Maksimovic existe después de tres meses y medio

El nueve de noviembre del año pasado Nemanja Maksimovic jugó su último partido con la camiseta azulona hasta que el lunes saltara de nuevo al césped del Colilseum en el descanso del choque frente al Valencia. El serbio se marchó al Mundial de Qatar un par de días después de aquel partido en Almería y nadie podía imaginar lo que sucedería después. Tres meses y medio han tenido que pasar para que Maksimovic volviese a jugar con el Getafe. Con acierto y con el reconocimiento de la afición.

A la vuelta del Mundial, el centrocampista mostró su deseo de marcharse del club por motivos familiares. El Spartak de Moscú era su destino, pero no hubo una oferta que satisficiera al Getafe en un momento tan delicado de la temporada. Quique declaró en una rueda de prensa que “Maksimovic ha estado viniendo convocado, pero sin estar disponible”. El jugador quería forzar su salida y hasta el final del mercado invernal se vivió una situación surrealista. Una de las varias que avivaron el enfrentamiento del entrenador con la dirección deportiva. El lunes al fin se acabó el culebrón y las necesidades del equipo primaron por encima de todo lo demás.

Maksimovic se ha perdido un total de diez partidos; siete de liga y tres de Copa. Hasta el parón era un futbolista fundamental para Quique como antes lo fue para Bordalás y Míchel. El lunes volvió a ocupar el centro del campo junto a Mauro Arambarri, su pareja inseparable desde que llegara al Getafe en 2018. Una pareja de medios centros que ha sido parte fundamental en una de las fases más brillantes de la historia del club y que el lunes se reencontró. No coincidían en el terreno de juego desde el 18 de septiembre de 2022. La ausencia de uno, del otro o de ambos, ha tenido bastante que ver en los problemas estructurales del equipo en esta temporada. Desde el lunes, Quique y el Getafe tienen un problema menos.