Marián Mouriño (I): “Si no apostábamos por Giráldez, se iba a ir”
La presidenta celeste repasa en AS su primer año al frente del conjunto olívico. Explica el fichaje de Benítez y la decisión de ascender a Claudio.
¿Recuerda su primera vez en Balaídos?
No me acuerdo muy bien del año, era muy pequeña, pero casi tengo más recuerdos de ir a A Madroa a ver los entrenamientos. Y después mi primera vez de mi época reciente cuando volví a España fue la primera cita con mi marido.
¿Cómo fue aquello?
Volví a España a hacer un Máster y allí conocí a Miguel. Éramos compañeros de Máster y me invitó a ir a Balaídos para ver aquel mítico encuentro contra la Juve.
Después llega su padre a la presidencia, ¿Cómo vivió ese proceso?
Lo vivimos con la ilusión que lo vivía él porque era el sueño de su vida. Vuelve a Vigo, vuelve al Celta y entra como consejero en la primera etapa para de repente convertirse en el presidente del club de su vida. Era su anhelo, aunque en la familia no lo entendíamos mucho porque mi padre no era una persona que le gustara mucho la foto ni el tema público ni las relaciones sociales. Se nos hacía raro que quisiera jugar ese papel cuando él siempre se había mostrado más reservado. Después fue una época muy dura porque hubo una crisis deportiva, social y económica. Fue un aprendizaje duro.
¿Cómo lo vivió usted desde la vertiente de empleada del Celta y, por otro lado, como hija?
Fueron momentos muy duros como hija porque veías que esa ilusión que él tenía se derrumbaba un poco y él hizo lo posible por salvar al club. Fueron decisiones muy difíciles a nivel familiar, a nivel patrimonial, a nivel económico... Remó muchísimo y nos tuvo ahí siempre. Desde dentro del club, para mí fue un aprendizaje que me enseñó a entender lo que era el Celta para la gente, lo que era un club de fútbol desde dentro y lo difícil que era gestionarlo. Para mí fue el verdadero Máster, aprendí mucho más ahí que en el Máster en el que conocí a Miguel.
¿En aquel momento usted se planteaba llegar a la presidencia?
Para nada. Nunca lo visualicé hace tantos años.
¿Cuándo empieza a visualizar esa posibilidad?
Cuando en la familia se abre el tema de la sucesión y de la reorganización de las empresas familiares, qué íbamos a hacer, mi vuelta a España... Yo nunca me desvinculé del Celta ni siquiera estando fuera, en mi casa el Celta es más que una religión. Empezamos a ver que teníamos que dar ese paso en la sucesión y a mí me ilusionaba ser yo.
¿Recuerda el día que exterioriza esa decisión?
Me acuerdo el día que lo hablamos, que estábamos mi hermano, mi padre y yo y empezamos a hablar del tema, cómo iba a ser, en qué tiempos, qué tan preparada me veían. Me decían que no me sintiera presionada por la familia y yo siempre dije que me ilusionaba muchísimo poder hacer en el Celta lo que yo sueño para el Celta.
¿Ocupar el sillón presidencial es como lo imaginaba?
A ver, yo lo viví mucho desde dentro. En los veranos en casa siempre estábamos atentos a los fichajes y él siempre nos ha consultado y ha hablado conmigo muchos temas. Hablaba con la familia en general, pero como sabía que yo conocía más el club, hablaba más conmigo. No hay nada que te impresione tanto, pero sí que en el palco es duro vivir un partido sin poder gesticular. Y luego en los momentos difíciles, cuando las decisiones ya son tuyas y la gente ya pone la confianza en ti para llevar a cabo el proyecto, sí que pesa mucho más la responsabilidad. Eso no te lo imaginas hasta que estás.
Hace un año que ocupa el cargo, pero empieza a ejercer al finalizar la anterior temporada y una de las primeras decisiones es fichar a Benítez. ¿No se plantearon que era un entrenador que no casa con la identidad del Celta?
