Los nuevos tesoros que esconde La Masia

La explosión de Gavi, Ansu, Balde, Lamine, Casadó, Fermín o Cubarsí en los últimos años ha permitido que el Barça vuelva a girar los ojos hacia su cantera. Esta temporada han debutado desconocidos como Sergi Domínguez (19 años), se ha vuelto a asomar por un momento Héctor Fort (18), y sólo la desgracia, esa maldita lesión de rodilla en Vallecas, ha impedido que se consolide Marc Bernal (17).

Como La Masia no para, es fácil pensar que esconde nuevos tesoros que irán asomando en 2025. Los hay de todos los colores. Por ejemplo, con apellido ilustre como Shane Kluivert (17 años), que llegó al Barça con nueve años y ha adoptado un perfil mucho más bajo que hace un tiempo en las redes sociales para intentar crecer, digamos, de manera anónima. Internacional Sub-18 con Holanda, suele jugar como extremo. Juega en el Juvenil B. Otro apellido ilustre en La Masia es Kourouma. Baba es el hermano de Ilaix, uno de los jugadores con más futuro y talento que ha salido de la cantera en los últimos años y que se fue mal. Nacido en 2009, hablan maravillas de Baba Kourouma. Polivalente (puede jugar de central o en el centro del campo), en el club azulgrana se mueven para que no haya un caso Ilaix porque, dicen quienes le ven con frecuencia, es un jugador con un futuro fabuloso. Con el precedente del hermano por delante, la FEF también quiere controlarlo para que no tome el camino de Ilaix, que decidió jugar con Guinea-Conakry.

Pero hay más. Hace tiempo que se habla y no se para de los primos Fernández Cansino, Guille y Toni. Tienen 16 años. Sus padres son hermanos. Sus madres, también. Criados entre Rubí y la Zona Franca, Guille es un centrocampista algo a contraestilo del Barça. Por un lado, tiene toque. Pero también es un llegador, capaz de hacer de box to box. Toni es un jugador de uno contra uno. Los dos jugaban en el Espanyol; pero el entonces entrenador del Alevín C del Barça, Dani Horcas, les vio jugar en un torneo benjamín y convenció al padre de Guillermo para llevárselo a La Masia.

De Andalucía llegó, con once años, Pedro Rodríguez. Granadino de Ogíjares, tiene toque, potencia y llegada. A punto de cumplir 17 años, el Barça lo ató este verano ante la insistencia de otros clubes europeos. Es una de las más firmes esperanzas para llegar al primer equipo. Pero no la única de una generación en la que también están el delantero Óscar Gistau y el extremo Sama Nokomo.

La lista se hace interminable y también incluye defensas. Nicolás Marcipar es un hispano-argentino nacido en Castelldefels, donde tantos años vivió Messi. Cumple 17 años en febrero y puede jugar de central y de lateral izquierdo. Álvaro Cortés es un central procedente del Zaragoza que lleva en las categorías inferiores del Barça desde 2024. Y con el primer equipo ya ha debutado Andrés Cuenca, ex del Sevilla de 17 años que puede jugar de central y lateral izquierdo. Suenan más nombres. Pedro Fernández, ‘Dro’,el enganche Juan Hernández, el lateral derecho Landry Farré, el extremo Arnau Pradas... Y hasta porteros, que empiezan a sonar porque están siempre en las listas o entrenamientos de Flick desde la lesión de Ter Stegen. Astralaga, Diego Kochen, Aron Yaakoshvili. Interminable Masia.

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