CATRÁSTOFE | VALENCIA
Martí: “La riada de 1957 fue trágica, pero no tanto como esta DANA”
El exjugador del Valencia ha sido testigo de las dos inundaciones más importantes. Hace casi 70 años, tuvo que ayudar en la reconstrucción de su Ribarroja.
Sus ojos han visto muchas veces llover. También riadas e inundaciones. Hasta tragedias como una pandemia. Pero nunca había visto una DANA como la que azotó Valencia y sus pueblos hace unos días. Salvador Martí (Ribarroja del Turia, Valencia, 1938) todavía está dándole vueltas a una tormenta que pasó por su localidad y afecto, sobre todo, a su polígono industrial. Con lágrimas casi en los ojos y arrugas por la edad, este exjugador del conjunto ché es uno de los pocos que ha sido testigo de las dos inundaciones más grandes que han afectado a Valencia a lo largo de su historia. La riada de 1957, que terminó con Mestalla anegado por el desbordamiento del río Turia, la sintió con el murciélago en el pecho. Casi imberbe y a sus 19 años, Martí, como era conocido futbolísticamente, sufrió por una inundación que también hizo destrozos, pero no tantos como esta DANA. En total, según el Régimen, la riada se cobró 81 víctimas mortales, por más de las 200 que ha causado esta DANA. En cuanto a los territorios afectados, la catástrofe del pasado 29 de octubre ha sido mil veces peor, porque en el 57 quedó afectada, sobre todo, la ciudad de Valencia y alguna población más.
“La riada de 1957 fue trágica, pero no tanto como la actual. Se inundó Mestalla y mi pueblo. Por eso, yo las veo similares”, admite a AS el exjugador che. Con una memoria admirable, a sus 85 años, Martí ha tenido que aguantar para no romperse por dentro cuando ha visto que pueblos cercanos a su Ribarroja están destrozados. Los recuerdos le van a aquellas inundaciones en blanco y negro. Han pasado casi 70 años, pero la fuerza del agua fue la misma. Martí, cuando era joven, también tuvo que ayudar en la reconstrucción de Ribarroja. Por eso, cuando ahora miles y miles de voluntarios han salido a la calle con pala en mano, Martí ha vivido un viaje al pasado.
“Ahora que veo estos destrozos, me viene a la mente aquella riada de 1957. Fueron similares, pero ahora es todo más moderno. Yo ya tuve que ayudar a achicar agua en Ribarroja hace casi 70 años porque mi padre era concejal del pueblo y años más tarde fue alcalde. Me pidió ayuda y yo estuve ahí, como ahora ha hecho mucha gente. Recuerdo como si fuese hoy, cuando nos tocó ir a los bancales que teníamos con naranjos a limpiarlos. La cosecha se nos fue”, admite Martí, quien le hubiese gustado ser más joven ahora para volver a coger a la pala y ayudar a sus vecinos de otras poblaciones.
Mestalla, en la riada de 1957, terminó inundado. De hecho, sirvió como refugio para que la gente se salvase. Fueron muchos los que se subieron a sus torres para escapar del agua. Aquel año, Martí dio el salto al primer equipo. Jugó tres partidos con el primer equipo. De hecho, los recuerda como si los hubiese disputado ayer. “Pude jugar ante el Sporting, Osasuna, que marqué un gol, y Granada”, afirma un ex del Valencia que llegó a ser un fino extremo, pero al que las lesiones le frenaron. Pero Martí, con el recuerdo de lucir los colores blanco y negro, todavía lamenta cómo terminó Mestalla. “Nos tocó entrenar en pueblos de alrededor porque el Valencia aún no tenía su ciudad deportiva. Entrenamos muchos días en la Pobla de Vallbona. Pero recuerdo que a Mestalla estuvimos mucho tiempo sin poder ir, ni a entrenar, ni a jugar, ni de visita. Nos pasó factura”, afirma Martí, quien rescata de su mente los seis partidos consecutivos que tuvo que disputar el Valencia lejos de Mestalla por la inundación del estadio. Aquel equipo, tras un pésimo inicio como el de este año, se repuso cuando pudo volver a su estadio.
Martí, a sus 85 años, recordará la temporada 1957-58 por la lluvia, pero también porque formó parte de un buen Valencia. “Estaban Pasieguito, Quincoces, Puchades, Sendra, Ricardo..., afirma Martí, quien también pasó por el Elche, Mestalla, Baleares, Sabadell y Lleida. Pero el partido más importante que ganó, fue el de sobrevivir a una riada como la de 1957. Ya con las botas colgadas, también ha salido ileso de la de 2024, aunque el dolor de esta DANA ya le acompañará ya para siempre.
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