Lunin, mano de santo
El ucranio enarbola la bandera de la reivindicación desde la lesión de Kepa, con actuaciones salvadoras ante Braga y Valencia. Ancelotti: “En la portería, siempre hay debate”.
¿Hay debate? “En la portería, siempre. Hay competencia y toca elegir. Uno puede pasar por un momento menos bueno y ahí debe estar el otro para suplirle”. Palabra de Ancelotti en la previa del Real Madrid-Valencia. Lunin (24 años) venía de lucirse ante el Braga. Kepa sintió molestias en el calentamiento y ahí estuvo Andriy. Casi sin tiempo para desentumirse mentalmente, delante de Djaló en el punto fatídico. Era el minuto 5 y su paradón con mano firme (el español pegó duro y abajo) evitó las curvas a un partido que terminaría cuesta abajo (3-0) y con otra manopla rocosa, en esta ocasión ante Abel Ruiz. Dos intervenciones de (mucho) mérito. Y ante el equipo che, de nuevo tuvo manos de santo.
Carvajal abrió el marcador antes de que el partido se desperezase (2′), pero si no es por Lunin, el 5-1 final no hubiera ido tan sobre ruedas. Hugo Duro se impuso a Alaba y Nacho y se quedo a pocos palmos de portería. Y ahí levantó un muro el de Krasnograd. Rápido de reacción y grande ocupando el espacio para empequeñecer el disparo a bocajarro del ariete. Instantes después, ganaría un segundo pulso, también a Hugo Duro, un mano donde el valencianista centró demasiado su definición y se topó con el 13 madridista. A la tercera, a pesar de rozar un nuevo milagro su némesis ucraniana, iría la vencida para el delantero che. Demasiado tarde. No lo hubiera sido en los dos primeros intentos. Pero ahí estaba Lunin, enarbolando la bandera de la reivindicación.
Y podría seguir haciéndolo. El parón juega en su contra, eso sí. Las tres semanas que Kepa estará fuera por su dolencia en el abductor derecho estarían cargados de partidos de no tratarse de fechas internacionales. Si el de Ondarroa siguiera una recuperación precisa, los 21 días se cumplen en el Real Madrid-Nápoles del día 29. El 26, el Madrid visita Cádiz. Todo queda supeditado al momento del regreso del internacional español. No obstante, Lunin puede tener los dos citados encuentros para seguir alimentando ese debate que “siempre está abierto”.
Trabajar en silencio
Si en el pasado no había mostrado suficiente solvencia como para convencer al equipo blanco de que un titular (Kepa), una vez lesionado Courtois, no era necesario, desde el fichaje del vasco se ha puesto el traje de luces cuando ha pisado el verde. Lunin disputó las dos primeras jornadas, ante Athletic y Almería. Una portería a cero en San Mamés (0-2) y un 1-3 en el Power Horse donde dijo hasta luego a la titularidad con hasta siete paradas. Luego llegaría el turno de Kepa, que lo ha monopolizado todo, con actuaciones más que solventes e in crescendo. Hasta el revés físico. Ahora han llegado las estupendas actuaciones contra el Braga y el Valencia de Andriy. “Siempre me siento bien, estoy en el mejor club del mundo. Todos me ayudan día a día, trabajo con los mejores”, dijo tras el 3-0 ante los Arzobispos. Sin sacar pecho, sólo centrado en el día a día.
Esa es, precisamente, la filosofía del guardameta. Trabajar en silencio. Lo hace en Valdebebas y lo hace en casa, donde invierte horas extra para estar preparado. Para cuando Kepa tenga un “momento menos bueno”, parafraseando a Ancelotti. La lesión del ondarrés ha sido ese trampolín. Lunin tiene contrato hasta el próximo 30 de junio y el pasado verano prefirió tirar de resiliencia en lugar de escuchar el consejo del club, que le invitó a buscar una salida. No lo hizo y ahora se encuentra con un escenario particular. “Si hay un club que le permita jugar, creo que nos iremos”, confesó su mujer Anastasia. Quizá a final de temporada, ese club no sea el Madrid, quizá, pero la misión de Lunin ahora es picar piedra para que en tres semanas, cuando Kepa vuelva al ruedo, Ancelotti no tenga claro si el uno será el 13 o el 25.
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