño tras el gol se iba a perder el segundo. La caída del Metropolitano, segunda parte, pensaría más de uno. No había pasado quince minutos y los amarillos que el sábado iban de rojo ya iban perdiendo por dos goles.

La sensación del eterno partido en Segunda de Las Palmas fuera de casa en invierno estaba ahí. Un mito que pesa y no termina de pasar, a pesar del pasado reciente. Sin embargo, los amarillos parecía que se reponían, primero un tiro de Munir desde fuera del área, sin daño, servía para calentar el espíritu insular. Luego un cabezazo fuera de Sandro, con este García Pimienta también entró en calor. Pero el grancanario se desquitaba poco después, golazo que entra en el Top 3 de la temporada amarilla.

Todo parecía hecho para que los amarillos fueran a vestuarios con la cara, de “ni tan mal”. Verse tan sobrepasados, en condiciones tan poco subtropicales y quedarse a un tanto de distancia no era mala tarde. Pero el mito de los partidos invernales no está ahí por nada, tercer gol y de nuevo un déficit de dos goles en contra.

Cierto era que el Getafe despedazaba adelante pero… No era tan bordalasenco atrás, a pesar de ello más de 1500 días habían pasado desde que la U.D. era capaz de igualar dos goles de déficit fuera de casa. Por lo que creer en una igualada se situaba en coordenadas de escenarios muy muy optimistas.

Ha llovido tanto que la última vez que un conjunto insular se sobrepuso que la palabra pandemia sólo se escuchaba en Hollywood. Tiempos en los que los amarillos contaba un centro del campo estaba tres esferas por encima de Segunda: Pedri, Jonathan Viera y Ruiz de Galarreta. Casi nada. Entrenaba Pepe Mel a Las Palmas aquel 15 de diciembre de 2019 en el Martínez Valero del Elche, rival y estadio fetiche para los grancanarios. En aquella ocasión los amarillos llegaron al descanso con 2-0 y acabaron con un 2-3 en el electrónico e igualaban a puntos al sexto clasificado.

Desde entonces verse dos goles por detrás era sinónimo de derrota. “Las estadísticas están para romperse” reitera siempre García Pimienta, las buenas y las malas. Y esta vez tocó la mala. Los amarillos dieron igualaron el marcador y cerca, muy cerca se quedó de haber roto otra racha mucho más duradera, la de vencer al Getafe en su casa en liga. Algo que tiene pinta que volverán a pelear los amarillos la próxima temporada, gracias a puntos como los conseguidos en el Coliseum.

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