Míchel: “Tengo energía para que el equipo salga adelante”
El técnico del Girona ha participado este viernes en la presentación de Save Football, el primer sello que certifica la calidad humana en el fútbol base español. “Las expectativas nos han hecho muchísimo daño. Entraron en el vestuario, igual que entran en el niño”, argumentó.
Cuando Míchel empezó a jugar al fútbol en las calles de Vallecas no se imaginaba que terminaría formando parte de la cantera y, posteriormente, de la centenaria historia del Rayo. Por entonces, el fútbol base no era como ahora. La actualidad le ha dotado de más medios y oportunidades, pero también se viven más episodios de violencia y odio. Cada fin de semana salta un nuevo caso de malas prácticas de entrenadores, padres y aficionados. Para garantizar la protección de los menores surge Save Football, el primer sello que certifica la calidad humana en estas categorías tan importantes, donde los futbolistas del mañana dan sus primeros pasos. Su CEO, Rubén Godoy, ha presentado este viernes la iniciativa junto a Míchel, el actual técnico del Girona, en la sede de la Agencia EFE.
“Ponemos el foco de la autocrítica en el entorno del niño, formado por el entrenador, los padres, los clubes, los organismos, los medios y las redes sociales. Es importante gestionar las expectativas y acompañar a los chavales y cuidarlos. Esto nace de una experiencia personal. Escribí un diario y me di cuenta de que el fútbol me salvó la vida y del impacto que genera un entrenador en tu vida”, explica Rubén Godoy, autor del libro ¡Qué golazo!, con prólogo de Míchel. “Me explicó la idea y me enganchó por los valores que representaba. Yo sentía lo que decía, porque lo he vivido. El fútbol español tiene una gran cantera. Hay muchos futbolistas que se quedan en el camino y esa formación es la que les pondrá en la sociedad”, admite el técnico vallecano.
Los hijos de Míchel han seguido sus pasos, el mayor juega en el Girona B y el pequeño en la cantera del Real Madrid. Ambos salieron de las categorías inferiores del Rayo. “El fútbol te enseña muchísimos valores, pero hay píldoras negativas, como las redes sociales, algunos padres de los compañeros, los técnicos que miran más por llegar al fútbol profesional que por el rendimiento del jugador... El fútbol base es un negocio muy grande también. Hay que poner unas bases muy sólidas de cultura deportiva”, advierte Míchel, cuyo equipo empató contra el Leganés (1-1) y ha sacado cuatro puntos de los últimos 33. Se está jugando la vida.
“Vivo un momento difícil, pero precioso. Tengo los gemelos destrozados, parece que jugué yo. Me quedé dormido en el sofá a las 23:00 y me desperté a las 04:00 de la mañana. Quiero acompañar a mis jugadores en este proceso. Hay que tener empatía con el jugador y el club, conmigo. El staff también lo sufre. Las expectativas en el Girona nos han hecho muchísimo daño. Intentas controlarlo, pero entran en el vestuario. Igual que entran en el niño”, desvela el entrenador, que prosigue: “No ocurre igual en un partido de fútbol que en el baloncesto. Cuando acabó el partido contra el Leganés, me abracé a mi familia en el parking y vino Borja, técnico rival, para hablar de fútbol y terminamos animándonos. El fútbol une. Tengo energía para que el equipo salga adelante. Hay que saber gestionar el éxito y el fracaso. Debemos tener los pies en el suelo siempre. Hay que gestionar donde estás. Disfruté poco del año pasado por la exigencia que me metía. Ahora me arrepiento. Ojalá pudiera vivir esa experiencia otra vez”.
El aspecto humano del jugador es algo que importa y mucho al Girona de Míchel. “Hago una llamada telefónica antes de que venga el fichaje, nos interesamos por cómo está su familia... Nos preocupamos del chico de 18 y del veterano del 38 años. El fútbol profesional te lleva a situaciones complicadas y no son fáciles de gestionar. Salen problemas mentales. Le ha pasado a Isi y a mí, como entrenador. Ves a niños de 15 años que mantienen económicamente a toda la familia. Debemos sostenerle para que no caiga, para que no deje el deporte...”, apunta el míster vallecano. De ahí la importancia de quienes le rodean. Su red. “Nos piden ayuda y les damos herramientas. Hemos cogido conceptos para la gestión emocional de padres e hijos y a los clubes les invitamos a cumplir los protocolos de la Ley del Menor. Es importante también erradicar cualquier atisbo de bullying y racismo”, añade Godoy.
Las escuelas a veces tienen buena voluntad, pero les faltan herramientas. “Ves a padres diciéndoles cosas a los niños, a los árbitros... chavales mandando callar a la grada. Esas cosas no deberían pasar porque no las ves en un partido de tenis”, denuncia Míchel, que nada más retirarse fue director del área de metodología en el Rayo, transmitiendo los conceptos y valores del primer equipo a la cantera. “A mí el fútbol también me salvó la vida. Siempre me he sentido seguro en mi barrio, pero a mí el fútbol me encaminó. Le digo a las instituciones que podemos construir un fútbol y una sociedad mejor. Pueden ir de la mano. Es un camino que me apetece recorrer”, lanza el entrenador del Girona. “La transformación es posible y necesaria. Necesitamos tiempo. Este plan es a medio y largo plazo”, aventura Godoy, impulsor de un proyecto que cuenta con expertos en psicología, sociología, coaching deportivo...
Míchel pasará este fin de semana en casa, con la familia, recargando pilas para afrontar el próximo partido contra el Mallorca. Su primera gran final por la salvación. “El objetivo número uno es recuperar al jugador y buscar esa mejora anímica a través del cariño, la comprensión, el diálogo... El jugador nos puede abrir los ojos muchas veces. Gestionar eso es lo que me preocupa, más que el sistema. Quiero que se sientan liberados mentalmente. El dolor del Leganés nos ayudará a ganar al Mallorca. Voy a estar con ellos”, se emociona el míster de un Girona decimosexto, tres puntos por encima del descenso. Ese mimo y cuidado es el que Save Football quiere implantar entre los más pequeños para que el fútbol sea un lugar seguro donde formarse y crecer en valores.
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