Míchel, príncipe de Girona
En su tercera etapa en Primera, el técnico madrileño está consiguiendo un éxito rotundo al frente del Girona
Míchel ha entrenado a tres equipos profesionales (Rayo Vallecano, Huesca y Girona) y con los tres la historia arrancó de la misma manera: un ascenso a Primera División. Un idilio, especialmente con el Rayo, club de sus amores, que sin embargo se truncó en Primera. En las dos anteriores ocasiones que el técnico madrileño entrenó en la máxima categoría acabó destituido tras unos resultados bastante pobres. Hasta ahora. Con el Girona en puestos cómodos de la tabla, jugando con un planteamientos atractivo y mejorando partido a partido, este sí es el año de Míchel en Primera. Dijo en una entrevista a AS que quería demostrar que era un entrenador de Primera y, por el momento, lo está consiguiendo de forma holgada.
La primera experiencia en la máxima categoría del fútbol español fue de la mano del Rayo Vallecano en la 2018-2019. En aquella ocasión fue destituido tras estar al frente del equipo durante 28 jornadas, en las que cosechó 23 puntos repartidos en seis victorias y cinco empates. Ahora, a los mandos del Girona atesora 18 puntos pero solo en 16 jornadas. Además, su equipo es el duodécimo clasificado mientras que cuando se marchó del Rayo el equipo de Vallecas ocupaba la penúltima posición.
Algo similar vivió en Huesca dos temporadas después, en la 20-21. Fue relevado del banquillo en la jornada 18 tras unos resultados que dejaban al equipo muy tocado: una sola victoria y nueve empates. 12 puntos que situaban al Huesca como último clasificado. En ambos casos, ya sin Míchel en el banquillo, Rayo y Huesca acabaron perdiendo la categoría.
Las sensaciones hoy en Girona, sin embargo, son muy distintas. Y es que es evidente que el éxito y la seguridad laboral de un entrenador la marcan los resultados, pero es que en Girona su triunfo va más allá de los números. Míchel ha conseguido implantar un sistema, una idea de juego que ha calado entre los jugadores y la afición. El Girona sabe a lo que juega y juega bien. Pero es que la identificación del técnico con el club y la ciudad va más allá del terreno deportivo. Míchel está encantado en Girona, ha encajado a la perfección con la idiosincrasia del club y no hay una sola voz ni dentro ni fuera del club que le discuta. Como se dice popularmente, ha caído de pie en Girona.