Al final es una sucesión de decisiones. Acabamos la temporada de una manera agónica con esos dos goles de Veiga ante el Barça que certifica la permanencia, al día siguiente la dimisión de Antonio Chaves que deja el club y acelera todo el proceso de sucesión que no estaba justo para ese momento. Estábamos sin entrenador y con un asesor externo, como era Luís Campos, y lo único que quiero cuando empiezo a gestionar el club es hacer cosas que no se habían hecho antes. Habíamos apostado por muchos entrenadores en el club, pero no habíamos tenido un entrenador contrastado. Es verdad que yo no elijo a Rafa, lo ponen sobre la mesa que es la función de cualquier director deportivo, en este caso asesor deportivo. Cuando nos pusieron el nombre de Benítez sobre la mesa me generó mucha ilusión. La verdad es que no me metí en el tema del estilo de juego, confié que el asesor deportivo entiende que se adaptan al estilo y al club.
¿Repetiría hoy esa decisión?
A ver, yo creo que ahora mismo, como trabajo con Marco Garcés, que es totalmente diferente, nos costaría decidirnos por un entrenador tipo Rafa. Ahora entendemos mucho más que queremos y que representa la identidad del Celta. Esto hace año y medio no hubiera yo sido capaz de entenderlo como ahora, hace año y medio teníamos un asesor externo que llevaba tiempo trabajando en el club y piensas que esa es la mejor decisión. Ahora mismo, no te voy a decir que no hubiera fichado a Benítez, pero buscaría un tipo de entrenador que nos haga más jugar y entienda el proyecto de la cantera, por supuesto. Ahora sería otra decisión.
Dijo antes que la salida de Chaves aceleró todo el proceso. ¿No estaba pactado?
No tan pronto. No nos lo esperábamos para ese momento, estaba hablado para más adelante, después del mercado y con el equipo hecho. Era otro plan el que había marcado.
El día del Centenario hubo una convocatoria espontánea en Balaídos ante la falta de actos organizados por el club. ¿Ese momento fue un punto de inflexión para cambiar la relación con el aficionado?
Yo nunca perdí relación con las peñas desde que me fui, aunque me alejé un poco porque no estaba en el día a día y los que estaban aquí tenían que gestionar como ellos creyesen oportuno. Para mí era lo más importante porque yo empecé allí, en la oficina de abonados cuando no había opción online, y conocía las inquietudes de la gente. Es cierto que ese evento espontáneo super chulo que hacen te hace ver que tienes que mirarlos con cariño y entenderlos, pero era un plan que yo ya lo traía marcado desde hacía mucho tiempo.
¿Y tenía planeado que la conexión fuera tan inmediata?
La verdad es que no me lo esperaba tan pronto. Ha sido sorprendente, es alucinante ver cómo la gente quería un poco de cariño, de cercanía, de sentirse parte del club para darlo todo. Hemos conseguido rejuvenecer la grada muchísimo, con niños y niñas que quieren estar con nosotros, pero también con gente mayor. Ha sido todo muy rápido. El tema del himno del Centenario, se han tocado muchos puntos sensibles, exjugadores, acercar a todo el mundo y tratar las instituciones, esa paz social también ha gustado... Se han congeniado muchas cosas que venían en un plan, pero no me esperaba que fuera tan mágico.
Uno de esos puntos fue la llegada de Giráldez. Era una petición de la grada, pero a falta de diez jornadas y jugándose la permanencia lo habitual es apostar por un técnico más experimentado. ¿Tuvieron ese debate interno?
Para nosotros Claudio era un proyecto importante y no lo queríamos dejar ir. También es verdad que teníamos un contrato de larga duración con Benítez y era difícil retener a Giráldez, sabíamos que si no le dábamos la oportunidad, se iba a ir porque ya había tocado techo con el filial. Nosotros queríamos a Claudio en el club y a lo mejor no era el momento. Obviamente fue un debate que tuvimos y hablamos con mucha gente, con los capitanes, jugadores, exjugadores, otros clubes que apostaron por los de la cantera... Nunca hay una fórmula del éxito, pero cuanto más escuchas, más sensaciones te dan. Claudio era lo natural porque la gente lo quería, conocía a los jugadores y los capitanes de ese momento, sobre todo los de casa, no los extranjeros, lo conocían y lo querían. Tenía el respaldo de todo el mundo y Marco Garcés también lo vio así. Dentro de la dificultad, fue fácil.
¿Temen que en el futuro sea difícil retener a Giráldez?
Hay que ir viéndolo. El fútbol hoy te da y mañana te quita. Yo lo veo muy contento aquí, creo que él también fue valiente aceptando el reto y esa valentía se está viendo reflejada en los resultados. Se puede llegar a ir como cualquier jugador y como cualquier entrenador, pero está en casa y creo realmente que tendría que llegar algo muy importante para que abandonase el proyecto.
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