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REAL VALLADOLID

Lucas Olaza y la distancia del sueño

El lateral, que se quedó fuera de la lista de convocados por Uruguay para el Mundial, buscará volver con el Real Valladolid a su mejor nivel tras el parón.

24/10/22 ENTRENAMIENTO DEL VALLADOLID 
LUCAS OLAZA
SERGIO BORJADiarioAS

Los días previos al parón mundialístico debieron ser un torbellino de sensaciones para Lucas Olaza. El lateral del Real Valladolid vio inscrito su nombre en la prelista de 55 jugadores que podían viajar a Catar esbozada por Diego Alonso, quien finalmente no apostó por el blanquivioleta. No hay mal que por bien no venga, dicen, y es que, a cambio de perderse la cita con la ‘celeste’, el charrúa ha podido disfrutar durante el asueto de su reciente y estrenada paternidad.

Debido a esta, se perdió el último partido oficial, el debut copero en Copa del Rey en Ourense frente al Barbadás. De esta manera, su cuenta se detuvo en los nueve partidos jugados, en los que ha dispuesto de 638 minutos. Se quedó, así, a 122 minutos de los que jugó el año pasado antes de salir en el mercado de invierno con dirección a Elche, aunque con un mes menos de competición en esta ocasión. Quedó perfectamente claro, no obstante, que cuenta para Pacheta.

La posición de lateral izquierdo es, quizás, en la que mayor alternancia ha habido, con una predilección mayor por parte del técnico hacia Escudero, que contabiliza tres titularidades más (nueve frente a seis) y suma 74 minutos más... habiendo jugado también como lateral derecho. Todo después de un verano con dudas, resueltas por la intención de quedarse de Olaza, cuyo entorno recibió alguna que otra llamada informal, respondidas todas igual: no quería salir.

“Quería demostrar por qué llegué aquí. Quiero reivindicarme”, afirmó allá por septiembre, cuando explicó que si en enero el escenario fue diferente es porque “se habló de la selección uruguaya” y porque sabía que “en Segunda se hace más complicado estar en el seleccionado”. En esos meses en el Elche, sin embargo, tampoco encontró la continuidad deseada, pues apenas contabilizó 293 minutos en cinco apariciones, en las que estuvo lejos de su mayor nivel.

Así ha sido desde su llegada al Pucela hace cerca de dos años, cuando las ganas de reforzar otros puestos y la necesidad de liberar una plaza de extracomunitario para fichar provocó su salida del Celta, donde se había mostrado como un lateral solvente, uno de los que más de la ‘clase media’ de LaLiga. Ese buen hacer se vio con cuentagotas en sus primeros meses de blanquivioleta, decreciente a la par que el equipo se encaminaba hacia el descenso. Y, tras el parón, seguirá ntentando acortar la distancia del sueño. Aunque no sea de cara a un Mundial.