Mario Martín cae de pie en Getafe
El futbolista cedido por el Real Madrid es uno de los nombres propios del conjunto azulón en este inicio de temporada.


No todos los futbolistas jóvenes atraviesan un camino recto hacia la élite, y Mario Martín lo está demostrando con una historia de resiliencia y reivindicación. El centrocampista toledano, cedido por el Real Madrid, ha pasado de sobrevivir en un contexto adverso en Valladolid a brillar con autoridad en el Getafe de José Bordalás, donde ha recuperado la confianza, la energía y el protagonismo que lo proyectaron como una de las grandes joyas de Valdebebas.
La pasada temporada fue dura. Valladolid se hundió deportivamente y el ambiente competitivo no ayudó al crecimiento del joven mediocentro. En un equipo sin estabilidad, sin dirección clara y en plena caída hacia la Segunda División, Mario Martín disputó 30 partidos sin la estructura colectiva que potenciara sus virtudes. Aquella etapa, marcada más por la frustración que por el desarrollo, se convirtió en una prueba mental para el centrocampista. Era difícil destacar cuando casi nada funcionaba.
Pero el fútbol da segundas oportunidades, y Getafe ha sido su resurrección. Desde su llegada al Coliseum, Mario Martín ha encajado como si llevara años en el esquema de Bordalás. Ha pasado de sufrir a mandar, de remar a contracorriente a liderar el ritmo y la intensidad de un equipo donde el compromiso táctico y el músculo competitivo son irrenunciables.
Los números hablan: 11 partidos, 9 como titular y 2 goles —sus primeros como profesional— en un equipo que valora cada acción y cada metro ganado. Además, su transformación estadística confirma el cambio de registro: realiza 0,6 entradas menos por partido que el curso pasado, pero recupera un balón más por encuentro. Menos precipitación, más lectura. Menos correr por correr, más inteligencia para llegar antes. Un mediocentro que ahora decide, no solo responde.
Ese salto cualitativo tiene un nombre propio: José Bordalás. El técnico alicantino ha encontrado en Mario el perfil perfecto para su idea, y el futbolista ha encontrado en Bordalás el entrenador que necesitaba para crecer. Hoy es el primero en la presión, el termómetro del equipo, uno de los hombres que activan al Coliseum con su intensidad y su agresividad ordenada.
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Mario Martín es el espejo del proyecto azulón y un ejemplo de cómo un mal año no define una carrera. Lo que en Valladolid parecía un frenazo, en Getafe se ha convertido en impulso. Ha vuelto la confianza, ha vuelto el fútbol… y con él, la sensación de que estamos ante un centrocampista que tiene mucho más que decir en la élite. El Real Madrid sigue su evolución muy de cerca, y el Coliseum disfruta de su presente.
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